deseaba que viera. Y Grimya estaba segura de que, sucediera lo que sucediera en la ceremonia de iniciacion, la noche de hoy no iba ser el final de todo ello.
Indigo habia saltado ya de la cama y estaba agachada junto al hogar, sirviendose una copa de agua de una jarra. El agua estaba rancia e hizo una mueca al percibir su sabor, pero vacio la copa, la dejo a un lado y luego vertio mas agua en un cuenco y empezo a lavarse la cara. Grimya la observo inquieta. Penso en Uluye sola en el templo situado sobre sus cabezas. Penso en la furtiva visita de Shalune al bosque para encontrarse con Tiam. Penso en Yima y en la otra participante desconocida: «ella», ninguna otra identidad, solo «ella». Algo no iba bien; lo sabia con la misma certeza con que sabia que el sol salia cada manana. Y, al igual que el olor a cazadores en el viento, Grimya olfateaba peligro.
Hablo tan de improviso que Indigo dio un respingo, —Indigo, he tomado una decision. Cuando va... vayas a la ce... remonia esta noche, cuando bajes por este Pozo, ire contigo.
—Grimya, no puedes, —Indigo parpadeo nerviosa—. Ya lo sabes.
—Yo no... no lo ssse. No quie... quiero que vayas alli sola.
—No estare sola. Shalune y Yima estaran conmigo. No hay nada que temer, de verdad que no.
Pero si lo sabia. El hocico de Grimya se estremecio.
—?Indigo, por favor, essscuchame! Hay algo que no me gusta en esto, algo malo. ?No ssse lo que es, pero tengo una terrible sensacion sobre ello! Sha... lune...
—Shalune no tiene la menor intencion de hacerme dano. —Malinterpretando lo que Grimya habia estado a punto de decir, Indigo la interrumpio antes de que pudiera explicarse. Entonces, viendo la lastimera mirada de la loba, su voz se suavizo y, volviendose hacia ella, le sujeto el hocico con dulzura entre ambas manos—: Dulce Grimya, es muy sencillo. No puedes venir conmigo. Uluye no lo permitira, y no estoy en situacion de discutir con ella. Comprendo tus temores, y me conmueve tu preocupacion, pero te lo digo con sinceridad: no creo que vaya a correr ningun peligro. —Arrugo el entrecejo de improviso, y por un instante su expresion se volvio retraida—. No se por que estoy tan segura de eso. No tiene sentido a la vista de todo lo que hemos dicho y todo lo que sospechamos sobre la Dama Ancestral. Pero sin saber por que estoy segura, Grimya. Totalmente.
Grimya comprendio que esto era algo por completo diferente. Preocupada por sus propias dudas, habia olvidado lo que habia en el fondo de toda esta cuestion: no Shalune, ni Yima o Tiam, sino la Dama Ancestral... o lo que fuera que habitaba alla abajo en el mundo desconocido del fondo del Pozo y hablaba en nombre de la Dama Ancestral. Era aqui, segun cualquier razonamiento normal, donde se encontraba el peligro, si es que existia un peligro, pues este era el demonio al que los habia conducido la piedra-iman de Indigo.
Pese a ello, no estaba convencida. Fuera cual fuera el peligro que pudiera significar la Dama Ancestral, la loba tenia el presentimiento de que Indigo estaba a punto de enfrentarse con una amenaza mayor, una sobre la que el demonio no ejercia ninguna influencia. Pero ?como podia explicar tal sensacion a la muchacha? No tenia pruebas, ni fundamentos; solo el instinto. Y, en el actual estado de animo de Indigo, eso no seria suficiente.
Indigo seguia acariciandole el hocico, pero distraida, la mente puesta en otras cosas. Grimya se solto, retrocedio ? un paso y realizo una ultima tentativa.
—Por favor, Indigo —dijo con voz gutural—. Ten... tengo que decirte lo que pienso. Hay algo que tu no sabes, algo sobre Yima. Tiene... —?Indigo?
La llamada provenia del exterior de la cueva. Grimya callo al momento, e Indigo levanto la cabeza con rapidez. ? La cortina se abrio unos centimetros, y el rostro de Shalune aparecio en la abertura.
—?Ah, estas despierta! —Realizo su acostumbrada reverencia ritual, y luego entro—. Estupendo. Hemos de prepararnos. En estos momentos estan disponiendo las ropas de Yima y pronto sera hora de vestirse para la vigilia. Grimya, repitio, en silencio y con desaliento: «?Vigilia?»
«Ya te lo dije: Shalune y yo hemos de permanecer con ella, todo el dia», comunico Indigo. «Hemos de despedirnos por el momento.»
—No habras comido nada, ?no? —inquirio Shalune, antes de que Grimya pudiera contestar.
—Nada —confirmo la muchacha—. Bebi un poco de agua, pero tengo entendido que esto esta permitido.
