—?Y Yima? ?Que sera de ella?
—A estas horas, confio en que ella y Tiam hayan emprendido ya una nueva vida juntos —dijo Shalune, suavizando su expresion—. No se adonde iran y tampoco quiero saberlo, pues lo que no he oido no lo puedo repetir. Solo espero que tengan el suficiente sentido comun como para mantenerse alejados de aqui mientras viva Uluye.
—?Uluye no puede ser tan vengativa!
—Si piensas eso, es que no la conoces —bufo Shalune—. En cuanto se entere de esto, habra precio a las cabezas de Yima y Tiam... Si, ya se que Yima es su propia hija, pero eso no importara en absoluto.
—?Pero que crimenes han cometido? —Indigo estaba horrorizada.
—Blasfemia —repuso Shalune encogiendose de hombros—. Burlarse de la voluntad de la Dama Ancestral..., de la voluntad de Uluye, en otras palabras. Es lo que ella dira, en todo caso. Asi pues, debemos rezar por el bien e ambos para que no averigue la verdad hasta que esten lo bastante lejos como para que una busqueda resulte inutil. La idea de que Uluye pudiera vengarse en su propia hija por culpa de un orgullo herido resultaba monstruosa. En algun lugar del corazon de la telarana que habia tejido alrededor de la ciudadela y sus habitantes, penso Indigo, la criatura que decia llamarse la Dama Ancestral debia de gestar riendose muy a gusto ante tal chiste. Una pequena parte sombria de su cerebro se volvio fria y negra. Como le gustaria ver pagar al demonio un alto precio por lo que habia hecho.
—Bien —dijo Shalune por fin—, solo queda una pregunta por hacer. La Dama Ancestral nos espera, y sera mejor que no pongamosla prueba su paciencia mucho mas. ?Vienes con nosotras, Indigo? ?Me ayudaras a apadrinar a Inuss ante
la senora?
—?Tengo otra eleccion? —inquirio Indigo con sorpresa. —Claro, desde luego. No puedo obligarte en contra de voluntad, ni lo intentaria.
Indigo dirigio la vista a la reluciente trampilla, al oscuro agujero, a la escalera. Por un momento se pregunto si en conciencia no deberia ser tan honrada con Shalune como esta lo habia sido con ella; pero el duro razonamiento se impuso, y tuvo que reconocer que era imposible. La idea de contar a Shalune que la diosa que ella y sus companeras adoraban era un demonio, y que ella y
—Si —dijo—. Ire con vosotras.
Shalune sonrio, tranquilizada, y se volvio a Inuss.
—?Estas lista, criatura?
Inuss vacilo solo un instante antes de asentir.
—Si, Shalune. Estoy lista.
Con una suavidad muy poco caracteristica en ella, Shalune volvio a cerrar las dos mitades de la mascara y sujeto los cierres. Luego volvio a echarse el velo sobre el rostro.
—Mi conciencia esta limpia —anuncio—. Ahora esta en las manos de la senora.
Dicho esto, giro en direccion a la escalera.
La luz de las antorchas llameaba por toda la plazoleta, iluminando la elevada pared del zigurat y arrojando debiles reflejos sobre la superficie del lago. El zumbido de voces agitadas ahogaba los sonidos mas normales de la noche mientras las ultimas rezagadas descendian apresuradamente de los salientes y corrian a reunirse con el grupo de mujeres congregado sobre la arena.
Uluye se paseaba por entre sus sacerdotisas, ladrando instrucciones en una voz a la que la furia habia anadido una desagradable dimension extra. Habian transcurrido unos simples minutos desde que habia salido como un vendaval de los aposentos de Yima, pero en ese corto espacio de tiempo habia conseguido, con temible eficiencia, reunir a todas sus mujeres y comunicarles la noticia.
No existia la menor duda de que Yima se habia ido. Sus ropas y efectos personales mas queridos habian desaparecido de la cueva que ocupaba en el mismo nivel en el que se encontraban los aposentos de su madre, y, aunque no habia dejado ningun mensaje de despedida, Uluye no necesitaba ordenar un registro de la ciudadela para convencerse de la verdad. Habia obtenido la
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confirmacion definitiva al confirmar que tampoco se encontraba a Inuss por ninguna parte. Ya se habia enterado por
La colera de Uluye era como un volcan a punto de entrar en erupcion. Se consumia por obtener venganza. Venganza sobre su hija, venganza sobre Shalune e Inuss... y venganza, tambien, sobre Indigo. Ni por un momento dudo que el oraculo hubiera tomado parte en la conspiracion. A pesar de lo que el mutante animal habia intentado decirle, Indigo
Ahora, con las sacerdotisas reunidas ante ella en la plaza, habia dado a conocer sus intenciones con toda claridad. La brillante luz centelleaba sobre lanzas, machetes y punales; parecia como si todos los habitantes de la ciudadela, desde el mas joven al mas anciano, estuvieran armados de alguna forma, y esta vision producia en Uluye un sentimiento de feroz satisfaccion.
—Recordad —las exhorto—, han de ser conducidos ante mi
Siguio dando vueltas en silencio; por fin se detuvo y giro sobre los talones para volverse de cara a las reunidas.
—?Han de ser hallados! ?Seran hallados! Porque, si no es asi, arrojare sobre todas vosotras la colera de la Dama Ancestral. ?Ha quedado bien claro?
Se escucharon voces de asentimiento; Uluye meneo la cabeza con severidad.
—No perdais mas tiempo, pues. Haced vuestro trabajo... y aseguraos de tener exito.
La muchedumbre se disperso al ponerse en marcha las mujeres. La mayoria se dirigieron hacia el bosque, en la direccion tomada por Yima, mientras que unas cuantas marcharon en la direccion opuesta, siguiendo el sendero que rodeaba el lago. Registrarian a fondo las zonas mas cercanas del bosque y, si eso resultaba infructuoso, se dirigirian a los poblados, los registrarian y convencerian o intimidarian a los habitantes para que facilitaran cualquier informacion que poseyeran.
Por fin la plaza quedo vacia con la sola excepcion de Uluye. La Suma Sacerdotisa permanecio durante unos minutos contemplando las antorchas que llameaban en sus estacas y el caos de pisadas entremezcladas que se distinguia sobre la arena; luego se volvio y regreso al zigurat.
Cuando se acercaba a la primera escalera, una sombra gris surgio de la oscuridad y corrio hacia ella.
—?U... luye! —El grito surgio como un ladrido de desesperacion—. ?Qu... que pasa con Indigo? ?Que vamos a... hacer?
Uluye se detuvo y bajo los ojos hacia ella. Todavia le resultaba dificil aceptar la verdad sobre