—Hare que Inuss cuide de ella. Pero, si despierta, quiero verla al instante.

—Si, si —concedio Uluye con un gesto impaciente de Una de sus manos—. No pierdas tiempo. ?! Sin dedicar siquiera una mirada a Grimya, abandono la cueva a grandes zancadas, dejando a Shalune que la siguiera. Grimya lanzo un ganido ahogado, cuando vio que la gruesa sacerdotisa se disponia a abandonar la habitacion. Shalune se detuvo y volvio la cabeza.

—Se encuentra bien ahora, Grimya —dijo con dulzura—. ? Inuss es una buena curandera. Sabra si soy necesaria y mandara a buscarme.

Grimya reprimio un nuevo ganido, y Shalune sonrio, pensando —no por primera vez— que la loba parecia poseer un misterioso poder de comprension. Luego, tambien ella se marcho, dejando a Grimya sola con Indigo.

La loba se acerco despacio al lecho y contemplo a su amiga un buen rato. Tal y como habia dicho la sacerdotisa, Indigo parecia dormir de forma tranquila y natural, pero la loba estaba muy inquieta. Habia visto los ojos de Indigo cuando esta los abrio, antes de que Uluye se in dinara sobre ella y la ocultara a sus ojos. Habia visto el destello plateado. Y el color plata, como Grimya sabia muy bien, era la senal de la presencia de Nemesis.

Sonaron pasos en el exterior, y la cortina se hizo a un lado una vez mas para dejar entrar a Inuss, una joven sacerdotisa a quien Shalune adiestraba en las artes curativas. Inuss vio a Grimya y le dedico una debil sonrisa.

—?Chisst! ?Que haces aqui? —Poseia una agradable voz ronca que a Grimya le resultaba a la vez calmante y tranquilizadora—. Tu duena duerme ahora. Tu tambien deberias dormir, ?eh?

Resignandose, la loba se encamino al otro extremo de la cueva, donde se dejo caer en el suelo con el hocico sobre las patas delanteras. Inuss dedico una rapida mirada a Indigo para convencerse de que todo iba bien, y se acomodo en una silla. Habia traido su sistro con ella; coloco el instrumento sobre su regazo y empezo a murmurar lo que Grimya penso que eran unas plegarias, agitando el sistro de vez en cuando a modo de acompanamiento. El sordo zumbido de su voz resultaba soporifico; la loba parpadeo y, con un bostezo, cambio a una posicion mas comoda.

Al poco rato, tambien ella dormia.

CAPITULO 11

Los aposentos de Uluye se encontraban en el segundo nivel de la ciudadela. Tal y como correspondia a la Suma Sacerdotisa del culto, la cueva en la que se alojaba era mayor que las demas a excepcion de la del oraculo, y su entrada se adornaba con simbolos y sigilos tallados en la piedra. Shalune echo una ojeada a estos adornos mientras se acercaba a la cueva, y leyo los familiares mensajes que, al igual que en la cueva del oraculo un nivel mas arriba, proclamaban sacrosantos el lugar y a su ocupante y prohibian la entrada a personas no autorizadas. La sacerdotisa arrugo el labio superior en una apenas perceptible mueca despectiva ante la arrogancia de Uluye al colocarse al mismo nivel que el oraculo, y, haciendo caso omiso del protocolo que la obligaba a solicitar mansamente autorizacion para entrar, aparto a un lado la cortina y penetro en el interior.

Uluye la esperaba sentada en un sillon lleno de adornos... y, detras de ella, con los musculos de la cara rigidos y los ojos llenos de desdicha, se encontraba Yima. Shalune supo al instante el significado de la presencia de la joven alli, y se le cayo el alma a los pies. Desvio los ojos para evitar la mirada implorante que le dirigia Yima desde detras de su madre, y realizo una precipitada reverencia. — ?Como esta? —Los ojos de Uluye relucian en la relativa penumbra de la cueva. —Durmiendo, como antes. No creo que despierte hasta pasado un buen rato, pero he ordenado a Inuss que me avise si se produce algun cambio. —Uluye no le habia ofrecido asiento, pero Shalune se sento de todas formas.

Uluye cruzo las manos con un gesto lento y deliberado.

—He contado a Yima el mensaje que nos ha transmitido la Dama Ancestral — dijo, y sus ojos se clavaron atentamente en los de Shalune—. Tambien tu, supongo, oiste las palabras del oraculo...

