Indigo seguia sin ver el significado.

—Pero seguramente... —empezo.

—Encontramos esta cadena alrededor del cuello de Moia —la interrumpio el—. La estrangularon con ella. — Recupero el medallon, y miro apesadumbrado el rostro de Indigo—. No quiero creerlo. Pero tampoco puedo ignorar algo tan evidente.

Indigo no respondio. Veness tenia razon: era una prueba convincente. Sin embargo la idea de que Gordo hubiera matado a la muchacha que amaba no tenia logica. Es mas, no encajaba con la advertencia de la mujer misteriosa. Y la mujer misma... Indigo seguia sin poderse quitar de la cabeza la conviccion de que, viva o muerta, se trataba de Moia. Si era asi, solo ella podia revelar la identidad del asesino. Pero no lo hizo. En su lugar parecia estar tejiendo una compleja tela de arana de insinuaciones, medias verdades y advertencias. ?Por que? Un espiritu vengativo era precisamente eso: vengativo. ?Por que, entonces aquel rastro retorcido y desconcertante? Y el tigre de las nieves. No podia creer que aquella criatura, cuyo pelaje habia tocado y cuyo aliento habia sentido, fuera un espiritu. ?Que conexion podia existir entre ambos?

Volvio a mirar a Veness. Deseaba tanto contarle todo lo que sabia...: hablarle de la mujer, del tigre, del aviso. Pero era el aviso precisamente lo que se lo impedia. No podia estar segura de el, no importaba lo que le dijera el corazon. No se atrevia a revelar su secreto. Por fin dijo, apartando de si

el impulso: —Y en cuanto al primo de tu padre: Olyn. ?Crees que sabe la verdad?

—Si Gordo regreso a el en busca de refugio, si —repuso Veness—. Ojala sea asi, por su bien. Olyn es un hombre honrado; no apoyaria a un asesino ni siquiera a su propio hijo. Si Gordo se lo ha confesado, nos ayudara a que se haga justicia. —Le dirigio una rapida y entristecida mirada—. Es nuestra unica esperanza, Indigo. Es la unica forma de impedir que mi padre arroje la maldicion sobre todos nosotros.

Hizo restallar las riendas de nuevo, lanzando un fuerte grito para animar a los caballos a ir aun mas deprisa, Indigo se encorvo, sujetandose con fuerza a la barra cuando la troika empezo a balancearse y dar saltos. Penso en Kinter, cabalgando a tanta velocidad como podia llevarlo el caballo en direccion a la granja, y rezo en silencio para que llegara a tiempo. Habia minimizado su discusion con Reif, y ahora temia que hubiera sido un terrible error no haber advertido a Kinter el estado de animo de Reif. La idea de que a lo mejor tendria que enfrentarse con algo mas que la locura del conde Bray le helo la sangre.

El bosque era una masa borrosa situada junto a ellos cuyas sombras se alargaban a medida que el corto dia declinaba. El sol, enorme y rojo, colgaba justo por encima de las copas de los arboles, y mientras lo miraba, Indigo se dio cuenta de que el intenso azul del cielo empezaba a tornarse de un uniforme y amenazador color blancuzco. El viento tambien cambiaba, girando hacia el norte; su voz se alzaba, compitiendo con el ruido del trineo, y al mismo tiempo que recibia la confirmacion de Grimya, supo lo que presagiaba.

«Es el gran viento del norte», dijo Grimya. «Viene otra ventisca.»

Un aire helado se introdujo en la garganta de Indigo cuando se inclino para tirar del brazo de Veness.

—?Veness! —Indico en direccion al sol.

—Lo se; ?lo he visto! —El viento cada vez mas potente se llevo las palabras de Veness—. ?Lo esperabamos; es un milagro que no haya llegado antes!

—?Cuanto falta para que empiece a nevar?

—Tres horas mas o menos, diria yo. ?Probablemente se nos vendra encima con la llegada de la noche! —Le dirigio una mirada rapida y angustiada—. ?Tendremos el tiempo justo de llegar a casa, si no encontramos problemas en la de Olyn!

La casa de Olyn Bray aparecio ante ellos media hora mas tarde. Mas pequena y modesta que la granja del conde, se recortaba desolada contra un cielo encapotado con las tonalidades moradas de la tormenta que se aproximaba. Dos hombres que conducian un pequeno grupo de caballos hacia el refugio del establo se detuvieron para mirar cuando la troika paso a toda velocidad por su lado, pero el patio situado frente a la casa estaba desierto. Los caballos se detuvieron patinando ligeramente; el vaho de su aliento se mezclo con el que se elevaba del pelaje. Veness salto del trineo y corrio hacia la puerta principal. Una campanilla pendia sobre el dintel; tiro con fuerza de la cuerda y la campanilla dejo oir su potente voz. Indigo y Grimya se apresuraban a reunirse con el, cuando la puerta se abrio violentamente.

