de el, un estremecimiento recorrio al felino mientras lanzaba de nuevo su debil grito de dolor.

La mujer se puso en pie... Luego giro la cabeza, volviendose en direccion al corazon del bosque. Fue un movimiento tan rapido que parecio como si hubiese oido y reaccionado ante algo inaudible para otros oidos. Durante un instante permanecio inmovil, en suspenso. Despues se volvio otra vez hacia el tigre y lo contemplo unos momentos.

—Adios, companero orgulloso y valiente. Gracias por todo lo que hiciste. —Sus ojos se desviaron hacia Indigo y Grimya—. Y adios tambien a vosotras, queridas amigas. ?Ojala encontreis vuestra paz mas deprisa de lo que yo he encontrado la mia!

Se volvio de nuevo de cara al bosque. Su figura se desvanecia, observo de repente Indigo; como un espejismo, como la bruma bajo el sol otonal... Intento llamarla y entonces recordo que jamas habia sabido su nombre.

La imagen de la mujer parpadeo, se convirtio en un simple contorno dibujado en la boveda del bosque. Y desaparecio.

Indigo se llevo los nudillos apretados a la boca, sin darse cuenta de que mordia a traves del guante, sin darse cuenta de las lagrimas que intentaban brotar de sus ojos para congelarse sobre pestanas y mejillas. Ni siquiera podia decir por que queria llorar: carecia de sentido, era estupido, la mujer no habia significado nada para ella y, a decir verdad, fue ella indirectamente y sin proponerselo, el artifice de todo el dolor y la. pena que rodeaban la casa de los Bray. Sin embargo, Indigo sentia su perdida; la sentia de una forma aguda como una cuchillada ya que, tal y como el desdichado espiritu le habia recordado, ambas eran en muchos aspectos muy parecidas.

Algo la toco en el pecho, justo en el corazon, y un aliento calido se alzo para cosquillearle el rostro. Salio de su trance con un sobresalto y bajo la mirada. El tigre habia avanzado silenciosamente hasta ella y la miraba con ardientes ojos dorados en los que la tristeza y la pena se fundian con una profunda comprension, Indigo extendio las manos. Su temor era algo pasado y olvidado: ahora sabia —y el conocimiento ardia como un fuego inextinguible— que aquella terrible y magnifica criatura era un amigo verdadero. El tigre hundio la cabeza (la cabeza cuyos colmillos podian matar con un mordisco) entre sus brazos y contra su cuerpo. Su poderoso ronroneo vibro desde su garganta penetrando en ella y atravesandola.

A su lado escucho a Grimya que emitia un suave gemido. El tigre parpadeo y se volvio para mirar a la loba, empequenecida por su mole, con una mirada llena de comprension. La cola de Grimya se agito indecisa, entonces Indigo percibio el vehemente calido torrente de su efecto cuando alzo el hocico y lamio el rostro del tigre.

De pronto el enorme felino se puso en tension. Alzo la cabeza veloz, y las orejas se irguieron hacia adelante con un rapido movimiento mientras sus ojos se clavaban en un punto situado mas alla del claro en direccion al limite del bosque. Momentos mas tarde, Indigo tambien lo oyo; el lejano sonido de ladridos de perros y gritos de hombres.

«?Los rastreadores!» Grimya giro en redondo; cada uno de sus musculos estaba en tension. «?Estan aqui, vienen en esta direccion!»

La mente de Indigo se vio sumida de momento en la confusion. Reif y los otros... Los habia olvidado por completo; lo habia olvidado todo excepto el nitido y terrible encuentro con el demonio. Ahora, no obstante, el recuerdo de todo lo demas la golpeo como un maremoto. Veness; dolor y miedo y un terrible arrebato de amor la inundo tras el primer sobresalto. ?Como estaria Veness? ?Habrian encontrado los rastreadores a Moia, al conde Bray y a Gordo? ?Sabrian lo sucedido?

El tigre mostro los colmillos y lanzo un grunido sordo. No era un desafio ni una amenaza; el grunido transmitia simplemente: «Estos no son de mi especie». Retrocedio dos pasos, se volvio con agilidad y echo a correr.