—Si —respondio la mujer, teniendo buen cuidado de no mirar a Yima—. Las oi.

—No puede haber la menor duda sobre lo que quiere de nosotras la Dama Ancestral —siguio Uluye—. Asi pues, no debemos perder tiempo, Shalune. La ceremonia de iniciacion de Yima debe celebrarse lo antes posible.

Shalune se contemplo las manos que tenia apoyadas sobre las rodillas durante unos segundos, sin decir nada.

—Ya veo —dijo al fin levantando la mirada—. ?Estas segura, Uluye? ?Segura, quiero decir, de que Yima esta preparada? —Ahora si que se atrevio a dirigir una mirada a la joven, pero fue muy breve y sin revelar nada.

—Aunque no estuviera muy segura..., y me permito dar por sentado que conozco lo suficiente a mi propia hija, esta claro que la Dama Ancestral si lo esta. ?Puedes acaso poner en duda su mensaje? —Uluye sonreia con total confianza en si misma.

—No —se vio obligada a admitir Shalune; podia desear que el oraculo no

hubiese hablado, pero no podia dudar de su validez ni dar a sus palabras ninguna otra interpretacion—. No puedo.

—Entonces ?debo entender que no tienes ninguna objecion? —Su tono de voz sugeria que cualquier disension no seria bien recibida.

Shalune no podia disimular sin despertar sospechas, y eso era algo a lo que no se podia arriesgar. Intentando mantener una voz ecuanime, respondio:

—Ninguna en absoluto.

—Me alegro de oirlo. Bien; la luna esta en cuarto menguante, y desde luego esto no resulta propicio, pero la llegada de la luna nueva coincidira con un momento de augurios favorables. Realizare las adivinaciones pertinentes y, si todo va bien, la ceremonia se celebrara la primera noche despues de la luna negra.

Por fortuna, Uluye estaba demasiado absorta en sus propios pensamientos para oir la exclamacion ahogada de Yima. Shalune lanzo a la muchacha una furiosa mirada de advertencia y dijo con cautela:

—?La primera noche despues de la luna negra? Esto es muy precipitado, Uluye.

—?Intentas decirme que no eres capaz de efectuar los preparativos a tiempo?

—No, no. Ese no es el problema. Pensaba en Indigo. Yima puede que este preparada, pero ?lo estara Indigo?

—Su unica obligacion sera actuar como escolta de Yima; no tiene que hacer nada mas. Ademas —un pequeno gesto subrepticio transmitio una clara advertencia a Shalune para que hablara con cuidado en presencia de Yima—, estoy segura de que no tengo que recordarte nuestra reciente discusion, en especial en vista de lo sucedido esta manana.

Asi pues habia decidido poner a prueba a Indigo. Shalune no se sorprendio, aunque no le gustaba lo mas minimo la perspectiva. Se paso la lengua por los labios.

—No me gusta, Uluye; no tan pronto. Apenas si hemos tenido tiempo de emitir un juicio...

—Eso ya no viene al caso. La Dama Ancestral nos ha dado a conocer sus deseos, y es nuestro deber obedecer. Sera ella el juez de Indigo. Esa es su voluntad; eso ha quedado claro.

Uluye se puso en pie bruscamente, como una clara indicacion de que habia dado sus instrucciones y por lo tanto consideraba improcedente seguir discutiendo el tema.

—Se convocara una asamblea de todas las sacerdotisas esta misma tarde y en su transcurso informare a la ciudadela de mi decision. Entretanto, te dejo a ti el informar a Indigo y detallarle todo lo que tendra que hacer. Si desea hacerme alguna pregunta, estare a su disposicion.

Se trataba de una despedida, y no habia nada que Shalune pudiera decir. Se despidio, hizo una reverencia y abandono la cueva. Salio al abrasador calor y resplandor del sol, y empezo a recorrer el saliente rocoso; a mitad de camino se detuvo y levanto la vista hacia el nivel mas alto del sistema de cuevas. Sentia el impulso de correr escalera arriba hasta la cueva de Indigo, reunirse con Inuss y hablar con ella de inmediato, pero un instinto mas profundo la advertia que no se precipitara. Debia tomar las cosas con calma para pensar con claridad y logica antes

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