Los labios de Veness palidecieron.

—?Sea como sea, no altera la verdad! —Dio un paso atras desasiendose de la mano de Olyn que le sujetaba el brazo—. Creo que Gordo esta vivo aun. Quiero encontrarlo; y si te queda algo de sentido comun, me ayudaras... ?por su bien!

A punto de lanzar una nueva diatriba, Olyn vacilo.

—?De que estas hablando?

—Creo que sabes muy bien de que estoy hablando. Sabes lo que ha estado sucediendo en la granja de mi padre: sabes lo que la perdida de Moia le ha hecho. Si se entera de esto...

—?Se lo diras?

—No, maldita sea..., ?por quien me tomas? ?Pero no se le podra ocultar eternamente! Una palabra equivocada, un desliz, y lo descubrira. Y cuando lo haga, se obsesionara con una sola cosa: ?encontrar a Gordo y vengarse!

Olyn palidecio.

—El escudo y el hacha...

—Exactamente. Ya no tendra nada que perder. Y no se si tendremos la fuerza necesaria para impedir que los utilice. ?Olyn, si quieres a tu hijo, tienes que ayudarnos a encontrarlo antes de que mi padre se entere de la muerte de Moia!

Indigo oyo el fuerte silbido de Olyn cuando este aspiro con violencia. Por un momento parecio que la suplica de Veness hubiera abierto una brecha en la barrera de su hostilidad, pero, de improviso, sus ojos se entrecerraron.

—No —dijo con aspereza—, no creo nada de esto... y no conseguiras mi ayuda. Dame esa cadena. ?Damela! —Veness se la entrego y Olyn la contemplo fijamente. Cuando volvio a levantar los ojos y hablar, su voz habia adoptado un tono agresivo y desafiante—: ?Me estas mintiendo! —Su mano se cerro con fuerza sobre el medallon—. ?Cuando le robaste esto a mi hijo? ?Antes de que huyera con esa pobre criatura, y la apartara de tu monstruoso padre? ?Es eso? ?Ah, si; empiezo a comprender ahora! ?No habeis encontrado el cuerpo de Moia..., no habeis encontrado nada! Es una estratagema. ?Ese loco intenta averiguar donde esta Gordo, y ha enviado a uno de sus perros amaestrados para que me cuente un monton de mentiras con la esperanza de que conseguira enganarme y delatare a mi hijo!

El rostro de Veness estaba mortalmente palido.

—?Maldito seas, eso no es cierto!

—?Oh, pero yo creo que si lo es!

Olyn volvio la cabeza por encima del hombro y grito un nombre. En algun lugar de la casa un perro empezo a ladrar; se escucharon pies que corrian, y segundos mas tarde dos hombres fornidos, cada uno llevando uno de los pequenos arcos tipicos de El Reducto, surgieron entre las sombras del vestibulo para colocarse uno a cada lado de su senor. Grimya gruno, Indigo la sujeto rapidamente por el pelaje del cuello no fuera a hacer un movimiento mas agresivo. Los ojos frios de Olyn se posaron brevemente en la loba y en Indigo, como si hubiera olvidado por completo su presencia. Luego, con una mueca de desden, las dejo de lado como carentes de importancia, y volvio a mirar a

Veness.

—Llevate a tu furcia y a tu animal y vete de mi granja. —Su voz era fria y controlada—. Si tu, tu padre o cualquiera de su maldita progenie pone los pies aqui de nuevo, mis hombres les dispararan apenas los vean... y dispararan a matar. ?Me explico?

—Olyn, escuchame...

—?No! —Olyn hizo un violento gesto con una mano, y los dos hombres que tenia al lado alzaron sus arcos y apuntaron—. ?Fuera! ?Vete ya!

Por un instante Indigo penso que Veness iba a atacar al anciano, y dio un paso adelante, sujetandole el brazo.

—?Veness, no!

Sus musculos se agarrotaron bajo la presion de su mano y volvio la cabeza para mirarla. Luego, sin decir nada, dio media vuelta y regreso a la troika. Indigo y Grimya corrieron tras el, saltaron a la troika por la parte trasera mientras Veness desataba las riendas y hacia girar a los caballos. En la casa el perro seguia ladrando; los hombres de Olyn dieron intencionados pasos hacia adelante, apuntando a Veness con sus arcos, mientras Olyn permanecia inmovil en la puerta, contemplandolos con ojos llenos de odio. Algo pequeno y frio golpeo la mejilla de Indigo. Levanto los ojos, y vio que empezaba a nevar. El cielo estaba encapotado y amenazador, de un blanco sucio como el vientre de un pescado muerto. Entonces la troika empezo a moverse, los patines siseaban mientras los caballos la hacian describir un circulo cerrado. De improviso Veness lanzo un fuerte grito, haciendo chasquear las riendas con fuerza sobre los lomos de los animales. Estos se lanzaron hacia adelante con sorprendidos relinchos, y la troika salio balanceandose del patio y se alejo por la nieve dejando atras la lugubre casa.

