podian distinguir dos figuras encorvadas junto al agua, que avanzaban desde el bosque en direccion a la arenosa plazoleta que se extendia al pie del zigurat. El cadaver de la asesina seguia junto al lago colgado de la estructura de madera, lo que hizo que Indigo se preguntara si estos visitantes furtivos no serian quiza parientes de la difunta, que venian a llevarse el cuerpo y a proporcionarle el debil consuelo de un entierro decente. Pero entonces Grimya gruno de improviso, y Shalune tiro con fuerza del brazo de Indigo.

—Regresa al interior de la cueva. —Tenia los ojos clavados en la plaza y su susurro sono gutural y apremiante—. Rapido y en silencio.

—?Por que? —Indigo estaba desconcertada—. ?Quienes son?

Hushu. Deprisa... Si nos ven sera un mal presagio.

Grimya, con todo el pelaje erizado, se habia escabullido ya al interior de la cueva, y Shalune impelio a Indigo con firmeza detras de la cortina. Mientras la tela estampada volvia a cubrir la entrada, Indigo miro a la gruesa sacerdotisa y vio que su rostro estaba rigido por la tension. El sudor le perlaba la frente y brillaba en diminutas gotitas sobre su labio superior.

—Shalune, ?por que estas tan asustada? —inquirio—. Estos hushu... ?que son? ?Fantasmas, espiritus?

—No son espiritus —respondio ella con una mueca—. Si fueran espiritus..., si tuvieran espiritus... no tendriamos nada que temer. —Los negros ojos se movieron en direccion a la cortina—. Los hushu son muertos cuyas almas han muerto tambien o han sido devoradas. La Dama Ancestral los ha arrojado fuera de su reino y por ese motivo deambulan por los bosques y se alimentan de los vivos siempre que pueden.

—?Se alimentan de los vivos? —Indigo estaba horrorizada. Shalune sonrio, aunque la sonrisa fue una palida sombra sin gracia de su acostumbrada mueca risuena.

—?Oh, si! Los hushu odian a los vivos; los vivos poseen almas y eso es lo que los hushu desean mas que nada. Desean morir, porque es la unica forma de liberarse de su semiexistencia. Pero, sin almas, no pueden morir realmente, de la misma forma que tampoco pueden estar vivos. Estan obligados a permanecer para siempre en el limbo, y lo saben, de modo que se vengan siempre que pueden de Otros mas afortunados que ellos, Indigo volvio a dirigir una rapida mirada a la cortina. —La mujer de ahi afuera. ?Se..., se la comeran? —No. No comen carne muerta —respondio Shalune, cuya expresion se torno aun mas sombria—. Han venido a darle la bienvenida y a llevarsela con ellos. —Sostuvo : la mirada de Indigo con cierta reluctancia—. Ella ya no tiene alma ahora, ?sabes? Sus victimas se comieron el alma cuando la mataron, asi que tambien ella se transformara en hushu. —Se encogio de hombros—. Es lo que ha decretado la Dama Ancestral.

Indigo permanecio en silencio unos instantes. Luego, de improviso, extendio la mano en direccion a la cortina y empezo a retirarla.

Shalune y Grimya protestaron a la vez, Grimya gimoteando al tiempo que proyectaba una advertencia silenciosa y Shalune en un estilo mas vociferante. — ?Indigo! ?Que crees que haces? —Apaga las lamparas. —La voz de Indigo era dura—. Quiero verlo por mi misma. —?Es peligroso! Si te vieran...

—No miraran hacia arriba si no hay una luz que atraiga su atencion. Por favor, Shalune, haz lo que te pido. Apaga las lamparas.

Murmurando entre dientes, la sacerdotisa cruzo la habitacion, y a poco se escucho un suave chisporroteo procedente de las dos lamparas, que fueron perdiendo intensidad para acabar por extinguirse, Indigo aguardo hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad; entonces echo hacia atras la cortina lo

suficiente para poder mirar al exterior y al pie del farallon.

Los dos hushu habian llegado hasta el armazon de madera y trabajaban en el, luchando por deshacer las ligaduras que sujetaban el cadaver. Sus movimientos eran rigidos y curiosamente irregulares, a menudo uno u otro interrumpia la tarea para permanecer totalmente inmovil durante uno o dos segundos, como si el deteriorado cerebro de su momificada cabeza intentara recordar cual era el siguiente paso.

