caballo, con la instintiva sabiduria de sus ancestros criados en aquellas tierras, forrajeaba y comia bien.
A lo largo del camino habia algunos poblados, caserios mas que ciudades, que habian crecido con los anos para satisfacer las necesidades de aquellos que realizaban las migraciones de primavera y otono entre el interior y la costa. Y entre pueblo y pueblo habia alguna que otra granja donde el viajero podia comprar o trocar comida fresca, y donde siempre se agradecian noticias de Mull Barya. Cada vez que se detenian en uno de tales lugares, Indigo sacaba la piedra-iman de su escondrijo y contemplaba de nuevo el tembloroso punto
Cambiaron de mes y la luna empezo a menguar, cediendo el cielo nocturno a la luz de estrellas desconocidas. Tambien cambiaba el paisaje; no habian encontrado ningun lugar habitado desde hacia cinco dias, y el terreno que las rodeaba era un caos salvaje y desierto de rios, lagos y colinas, con zonas de oscuros bosques que bordeaban el horizonte. Y entonces, un dia helado y deslumbrante, mientras el sol se ponia,
Aquella indicacion y la palabra de
La ventisca cayo aullando sobre ellas un poco antes de la medianoche y siguio bramando durante todo el dia y la noche siguientes. El descanso resultaba imposible bajo el rugido del viento, Indigo repartio su tiempo entre luchar con los elementos de cuando en cuando para asegurarse de que el caballo estaba a salvo —sujeto en una zona resguardada lejos del limite del bosque, parecia el menos inquieto de los tres—, y acurrucarse en el interior de la tienda con
Entumecida y aterida de frio, las manos y los pies sin tacto a pesar de las botas y guantes forrados de piel, Indigo se arrastro fuera de la tienda justo cuando las primeras sombras alargadas se proyectaban sobre el suelo. Su intencion era encender fuego y preparar algo caliente para combatir el paralizante frio interior. Pero lo que vio al salir la hizo detenerse en seco y observar a su alrededor con contrariada sorpresa.
El mundo fuera de la tienda era irreconocible. Donde antes estaba el espejo helado del lago, la carretera y algunas matas aun visibles bajo la nevada anterior no tan espesa, ahora no habia nada excepto una uniforme y reluciente alfombra blanca, Indigo parpadeo y sacudio la cabeza cuando la inmaculada blancura de la nieve distorsiono por completo su sentido de la perspectiva. ?Donde
Se volvio con rapidez para contemplar los arboles. Al parecer el bosque resulto una barrera bastante fuerte contra la ventisca ya que, aparte de una fina capa de nieve sobre su cara norte, la tienda estaba incolume, y pudo ver al caballo, resguardado del frio por la gruesa manta y las polainas de cintas que Pitter habia facilitado, pateando el suelo con los cascos y hociqueando desconsolado entre la maleza. Flexiono los dedos para intentar reanimarlos y luego escarbo en la nieve que rodeaba la tienda. Descubrio que tenia un espesor de solo dos centimetros. Habian sobrevivido a la ventisca sin sufrir ningun dano. Pero ?se atreverian a continuar adelante por aquel terreno alterado y peligroso?
Llamo a
—Ja...mas habia vi... visto una nevada asi —anuncio solemne—. Ni siquiera en los in...viernos mas frrrios. ?Donde esta la car...retera? ?Y el lago?
—Es imposible saberlo. Y no me gustaria correr el riesgo de intentar localizarlos, —Indigo se
puso en pie—. Encendere fuego y comeremos algo, luego debemos decidir que hacer.
—Ire de caza.
Desaparecio entre los arboles, un fantasma gris en medio dejas largas sombras de la manana. Mientras estuvo fuera; Indigo preparo el fuego y cocino un pure bien caliente con sus provisiones de harina de avena para darselo al caballo. Mientras el animal comia,
No merecia la pena siquiera intentar encontrar otra vez la carretera. La capa de nieve era demasiado gruesa, y mas valia arriesgarse a perderse por completo que caer en un ventisquero oculto. Volvio la cabeza observando la hilera de arboles y preguntandose hasta donde llegaria el bosque. Podian seguir su linde y sentirse bastante seguras de pisar terreno firme. Si llegaban al limite dejarian que el aspecto del terreno decidiera su siguiente movimiento. Al menos seria una especie de avance. Y ademas —de momento— el dia era soleado y claro, sin que amenazaran mas tormentas.
No obstante,
—El viento del norte viene de nuevo. Lo huelo. Pronto volvera a nevar.
Indigo la miro, repentinamente alarmada.
—?Estas segura?
—Del todo. Estara aqui antes de que anochezca. Lo mas sssensato es que empecemos a pen...sar donde refu...giarnos.
Indigo volvio la cabeza para examinar el bosque. Por el sol juzgo que debia de ser una o dos horas pasado el mediodia y, durante algun tiempo, su camino a lo largo del borde del bosque habia ido desviandose poco a poco, sin que cupiera la menor duda, hacia el oeste. Es decir, a menos que corrigieran el rumbo, no tardarian en haber completado un ancho circulo para encontrarse otra vez en el lugar donde habian acampado. Tiro de las riendas, detuvo su montura y miro en direccion norte. Un vacio llano y blanco se extendia ante ella hasta donde alcanzaba la vista, y, como para confirmar lo que
Podian refugiarse en el bosque. Pero aquella ventisca no seria la ultima, y no podian ocultarse entre los arboles eternamente. En algun momento