Indigo y Veness no intercambiaron una sola palabra durante el viaje de vuelta. Veness hizo correr a los caballos al maximo en medio de la nevada cada vez mas fuerte y, mientras se sujetaba cenuda a la barra con una mano y apretaba a Grimya contra ella con la otra, Indigo ardia de colera ante la cabezoneria de Olyn, y de miedo ante lo que los aguardaba. Rezo fervientemente para que Reif hubiera actuado con sentido comun; para que Kinter, el y los otros hubieran conseguido apaciguar al conde Bray y evitar el desastre. Y, mirando de reojo el rostro tenso, duro y torturado de Veness, sintio una pena tremenda por su situacion y una compasion que le destrozaba el alma. Pero no podia expresar sus sentimientos. No habia palabras que no resultasen lastimosamente inadecuadas, y permanecio callada mientras avanzaban a toda velocidad.

La tenue luz diurna empezaba a desaparecer cuando la casa con su conjunto de dependencias aparecio ante ellos a traves de la cortina de nieve. Los caballos cruzaron el arco entre resoplidos y relinchos, sus cascos repiqueteaban sobre las losas del patio... Y cuando la troika se detuvo tras describir un circulo, Indigo oyo el ruido por primera vez.

—Los perros... —Volvio la cabeza bruscamente, mirando a Veness, asustada.

Como todos los habitantes de El Reducto que precisaban viajar en pleno invierno, los Bray poseian una jauria de perros para tirar de los trineos durante las peores nevadas. Segun Grimya, que los miraba con tolerante desden, los perros eran animales estupidos, basicamente de buen corazon: pero estos no presagiaban nada bueno, los ladridos y gemidos histericos resonaban en las perreras. Grimya echo las orejas hacia atras, mientras sus ojos centelleaban rojos en la penumbra; los caballos agitaron las cabezas y caracolearon inquietos. Veness se puso en pie en el pescante.

—Que demonios... —Hizo intencion de bajar, pero Indigo lo sujeto por el brazo. Habia visto algo, una figura oscura, borrosa, inmovil, junto a la puerta del establo, y senalo hacia alli.

—Alli..., mira. ?Que es?

Veness fruncio el entrecejo, inquieto.

—No lo se... ?Ah, quietos, vamos! —exclamo al ver que los caballos, resoplando, empezaban a patear de nuevo—. Algo los asusta. Sera mejor que los calme antes de que se desboquen. —El trineo dio un bandazo cuando el animal que iba en cabeza intento retroceder. Veness salto, corriendo a sujetar las cabezas de los animales. Mientras intentaba tranquilizarlos, Indigo corrio al establo a investigar la forma inmovil y oscura.

Lo primero que vio fue la sangre y eso la hizo detenerse en seco. Una enorme mancha oscura se extendia desde la puerta del establo y atravesaba el patio de losas, pasando de un rojo amarronado a un obsceno tono rosa alli donde la nieve empezaba a diluirla. Grimya lanzo un grunido ronco, Indigo aspiro con fuerza para calmar los acelerados latidos de su corazon y avanzo en direccion al establo. La nieve se estrellaba contra su rostro, medio cegandola, de modo que hasta que no estuvo encima de la carniceria no se dio cuenta de que se trataba.

Habia un caballo muerto en la puerta. Tenia la cabeza casi separada del cuerpo a causa de lo que parecia un sinfin de hachazos que habian convertido sus cuartos delanteros en un caos de carne desgarrada y huesos astillados. Desplomado sobre su lomo empapado de sangre habia una masa horrible, semidescuartizada, apenas reconocible como los restos de un hombre. Y cuando Indigo levanto los ojos, su cerebro paralizado por el espectaculo, incapaz de toda reaccion, vio un segundo cuerpo humano encajado en la puerta, un brazo extendido y la mano crispada como si pidiera ayuda en silencio.

Abrio la boca. Intento llamar a Veness, pero no salio ningun sonido. Sentia una terrible sensacion de nausea

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