—Te mueves por un terreno dificil y peligroso, Indigo —dijo al fin—. He sido elegida para servir a la Dama Ancestral, y, al recusarme a mi, recusas tambien a nuestra senora. Te lo advierto: ten cuidado, o puedes encontrarte con que tu tiempo de estancia en este mundo finalice antes de lo que esperabas.

—?Es una amenaza, Uluye? —Indigo permanecio totalmente inmovil.

—No es una amenaza, es una profecia. Predecir el futuro no es competencia tan solo del oraculo, y yo conozco la forma de ser de la Dama Ancestral mucho mejor que tu. —Dio un paso al frente, extendio la mano y sujeto a Indigo del brazo—. Puede que seas el oraculo escogido por la senora, pero eres tanto su servidora como todas nosotras.

Indigo intento soltar su brazo, pero Uluye la retuvo con fuerza. Grimya se adelanto, con un grunido formandose en su garganta; Indigo la contuvo rapidamente con un mensaje mental. Habia conseguido penetrar la barrera de Uluye, aunque en una forma que no habia esperado, y no queria perder su ventaja ahora. La sacerdotisa no le haria dano; no le parecio que la mujer estuviera enojada siquiera. Si algo estaba, era asustada.

—Mi lealtad esta solo con una diosa —le dijo Indigo con una calma glacial—.

Y esa diosa es la Madre Tierra.

—No —nego Uluye—. Sirves a la Dama Ancestral. Ella te ha escogido, y te gobierna, de la misma forma en que gobierna a todos nosotros.

De improviso Indigo experimento una terrible sensacion de deja vu. Su propia declaracion, la energica respuesta a Uluye... Habia escuchado tales palabras con anterioridad, habia discutido con alguien, renido de la misma forma. ?Cuando y donde? ?No lo recordaba!

Te he escogido, y no tienes otra eleccion mas que obedecerme... mano de la sacerdotisa se cerro de pronto con mas fuerza alrededor de su brazo. ?Que? ?Que es?

Por espacio de unos segundos, la escena ante los ojos Indigo desaparecio. Luego recupero los sentidos y se encontro contemplando con ojos nublados el rostro avido y sorprendido de la sacerdotisa. ?Te esta hablando? — quiso saber Uluye, jadeante—.

Dime, dime.

Antes de que Indigo pudiera responder o protestar, Grimya salto grunendo sobre la sacerdotisa y le hizo perder el equilibrio. Uluye retrocedio tambaleante y la loba se impuso entre las dos mujeres, con la cabeza gacha, mostrando los colmillos

—?No, Grimya! —Indigo habia recuperado la compostura externa, aunque se sentia sobrecogida—. No quiere hacerme dano.

La loba se tranquilizo un poco, aunque con el pelaje todavia erizado, y por encima de su cabeza Uluye miro Indigo a los ojos, vacilante. —?Comprende tu propia lengua...?

—Si. —Indigo regreso al idioma de los habitantes de la isla Tenebrosa—. No atacara a menos que crea que quiera hacerme dano.

Los ojos de la mujer se entrecerraron y volvio a arrugar la frente. Subitamente, Indigo comprendio que Uluye no se atreveria a hacerle dano, a pesar de cualquier animosidad que pudiera albergar —y eso seguia siendo un misterio—, pues creia en su diosa de forma tan inquebrantable como Indigo creia en la Madre Tierra, y tambien creia que la Dama Ancestral habia escogido a la muchacha como avatar.

—Vino a ti —dijo la sacerdotisa—. Solo un instante, pero vino. Lo se; percibi su presencia. —Habia una nota peculiarmente defensiva en su voz que Indigo no habia escuchado antes; luego, de repente, su tono de voz volvio a cambiar y regreso la antigua arrogancia—: ?Que te ha comunicado? ?Insisto en que me lo digas! Soy su Suma Sacerdotisa. ?Debo saberlo!

La colera de Indigo volvio a despertarse. Algo acababa de suceder; era muy consciente de ello, pero habia venido y se habia ido con tanta rapidez que no le queda mas que el recuerdo de una momentanea perdida del conocimiento, nada mas. Y el interrogatorio de Uluye no consiguio mas que aumentar su enojo. Estaba mas que harta de esta arrogante y autoritaria tirana.

—?No te lo puedo decir, porque no lo se! —Sostuvo la desafiante mirada de la mujer con firmeza—. A menos que poseas el poder de ahondar en mi cerebro y descubrir la verdad por ti misma, ?no puedo ayudarte! —Y, antes dique Uluye pudiera contestar, se alejo por la plaza a gran des zancadas.

—?Espera!