Indigo siguio observandolos, llena de repugnancia y a la vez hipnotizada por su presencia, hasta que, en medio de un repentino frenesi de actividad, las ultimas ligaduras se soltaron. El cuerpo de la asesina se desplomo sobre el suelo y los dos hushu saltaron al momento sobre el. Grimya, que se habia negado a mirar la escena pero recibia imagenes telepaticas de Indigo, lloriqueo y retrocedio aun mas al interior de la cueva, con la cola entre las patas. Shalune dedico a la loba una sombria mirada de comprension. —Grimya es mas inteligente que nosotras — comento—. Sabe que no deberiamos estar mirando esto.

Indigo no le hizo caso. Un hushu habia cogido los brazos de la mujer, mientras que el otro le sujetaba las piernas; entre ambos la extendieron sobre la arena, brazos y piernas estirados, y se agacharon sobre ella con una obscena ansiedad, Indigo no pudo verlo con claridad, pero le parecio como si uno de ellos hubiera acercado el rostro al del cadaver y soplara en la desencajada boca. De pie junto a ella, Shalune volvio a sisear y murmuro un conjuro contra las fuerzas del mal. Y entonces a Indigo se le puso la carne de gallina cuando muy despacio, de forma espasmodica, los miembros de la asesina empezaron a moverse por si solos y esta se incorporo en el suelo. Su cabeza giro, balanceandose sobre el cercenado soporte de su cuello, y los dos hushu empezaron a realizar cabriolas mientras agarraban al cadaver por los brazos y tiraban de el hasta ponerlo en pie. La mujer se bamboleo y avanzo tambaleante como un borracho sujeta por las dos aterradoras criaturas, pero estas tiraron de ella a un lado y a otro, empujandola, obligandola a andar en circulos hasta que sus piernas recuperaron algo parecido a la coordinacion y consiguio mantenerse en pie sin ayuda. En una ocasion, la mujer miro en direccion al lago y alzo un brazo como si quisiera alcanzar el agua, pero al ver su gesto los hushu la zarandearon con violencia y la golpearon repetidas veces hasta que, obligada a obedecer, se dio la vuelta de mala gana y las tres deformes figuras se alejaron por fin en direccion al bosque.

Shalune dejo escapar un suspiro largo tiempo contenido y retrocedio. Se disponia a encender de nuevo las lamparas, pero Indigo, al escuchar sus movimientos, la atajo diciendo:

—No. Dejalas, Shalune. Veo perfectamente a la luz de la luna.

Shalune se detuvo y la miro llena de inquietud. —?Estas segura? La luz resultaria reconfortante. —No lo dudo.

Los tres tambaleantes zombis habian llegado ya a los arboles y se perdian en la oscuridad. Durante un minuto o mas, Indigo continuo con la mirada clavada en la noche; al cabo dejo caer la cortina y se dio la vuelta.

—Ese... —La voz le temblo; recupero el dominio de si misma y volvio a empezar—. Ese destino... ?es lo que la Dama Ancestral decreto para ella?

Shalune se encogio de hombros una vez mas y asintio con la cabeza.

Indigo la miro fijamente. Queria expresar todo lo que pensaba en aquellos momentos, queria lanzar las palabras como un guante de desafio y decir: «?Como podeis afirmar que un final tan obsceno y repugnante es la voluntad de una diosa? ?Que clase de monstruo es vuestra deidad?». Pero, al contemplar a Shalune, el impulso retador se fue desvaneciendo. No obtendria respuestas con sentido. Al igual que Uluye —al igual que todas ellas— la gruesa sacerdotisa aceptaba la palabra de la Dama Ancestral como ley inmutable, y ningun razonamiento la persuadiria de lo contrario. ?Por que tenia que hacerlo? Las sacerdotisas habian cumplido la voluntad de la Dama Ancestral durante generaciones y generaciones, y pensar que una recien llegada pudiera esperar conseguir que pusieran en duda esta voluntad era una presuncion soberana y estupida. Diosa o demonio, fuera lo que fuera la Dama Ancestral, eran sus esclavas.

Shalune empezaba a sentirse incomoda bajo el pensativo y silencioso escrutinio de la muchacha. Habia algo en aquella mirada que no podia interpretar y que la inquietaba; sintio de improviso que lo mas discreto seria marcharse.

—Tengo que irme —anuncio—. Es tarde.

Los ojos de Indigo cambiaron de punto de mira. Hundio los hombros ligeramente de una forma que podria haber dado a entender una simple relajacion o una sensacion de derrota.

—Desde luego —respondio con voz uniforme—. Lamento haberte entretenido tanto rato.

Sintiendose en una situacion embarazosa, Shalune empezo a dirigirse a la entrada.

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