—?Espera! —lo llamo Indigo—. No te vayas..., espera; quedate, por favor...

Pero los arboles situados al otro extremo del claro se estremecieron por unos segundos al ver desplazadas sus ramas por algo veloz y agil. El tigre desaparecio.

—Se ha ido...

Indigo se quedo contemplando estupidamente el lugar por donde habia desaparecido el tigre. Grimya tuvo que morder y tirar del borde de su abrigo para conseguir que volviera a la realidad.

—?Indigo, estan ahi! —En su ansiedad, Grimya se dirigia a ella en voz alta—. ?Reif! ?Los otros hombres! ?Debemos ir a su encuentro... rrrapido, o nos quedaremos atrrras!

Habia tanto que contar a Reif y a Veness...; tantas noticias que llevar a la granja... Sin embargo una parte de Indigo no queria abandonar ese lugar. La marcha del tigre le habia producido una profunda pena y se aferraba todavia a la esperanza de que pudiera regresar.

«No regresara.» Grimya cambio a la comunicacion telepatica, y su voz sono entristecida en la mente de Indigo. «El mundo de los hombres se esta imponiendo aqui, y no es su mundo. El tigre siente que no tiene un lugar entre los hombres y, por lo tanto, ha regresado a sus dominios. Debemos aceptarlo por mucho que nos entristezca.»

Tenia razon; ningun razonamiento humano conseguiria persuadir al animal para que regresara. Debian cortar los vinculos: su propio mundo las llamaba, de la misma forma que la naturaleza salvaje del tigre de las nieves lo habia atraido de regreso a su callada existencia en el bosque; de todas formas Indigo deseo haber tenido tiempo para poderse despedir.

Grimya corrio hasta el extremo del claro, volvio la cabeza y la llamo:

—Tenemos que irnos, Indigo. Tenemos que encon... encontrarlos.

—Si. Si; ya voy.

Miro una vez mas en direccion al corazon del bosque, pero no se veia el menor movimiento entre las apinadas ramas ni un destello rojo dorado entre las sombras. Para sus adentros, en silencio y con fervor, musito: «gracias». Luego se dio la vuelta y corrio a reunirse con Grimya para abandonar con ella el bosque y descender apresuradamente por la colina nevada al encuentro del equipo de salvamento.

CAPITULO 20

Una hora mas tarde, el trineo de perros del equipo de salvamento, con Indigo y Grimya a bordo, llegaba a la granja en medio de una polvareda de nieve y un tumulto de ladridos excitados. Cuando se detuvo con un ligero patinazo en medio del patio desierto, Indigo salto fuera de el, mas agradecida de lo que habia imaginado posible porque el viaje hubiera terminado por fin. Estaba agotada, mareada por el hambre, le dolia terriblemente todo el cuerpo y lo unico que deseaba era un bano caliente, una comida caliente, y la posibilidad de descansar.

Ante su sorpresa, Reif no se encontraba entre los miembros del grupo cuando Grimya y ella salieron del bosque en su busca. El jefe del equipo, un ganadero moreno a quien no conocia, dijo que un pequeno problema en la granja habia requerido la atencion de Reif en el ultimo minuto y que este planeaba seguirlos con un segundo grupo mas tarde. No dio demasiados detalles pero, despues de encontrar el cuerpo del conde Bray y ver el espeluznante espectaculo de los restos de Moia atados a la estaca, estaba mucho mas ansioso por saber lo que tenia que contar Indigo. Esta le relato todo lo que juzgo creible y luego condujo a sus companeros y a el al interior del bosque para que vieran por si mismos el cadaver de Kinter; el resto del relato, no obstante, lo guardaria para los oidos de Veness y Reif nada mas.

El trineo se balanceo cuando ella salto, pero nadie salio de la casa para darles la bienvenida y el ganadero gruno disgustado.

—Reif debe de haber salido ya —dijo—. Esperaba regresar a tiempo de evitarlo. —Grito a los perros que se estuvieran callados, y empezo a desatar los arreos mientras los ladridos se apagaban—. Lo mejor sera que entre y averigue en que direccion se fue... Un caballo puede avanzar ahora con esta nieve; enviaremos un jinete a buscarlo.

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