resplandecia como si estuviera hecha de un material fosforescente. Soltando la mano de Yima, Indigo avanzo hasta la extrana puerta. Tenia una anilla incrustada en uno de los lados; agachandose, la agarro con fuerza y tiro. La puerta cedio con facilidad y, gracias a la luz que se reflejaba de su parte inferior, vio un tramo de anchos peldanos de poca altura que se perdia en las tinieblas.

Llamo a Shalune en voz baja, quien se acerco de mala gana; la gruesa sacerdotisa se detuvo a menos de un metro del borde y miro al fondo.

—Ah... —musito—. Ah, no...

Indigo la miro con sorpresa al ver que retrocedia precipitadamente.

—Shalune, ?que sucede? Esto no es peor que cualquier otra cosa de las que hemos encontrado hasta ahora... Es mejor, de hecho, pues por fin habremos dejado atras este tunel.

Shalune sacudio la cabeza, haciendo tintinear los adornos que colgaban del velo.

—No —repuso con voz ronca—. No es eso.

—?Que, entonces?

—No..., no puedo... ?Oh, senora, ayudadme!

Y, ante la perplejidad de Indigo, Shalune se echo el velo hacia atras. Su rostro resultaba muy nitido a la luz de la trampilla, y una dura y brillante expresion de desafio refulgia en sus ojos cuando miro a Indigo a la cara.

—Es inutil —dijo—. No pensaba decirtelo. Mi intencion era que lo

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descubrieses cuando ya fuera demasiado tarde para discutir, pero ahora me doy cuenta de que seria una locura. Tienes que saberlo antes de que sigamos adelante, o podrias ponernos a todas en peligro cuando nos encontremos con la senora, y ese es un riesgo que no quiero correr.

Yima, que se encontraba a su lado, empezo a protestar, la voz ahogada por la mascara, pero Shalune la atajo diciendo:

—?No! Calla, Indigo tiene que saberlo. Y no importara. Sigue siendo correcto.

Una desagradable sospecha empezo a abrirse paso en la mente de Indigo, y esta inquirio:

—?Que es lo que no me has dicho, Shalune? ?Que sucede?

La sacerdotisa contemplo pensativa el agujero y la escalera.

—Creo —empezo, y de improviso su voz resultaba particularmente tranquila— que estos escalones son la ultima parte de nuestro viaje. Asi pues, lo mejor sera que confesemos ahora. Ademas, ya es demasiado tarde para cambiar las cosas. — Y se volvio hacia la tensa figura que tenia al lado—. Sacate la mascara.

La muchacha vacilo, y por unos instantes parecio que iba a desobedecer. Luego, despacio, levanto ambas manos en direccion al artilugio de madera. Se escucho un debil chasquido, y toda la parte frontal de la mascara se abrio hacia un lado.

Y la joven protegida de Shalune, Inuss, miro a Indigo con ojos asustados pero desafiantes.

Grimya acababa de perder el rastro. La cautela habia sido de vital importancia, ya que su presa estaba mas nerviosa que un ciervo perseguido, y volvia la cabeza para mirar atras cada dos por tres, ademas de detenerse una y otra vez para escuchar en busca de cualquier sonido de persecucion. La loba se mantuvo todo lo atras que le fue posible, pero ahora comprendia que habia cometido el error de ser demasiado cautelosa, ya que el bosque se habia tragado la veloz figura de Yima y de repente incluso su olor se habia confundido con los olores acres de la maleza.

Pero, aunque se maldijo por su fracaso, la loba sabia que, en cierto sentido, su habilidad —o carencia de ella— para seguir la pista de la muchacha ya no importaba. Se le habia acercado lo suficiente como para identificar a Yima sin el menor asomo de duda, y sabia lo bastante para adivinar, tambien sin el menor asomo de duda, lo que sucedia.

Habia sido una estupida, se dijo llena de amargura. Habia visto un poco, oido un poco, y supuesto que sus conjeturas eran correctas. Ahora sabia la verdad. Ahora sabia que Shalune no habia sido un simple mensajero que llevaba el ultimo adios desconsolado de Yima a su amante; en lugar de ello, la mujer habia sido un complice activo, puede incluso que la instigadora que se ocultaba tras el plan de Yima de escapar del futuro que su madre habia decretado para ella, y

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fugarse con su amor. Fragmentos de conversaciones escuchadas sin querer — primero entre Shalune y Yima, y mas tarde entre Shalune y el joven Tiam— se agolparon en la memoria de Grimya. En estos momentos podia darles un significado muy diferente, y algunas piezas que faltaban en el rompecabezas encajaron de improviso. La misteriosa «ella» seguia sin identificar, pero la loba estaba segura ahora de que, quienquiera que fuese, habia ocupado el lugar de Yima en la ceremonia del templo de la cima del farallon y en estos mismos instantes descendia por el Pozo en compania de Indigo y Shalune, para ir al encuentro de la Dama Ancestral.