—Si, si, desde luego. —Shalune parecia nerviosa, como si algo la hubiera excitado o asustado. Grimya intento que sus miradas se encontraran, pero los ojos de la gruesa sacerdotisa la esquivaron, no podia estar segura si consciente o inconscientemente.
«Indigo...» Volvio a intentar proyectar sus pensamientos mientras su mente empezaba a llenarse de inquietud. Pero Indigo o no la oyo o estaba demasiado distraida con Shalune para responder. Tenia otras ideas en la cabeza: cuestiones domesticas, los pequenos menesteres del dia que se iniciaba. Deslizo los pies en el interior de unas sandalias trenzadas, se echo un delgado chal de algodon sobre los hombros, y siguio a la gruesa sacerdotisa a la entrada de la cueva. Solo al llegar al umbral se volvio y se inclino para acariciar la cabeza de Grimya.
—Ten paciencia, querida. Inuss te traera comida y se ocupara de que estes bien. Yo regresare manana.
Habia sido idea de Shalune que se eligiera a Inuss para ocuparse de la loba en ausencia de Indigo. Uluye habia aceptado prescindir de la joven sacerdotisa en la ceremonia a celebrar en la cima del farallon, e Indigo se sentia secretamente aliviada al saber que habria alguien alli para impedir a Grimya, si era necesario, que la siguiera al templo. En cualquier otra circunstancia, no habria querido dejar atras a su amiga, y se reconocia culpable de enganar a Grimya al decirle que Uluye no le habria permitido ir. Se podria haber convencido a Uluye; chantajeado incluso si Indigo hubiera estado decidida. Pero Indigo no habia querido persuadirla. Esta vez queria enfrentarse sola al demonio.
—Te vere manana por la manana —repitio besando la coronilla de la loba. Y, para tranquilizar su conciencia a la vez que tranquilizaba a Grimya, anadio en silencio: «No te atormentes, y no te preocupes por mi. No me sucedera nada».
Grimya no pudo responder. Carecia del vocabulario necesario para expresar sus temores, y simplemente no habia tiempo para buscar otra forma de explicarse. Lamio el rostro de Indigo a modo de despedida y contemplo luego con desaliento como las dos mujeres abandonaban la cueva. El sordo rumor de sus pisadas se fue perdiendo mientras recorrian el saliente, y la loba se quedo sola.
La impresionante voz de una unica trompa hendio el silencio nocturno, lo que provoco un estrepito de chillidos y chirridos en los habitantes del bosque. Esta vez no se trataba del agudo y estridente sonido de las trompetas de bienvenida de las sacerdotisas, sino de una unica nota profunda y siniestra que hizo palpitar el aire y vibro por todo el zigurat. Grimya, que mantenia su desdichada vigilia solitaria en la cueva del oraculo, se puso en pie de un salto con un ganido de sorpresa, y permanecio inmovil y temblando mientras los ecos de la trompa se desvanecian poco a poco como un trueno que se perdiera en la distancia. Esta era la senal que Indigo le habia dicho que esperase, la senal de que la ceremonia de iniciacion estaba a punto de empezar. La loba se dirigio a la entrada de la cueva. Una parte de ella no deseaba presenciar el paso de la procesion; otra parte, no obstante, se veia implacablemente atraida a hacerlo, como una hoja atrapada en un rio impetuoso, y su influencia era la mas poderosa de las dos. Aparto la cortina con el hocico, dio un paso al exterior para colocarse en el saliente y miro abajo. Se veian luces, apenas unos temblorosos puntitos de luz, varios niveles por debajo de Adonde ella se encontraba, y, elevandose en el inmovil aire humedo de la noche, le llego el sonido de voces entonando un coro que recordaba a un canto funebre. Grimya permanecio quieta, observando, y por fin, a medida que la procesion iba llegando al nivel donde ella se encontraba y empezaba a moverse en su direccion, pudo verlo todo ?con claridad.
Uluye se encontraba al frente de la comitiva de mujeres. Iba ataviada con una tunica oscura que bajo la debil luz de las estrellas parecia casi negra, y sobre la cabeza llevaba una corona alta, blanquecina, que resaltaba aun mas su rostro. Tras ella avanzaban dos mujeres con antorchas, y detras de estas... Grimya se encogio asustada al distinguir una figura que parecia sacada de una pesadilla: la cabeza enorme y grotescamente deformada, los ojos grandes y palidos mirando al frente sin ver mientras andaba. Pero la logica no tardo en volver a abrirse paso bruscamente, y comprendio que lo que veia no era un autentico rostro, sino una mascara de tamano cuatro o cinco veces mayor que una cabeza humana y tallada para representar a una criatura que no era ni humana ni animal, ni ave ni pez, pero que contenia elementos de todos estos y algo mas. La mascara caia sobre los