Algo en el tono de Uluye —?una nota de suplica?— hizo que Indigo se detuviera para mirar atras. La Suma Sacerdotisa no la habia seguido sino que permanecia muy erguida sobre la arena. Por su expresion, la muchacha supo al instante que la mujer no poseia tal poder de adivinacion y eso la enojaba.

—?Que? —pregunto Indigo con tono indiferente.

Uluye se aproximo, pero con cautela, manteniendose a prudente distancia.

—Hay algo que no funciona —declaro con brusquedad La Dama Ancestral te ha hablado, y sin embargo eres capaz de decirme lo que te ha dicho. Esto no habia sucedido jamas. Intenta recordar. ?Tienes que intentarlo!

—Maldita seas, Uluye —estallo Indigo—, ?por que tipo de criatura retrasada me tomas? ?Crees acaso que juego contigo? ?Piensas que encuentro algun perverso placer en ocultar la verdad? Te aseguro que no hago tal cosa. Me gusta esto tanto como a ti; y, por encima de todo, no gusta la idea de que alguien se apodere de mi mente pia utilice para algo que no puedo ni interpretar, mucho menos controlar. Si alguien esta jugando aqui, Uluye, es preciosa Dama Ancestral... ?asi que sera mejor que te dirijas a ella en busca de respuestas, no a mi! Esta vez, cuando Uluye la llamo, Indigo hizo caso omiso de sus furiosos requerimientos para que regresara. Echa una furia, se alejo a un paso tan rapido que Grimya tuvo que correr para alcanzarla... hasta que, al no mirar a donde iba, la muchacha choco con alguien, apenas risible en la neblina, que se cruzo en su camino. — ?Perdon, Indigo! —Yima, la hija de Uluye, realizo un esto de disculpa y luego se detuvo, compungida, al ver el rostro de Indigo—. ?Sucede alguna cosa? ?Puedo yo...?

—Yima... —Unos rapidos pasos apenas audibles anunciaron la llegada de Uluye, quien se coloco frente a Indigo como si quisiera excluirla de la vista de su hija, a la que dedico una severa mirada. Su voz era cortante mientras se esforzaba por reprimir sus sentimientos—. Te has levantado muy temprano. ?Donde has estado? Yima palidecio ligeramente ante el tono de voz y mostro un punado de raices recien desenterradas. —Shalune me pidio que recogiera un poco de irro, madre. Dijo que hay que cogerlo durante la hora que precede al amanecer.

Parecia sin aliento. Uluye continuo escudrinando su rostro durante unos instantes; luego, satisfecha al parecer, asintio con un rapido gesto. —Llevalas a la ciudadela.

—Si, madre. —Yima parecio quitarse un peso de encina al verse despedida y se alejo a toda prisa. Cuando hubo desaparecido, Indigo y Uluye permanecieron inmoviles sobre la arena. La involuntaria intervencion de Yima habia suavizado su enfrentamiento y ahora se encontraban mas tranquilas, aunque seguian sin estar muy seguras la una de la otra y tan desconfiadas como dos gatas que se cruzan en los limites de sus respectivos territorios. Finalmente, viendo que Indigo no estaba dispuesta a ser la primera en hablar, Uluye rompio el silencio.

—Algo esta sucediendo aqui que considero que ninguna de las dos esta en posicion de comprender —declaro con cautela—. Debo meditar sobre ello, y buscar una solucion. —Su antigua reserva volvio a aparecer, tornandose distante y friamente ceremoniosa—. Consultare con mis sacerdotisas de mas edad y te hare saber el resultado de nuestras deliberaciones.

—Como quieras —respondio Indigo con suavidad. El explosivo ataque se habia esfumado y su colera se habia apaciguado; descubrio un destello de incertidumbre en los ojos de Uluye y, por un momento, casi sintio compasion de ella.

—Sera mejor que regreses a tu aposento ahora. Es hora de comer.

Grimya, detras de ellas, miraba por encima del hombro en direccion al lago. El amanecer habia hecho acto de presencia, la neblina se evaporaba y, junto al lago, la estructura de madera con la mujer muerta atada a ella era claramente visible, Indigo leyo lo que estaba en la mente de la loba y recordo la forma en que se habia iniciado su enfrentamiento con Uluye. ?Habia sido realmente un enfrentamiento? Ahora ya no estaba segura.

—?Que pa... sara con ella? —inquirio, indicando el armazon a la orilla del agua.

—No es digna de ser entregada al lago —respondio Uluye, encogiendose de hombros— la Dama Ancestral no quiere servidores como ella. Los hushu vendran a buscar el cuerpo en su momento. Esta noche, quiza manana por la noche. No hay nada mas que tengamos que hacer. —Se volvio para mirar a Indigo a la cara y, tal y como habia hecho Yima, realizo el acostumbrado gesto de saludo, aunque por su forma de realizarlo no

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