Grimya se quedo helada al comprender lo que esto podria significar, Indigo no sabia nada de lo sucedido, y la loba no creia ni por un momento que Shalune y su desconocida acompanante tuvieran la menor intencion de confesar la verdad. ?Que era, entonces, lo que pensaban hacer? Grimya habia sentido miedo por Indigo, miedo de lo que podria encontrar aguardandola en el reino de la Dama Ancestral. Pero en estos momentos existia un peligro mas inmediato y humano para el que Indigo no estaba en absoluto preparada. No sospecharia nada... ?Por que tendria que hacerlo? Y no era mas que una persona sola, mientras que ellas eran dos...

Un escalofrio recorrio el cuerpo de la loba, y un ganido escapo de su garganta, mientras miraba por encima del hombro como las aguas del lago brillaban por entre los arboles. Yima y Tiam quedaron olvidados; no significaban nada para ella. Pero Indigo podia estar en peligro.

Se escabullo por entre la maleza, abriendose paso a traves de la enmaranada vegetacion con todas sus fuerzas, desesperada por llegar a la orilla del lago por el camino mas corto posible. No dejaba de repetirse de que en esta ocasion era culpa suya; tendria que haber insistido en contar a Indigo lo que sabia, en lugar de esperar y esperar hasta que fue demasiado tarde y el hecho estuvo consumado e Indigo hubo descendido confiada al interior de la negra abertura en compania de Shalune y su companera. Ahora ya no podia hacer nada. No podia llegar hasta la mente de Indigo; ya lo habia intentado y fracasado. No podia avisarla, no podia ayudarla, no podia protegerla.

Grimya surgio de entre los arboles como una exhalacion y se detuvo jadeante en el sendero. Al otro lado del lago, el zigurat se recortaba sombrio contra las estrellas, y pudo ver como el fuego ceremonial seguia ardiendo en la cima: un furibundo ojo rojo anaranjado que se destacaba en la oscuridad.

Una turbulencia sin origen visible agito las aguas del lago repentina y siniestramente, y las olas se extendieron hasta lamer el borde del sendero con un sonido debil y desagradable. Grimya clavo la mirada en el lago, y el pelaje de su lomo se erizo con una sensacion de terrible premonicion. Incluso aunque Shalune y su acompanante no pensaran hacer ningun dano a Indigo —y eso era una esperanza muy pobre —, ?que sucederia con la criatura que las aguardaba alla abajo, bajo las aguas, en el misterioso y desconocido reino de los demonios? ?Que haria, con todo su poder y presa de colera, cuando descubriera la verdad?

Grimya tomo su decision. No le gustaba pues temia sus consecuencias, pero no tenia otra eleccion. Ya habia vacilado durante demasiado tiempo. Por el bien de Indigo, debia vencer sus temores y seguir a la candidata y a sus valedoras al interior del Pozo.

Se puso en marcha sendero adelante, corriendo tan deprisa como podia. Algo le grito desde el bosque; la loba no le presto atencion y siguio adelante. Al llegar a la plazoleta, percibio una nueva turbulencia en el lago, en la zona central, donde la oscuridad era demasiado intensa para poder ver si las olas eran simplemente un efecto de la brisa nocturna o algo mas horrible. Con un estremecimiento, y resistiendo el impulso de mirar, Grimya corrio hacia la escalera; la subio como un rayo, de tramo en tramo y de repisa en repisa, pasando junto a las entradas de las cuevas, hasta gatear los ultimos peldanos que le quedaban para alcanzar la cima del zigurat.

Sin resuello, se desplomo sobre las losas de la explanada del templo, permitiendose solo una breve pausa antes de volver a levantarse vacilante y correr en direccion al pedestal y al gran recipiente donde llameaba el fuego votivo. El Pozo, segun habia dicho Shalune, se encontraba bajo la mayor de las losas y estaba justo frente al pedestal. Grimya echo a correr... y se detuvo, horrorizada, cuando la brillante luz de las llamas le mostraron un suelo llano e intacto. El Pozo se habia vuelto a cerrar. Llegaba demasiado tarde.

Lloriqueando de miedo y contrariedad, Grimya se puso a aranar la piedra. Era un

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