El hombre que aparecio en el umbral era mas alto y delgado que el conde Bray, pero el parecido de familia era inconfundible. Olyn contemplo a su visitante... y sus ojos se volvieron de un gris apagado.

—?Que quieres? —Le espeto las palabras como un perro hubiera podido ladrarlas pero, bajo su hostilidad, habia un atisbo de cautela.

—Primo. —Veness sostuvo la mirada de Olyn; su voz era firme y decidida—. He venido en son de paz y solo con la mejor de las intenciones. No hay tiempo para otra cosa que no sea trato directo entre nosotros... Tengo que encontrar a Gordo.

Los musculos de la mandibula y cuello de Olyn se tensaron pero aparte de eso no demostro ninguna otra reaccion externa. Solo su mirada se traslado por un instante mas alla de Veness e Indigo hacia el patio, como si esperara ver a alguien (o algo) detras de ellos.

—Gordo no esta aqui —repuso con brusquedad—. ?No ha estado aqui desde hace un mes o mas, como sabes muy bien aunque te niegues a admitirlo! Y no tengo la menor idea de donde esta.

Veness sostuvo su fria mirada con firmeza.

—Primo, te pido perdon por dudar de tu palabra, pero debo suplicartelo: si sabes algo, o puedes hacer alguna conjetura, que...

—?Me llamas mentiroso? —lo interrumpio Olyn.

—?No! ?No es eso..., pero no hay tiempo que perder! Y esto es demasiado serio para cualquier cosa que no sea la verdad. —Aspiro con fuerza—. Olyn, Moia esta muerta. Encontraron su cadaver en el bosque anoche. La asesinaron.

Olyn estaba visiblemente conmocionado e Indigo vio la desesperacion pintada en los ojos de Veness al comprender que el otro no fingia. No lo sabia. Y eso solo podia significar que Gordo no habia regresado a casa.

—Asesinada... —dijo Olyn por fin, con voz temblorosa—. Pero ella... ellos eran... —Se interrumpio, trago saliva—. ?Quien? ?Quien la mato? ?Como sucedio?

Veness saco la cadena de oro del bolsillo. Se la mostro sobre la palma abierta de la mano, y pregunto en voz baja:

—Este es vuestro emblema, ?no?

—?Que? —Olyn miro fijamente el medallon—. ?Si! —Entonces sus ojos se abrieron de par en par—. ?Por la Madre, es el de Gordo; la misma cadena que le regale en la ultima fiesta del solsticio de invierno! —De repente, horrorizado, extendio la mano y sujeto a Veness por el brazo—. ?Donde lo encontraste? ?Que le ha sucedido a mi hijo?

—Lo encontramos alrededor del cuello de Moia —respondio Veness sombrio—. La estrangularon con ella.

—?Que? —Olyn palidecio, luego enrojecio de furor al comprender lo que Veness queria dar a entender—. ?Que intentas decir?

—Lo siento, pero solo podemos suponer que...

—?No podeis suponer nada! ?Estas tan loco como tu padre? ?Crees por un solo momento que mi hijo puede haber asesinado a esa muchacha? —Su pecho se agito convulsivamente, como si luchara por llevar aire a sus pulmones—. Maldito seas, el la amaba, y con el amor de un muchacho, ?no con el encaprichamiento egoista de un viejo estupido! Y ahora haz el favor de no acusarlo de algo tan horrendo... — Empezo a temblar—. ?Escupo sobre tu repugnante acusacion! ?Estas loco, estas ciego? ?No puedes ver lo evidente cuando lo tienes delante de los ojos? ?Quienquiera que matara a Moia probablemente tambien haya matado a mi hijo! —Sus dedos se hundieron como garras en la carne de Veness—. ?Donde se la encontro? ?Habeis registrado la zona? Gordo puede estar ahi; ?puede estar muerto, tambien! ?Habeis mirado..., habeis...? —Y de improviso, antes de que Veness pudiera responder, se detuvo, y una horrible certidumbre aparecio en sus ojos—. ?Por la Diosa de la Tierra, tu padre..., tu maldito, condenado padre...!

—No —interpuso Veness rapidamente—. ?No fue mi padre, Olyn! Te lo juro...

—?Lo juras? —Dolor, amargura y furia se entremezclaron en la salvaje respuesta de Olyn—. ?Y que vale tu palabra? Maldito seas, eres su hijo... ?Su sangre corre por tus venas! ?Confiaria tanto en tu palabra como en la de un weyer!

Вы читаете Troika
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату