planeada, con tormentas o sin ellas.

Sus ojos se volvieron otra vez hacia Grimya.

—?Has dicho antes de que anochezca?

—Eso crrre...o.

Indigo intento recordar el mapa, que habia estudiado algun tiempo en el campamento anterior durante lo peor de la ventisca. Si no recordaba mal, el lago situado junto al bosque era uno de los tres que alimentaba un rio subterraneo y, justo un poco mas alla del tercero, existia una granja de considerable tamano. Si consiguieran encontrar el camino de regreso a los lagos, seguramente seria posible que consiguieran llegar a aquella granja antes de que la tormenta se les viniera encima.

Transmitio sus reflexiones a Grimya, y la loba meneo la cabeza vacilante.

—Depende de lo rapido que podamos encontrar el lago —dijo—. Puede que haya nieve tan abundan...te que el caballo no pu... pueda seguir. Pero yo puedo ir delante y lo... localizar cualquier peligro que nos ace...che.

Indigo volvio a mirar en direccion al sol. Tenian tres horas —quiza cuatro, pero era mejor mostrarse pesimista— antes de que oscureciera. La precision de los finisimos sentidos de Grimya era fiable. Asi pues, tenian tres horas para encontrar aquel lugar habitado. Tendria que ser suficiente. El intervalo entre la ventisca que se acercaba y la que la seguiria seria probablemente mas reducido...

—Si —dijo a Grimya—. Ve delante. Creo que debemos arriesgarnos.

Un nuevo soplo de aire helado le azoto el rostro mientras la loba se alejaba saltando sobre la nieve, lejos de los arboles. La muchacha hizo girar la cabeza del caballo y lo condujo con mucho cuidado en la direccion que habia tomado Grimya. Casi al momento el animal se hundio hasta las rodillas en la nieve, pero ella lo obligo a seguir, animandolo con un chasqueo de la lengua y palabras carinosas, al tiempo que daba las gracias en silencio a Pitter por haberle vendido una montura tan bien dispuesta.

El trayecto se convirtio en un avance lento y tambaleante que en varias ocasiones estuvo a punto de lanzar a Indigo e su silla cuando socavones que habian soportado el peso mas ligero de Grimya cedian bajo los cascos menos seguros del caballo. Las violentas rafagas de aire aumentaban poco a poco en frecuencia e intensidad, amenazando con fundirse en un vendaval continuado. Le parecio oir a lo lejos — aunque podia tratarse de su sobreexcitada imaginacion— el fino gemido de la galerna que se acercaba. Pero de repente su atencion se vio desviada por un ladrido, y vio que Grimya venia corriendo hacia ellos, la cola bien enhiesta.

—?In...digo! ?He encontrado el lago!

El caballo se asusto y estuvo a punto de perder el equilibrio cuando la loba dio un salto a su lado, pero Grimya estaba demasiado nerviosa para darse cuenta.

—?Por aqui! —exclamo—. ?No hay agujeros profundos... Vamos!

Indigo acorto las riendas y espoleo al caballo hacia adelante una vez mas. Y de repente lo vio, el revelador brillo liso del hielo alli donde el viento habia barrido las capas de nieve que lo cubrian.

—Escarbe para averiguar donde empezaba el hielo —le conto Grimya—. No tiene por que haber ningun agujero a la orilla del lago... Si yo voy delante y tu me si... sigues, seguro que iremos de prisa y sin de... masiados problemas.

Se pusieron en marcha por el hielo. Grimya abria la marcha, olfateaba y aranaba la nieve para asegurarse de que seguian junto a la orilla. Al caballo no le gustaba el hielo que tenia bajo los cascos, pero siguio adelante estoicamente, aunque sus pasos eran ahora vacilantes y avanzaba mas despacio. El viento se tornaba cada vez mas fuerte; las rafagas dispersas se habian convertido en un constante soplo del norte que azotaba las mejillas de Indigo y hacia que su dentadura y los huesos de detras de las orejas le dolieran. Se subio la capucha de piel del abrigo pero el viento la volvio a echar atras de inmediato y, despues de intentarlo tres veces consecutivas, acabo dandose por vencida, apreto los labios con fuerza y entrecerro los ojos para protegerlos de las rafagas heladas. Podia distinguir las nubes que se iban acumulando en forma de abanico en el horizonte delante de ella, y se pregunto por un instante si su decision de seguir adelante no habria sido un error imperdonable. Grimya estaba cada vez mas nerviosa a medida que el caballo, incapaz de seguir su paso, iba quedandose poco a poco atras. La loba se detenia a cada momento ahora, volvia la cabeza y escarbaba la nieve, intranquila, Indigo intento obligar a su montura a ir mas deprisa, al tiempo que esperaba que no resbalase y se cayese.

