ninera antes de que la muerte la reclamara. La edad habia pasado factura, si; pero la profundidad de las arrugas de su rostro, y la negrura de los circulos bajo los ojos, delataban estragos mucho peores que los debidos al paso de los anos, Indigo se desespero; si tan solo pudiera comunicarse con Imyssa, si pudiera hacerle ver, hacerle comprender...

—?Imyssa! —Se encontraba todavia de pie en la proa, y se estiro al frente y hacia arriba en direccion al fantasma, intentando alcanzar las manos que se abrian y cerraban, retorciendose dentro de la brillante aureola—. Imyssa, escuchame. Mirame. ?Estoy viva!

La embarcacion penetro en el ovalo de luz. El resplandor se desparramo por el rostro y manos de Indigo, hasta alcanzar la impasible figura de la Dama Ancestral, Indigo sintio un ligerisimo cosquilleo cuando por un momento casi — aunque no del todo— consiguio tocar los nudosos dedos de la ninera, y el fantasma de Imyssa floto a traves de ella, la dejo atras y, sin dejar de sollozar, desaparecio.

La muchacha empezo a temblar. Brazos y piernas se agitaban como victima de una perlesia; todo su cuerpo se estremecia con un deseo de llorar o gritar o encolerizarse... No sabia cual de estas cosas, pero tampoco importaba, ya que no podia expresar sus sentimientos; carecia del poder para liberarlos. Volvio a dejarse caer sobre el banco, intentando recuperar el control de si misma. Pero tambien eso era imposible, pues su cerebro estaba en tension como un gato en una trampa, aguardando que la siguiente vision emergiera de la oscuridad que tenia delante, y temiendo lo que pudiera ver.

El bote siguio adelante, y se produjo un silencio roto tan solo por el ininterrumpido ritmo de su avance. Los sentidos de Indigo se encontraban ahora sujetos al maximo de tension, y esta fue empeorando hasta casi no poder soportar la ansiedad por lo que pudiera aparecer. Por fin no pudo aguantar mas. Volvio la cabeza, la mirada llena de rabia y de dolor, y contemplo a la Dama Ancestral.

—?Ha sido eso todo tu desafio, senora? —inquirio furiosa—. ?Debo entender que ya no puedes realizar nada mas terrible?

—No. —La tranquila expresion de la figura no se altero lo mas minimo—. No he hecho nada. Sencillamente has visto un poco de tu propio pasado, Indigo, y eso acabo ya, de modo que carece de importancia. El demonio se encuentra delante de ti... si puedes encontrarlo. ?Sigues dispuesta a continuar con tu busqueda por esta ruta?

Los estremecimientos y temblores de Indigo empezaban a disminuir; sin nuevas apariciones para atormentarla, comenzaba a recuperar el dominio de si misma.

—Si —contesto, apretando los dientes con fuerza.

Se escucho un crujido, como el de seda vieja agitandose, y el ritmo de la espadilla se altero ligeramente.

—Muy bien —dijo la Dama Ancestral sin la menor emocion en la voz—. En ese caso lo que debe hacerse se hara. Y, cuando haya finalizado y hayas admitido la derrota, confio en que recuerdes que las consecuencias las elegiste tu misma.

El remo se hundio mas profundamente de improviso. El bote viro con violencia, cambiando de direccion, e Indigo se vio lanzada con fuerza a un lado. Se incorporo con cierta dificultad, con un juramento en los labios, y se quedo como paralizada al ver que una forma mas oscura que el agua surgia de las tinieblas que tenia enfrente. Era una lengua de tierra, aunque no podia decir si se trataba de una isla pequena o una peninsula de una masa de tierra mayor. Un resplandor translucido mostraba el lugar donde la corriente chocaba contra una pequena playa de esquisto, y el rio del otro mundo se dividia en dos canales estrechos al pasar junto a la llana masa de tierra.

La embarcacion se encamino hacia la playa y encallo en ella, Indigo miro mas alla de la debil luz de la proa. El terreno que se extendia ante ella apenas si se alzaba unos centimetros por encima del agua. Estaba pelado, yermo, sin que se apreciara ni tan siquiera una brizna de hierba; no se movia nada alli, e Indigo se volvio para mirar de nuevo a la negra figura.

—?Quieres que baje?