Cuando llegaron al final del lago, los primeros copos empezaban a caer describiendo espirales, Indigo detuvo al caballo y espero mientras Grimya rastreaba. No sabian si aquel era el segundo o el tercero y ultimo de los lagos consecutivos —Indigo rezo en temeroso silencio para que no fuera el primero de ellos— y su animo se vino abajo cuando su mente recibio el mensaje de Grimya.

«He encontrado una corriente de agua. Eso significa que tiene que haber otro lago despues de este.» Se produjo un silencio; la loba no queria decir con palabras lo que las dos pensaban.

«Debe de ser el ultimo», transmitio Indigo como respuesta, con mas seguridad de la que en realidad sentia. «Sigue adelante, Grimya. A ver si lo encuentras.»

La nieve espesaba, atrayendo su mirada de tal forma que le parecia contemplar un vortice. De momento caia con bastante suavidad, pero sabia que aquello no duraria mucho y espoleo los ijares del caballo con los talones, obligandolo a emprender de mala gana un arriesgado trote. Grimya, que estaba a unos cien metros de distancia olfateando el suelo, le grito de repente:

«?Aqui! ?El hielo se hace mas ancho..., hay otro lago!»

«?Recemos a la Madre Todopoderosa para que sea el ultimo!», repuso Indigo. «Si...» Se interrumpio al ver que Grimya se habia puesto en tension y miraba hacia el noroeste, las orejas bien erguidas y echadas hacia adelante. «?Grimya? ?Que sucede?»

La loba le lanzo una rapida e inquieta mirada.

«Algo se acerca», respondio.

«?Que?» Indigo intento mirar, pero la nieve se arremolinaba ante sus ojos.

«Caballos, creo. Y algo mas. No... se lo que es. Nunca habia oido este sonido.»

Y entonces, tambien Indigo lo oyo. El sonido de algo que se acercaba rapidamente, con un tronar sordo. Y — le resulto dificil dar credito a sus oidos, pero no podia pensar en otra cosa— tintineo de campanillas.

Una violenta rafaga de nieve la obligo a volver la cabeza a un lado. Cuando hubo pasado y pudo mirar otra vez, vio una mancha en movimiento sobre el terreno blanco que se empinaba desde el lago. Y de repente otro sonido se mezclo con el ruido de algo que se arrastraba y las campanillas: una ronca pero inconfundible risa humana.

La troika surgio entre la nieve como una aparicion. Los tres caballos robustos y peludos iban sujetos uno detras del otro; el elevado morro del trineo se alzaba detras de ellos. Grimya gruno y se encogio asustada cuando el trineo giro describiendo un arco; entonces una voz masculina grito:

—?Soooo! ?Deteneos, estupidos bastardos!

Nuevas risas surgieron de la troika mientras esta se detenia.

El caballo de Indigo lanzo un largo y estremecido relincho que podria haber sido un saludo o un desafio; el caballo guia del trineo respondio con otro relincho y golpeo los cascos contra el suelo levantando una nube de nieve. Los cuatro hombres cubiertos de pieles que se amontonaban en la troika la miraron con incredulidad desde los cien metros que los separaban de ella, Indigo, en un repentino impulso premonitorio, se llevo la mano a la espalda para coger su ballesta. Luego se detuvo. Los hombres le sonreian, pero la potente nevada le enturbiaba la vista y le resultaba imposible interpretar sus sonrisas.

Estallo entonces una voz:

—Me parece imposible de creer. ?Aqui, en medio de ninguna parte, y totalmente sola!

Sus palabras surgieron con cierta dificultad. Alguien lanzo un grito de jubilo que se convirtio en hipo.

—A lo mejor es un weyer.

—?No! Ningun weyer viene a esconderse por aqui. Ademas, por lo que se ve esta en plena posesion de sus facultades. —La sonrisa se convirtio en una expresion lasciva y rapaz—, ?Todas!

Grimya se acerco corriendo, con el vientre pegado al suelo, hasta donde estaba Indigo.

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