Una tenue sombra cruzo el cadaverico rostro de la Dama Ancestral al inclinar esta la cabeza.

—Si. Ya no podemos seguir viajando juntas por el agua.

Indigo se levanto y salto por encima de la borda. El esquisto era frio y cortante al contacto con sus pies; avanzo unos cinco pasos playa arriba antes de que el rumor del agua al removerse la hiciera darse la vuelta.

La Dama Ancestral habia utilizado el largo remo para desencallar la embarcacion, que ahora se alejaba lentamente de la playa. La mujer seguia de pie en la popa, la cabeza vuelta hacia ella.

—Ha llegado el momento de que te deje —anuncio—. A partir de ahora deberas enfrentarte a tus pruebas sola.

Indigo miro por encima del hombro la negra extension de terreno que tenia a su espalda.

—?Cuanto tiempo he de permanecer aqui?

—Oh, tu viaje ha terminado. —Los negros labios se curvaron en una leve sonrisa burlona—. Lo que viene ahora, vendra a ti sin que tengas que buscarlo. Y, cuando venga y le hayas dado un nombre, entonces me llamaras y yo respondere.

La alta figura se inclino hacia la proa y arranco el fuego de san Telmo del lugar al que estaba sujeto.

—Mi regalo de despedida —dijo, al tiempo que arrojaba la luz en direccion a Indigo, la cual fue a caer sobre el esquisto a sus pies—. Cuidala bien, porque no durara mucho. Adios, oraculo mio..., por el momento. Espero que estes lista para lo que te espera ahora.

Mientras Indigo se agachaba para recoger la luz, el bote empezo a alejarse. El remo se hundio ritmicamente y su paso por el agua resono con un ruido hueco y monotono. Luego las tinieblas lo envolvieron, e Indigo se quedo sola.

CAPITULO 18

El sonido de los tambores que enviaban el mensaje de Uluye a los poblados era diferente de cualquier cosa que Grimya hubiera escuchado antes. La loba contemplo con inquietud como sacaban las enormes estructuras de madera con sus antiguas y tensas pieles y las colocaban en sus lugares correspondientes en la plaza, y como las transmisoras de mensajes, dos mujeres para cada tambor, empunaban los enormes bastones. A una senal de una de las sacerdotisas de mayor rango, los bastones golpearon la piel... y parecio como si una terrible tormenta hubiera estallado sobre sus cabezas cuando las voces retumbantes de los tambores rugieron su mensaje al aire haciendo pedazos el silencio de la manana. Las percusionistas balanceaban los brazos como guerreros que empunaran espadones, y golpeaban un compas complejo, apremiante y siniestro que seguramente se podia oir a kilometros de distancia. Del bosque, apenas audibles en medio del estruendo, se elevaban los chillidos de protesta o temor de animales y pajaros, pero el retumbar proseguia inalterable, las mujeres sudorosas ahora y con el rostro torvo mientras atacaban los tambores con todas sus fuerzas.

Abajo, en la orilla, se desarrollaba una actividad diferente. Otras nueve sacerdotisas habian salido de la ciudadela, cada una con una antorcha y cada una con el rostro pintado precipitadamente con sigilos grotescos; iban llenas de amuletos y fetiches, y su jefa llevaba cuatro largas estacas. Tras hundir las estacas en el blando suelo del extremo mas alejado de la plaza para formar un cuadrado, y sin dejar de entonar agudos canticos, las mujeres empezaron a depositar nuevos amuletos formando un dibujo ritual alrededor del perimetro del cuadrado. Sujetaron cuatro de las antorchas a las estacas, cuyas llamas oscilaban como palidos andrajos bajo la poderosa luz del sol, y, cuando hubieron terminado, las mujeres sacaron de las bolsas que colgaban de sus cinturas punados de arena negra y de pequenos guijarros oscuros y senalaron un estrecho sendero que discurria desde el cuadrado, cruzando el sendero del lago, hasta el limite del bosque.

Luego, satisfechas al parecer con su trabajo, se dieron la vuelta como una sola y se encaminaron despacio y con clara desgana al lugar donde se encontraban los cuerpos de Shalune e Inuss junto a la orilla. Nadie se habia atrevido a tocar los cadaveres; condenados y expulsados, en estos momentos eran legitima presa de los hushu. Pero los crimenes de las dos mujeres eran de una naturaleza tal que los hushu no enviarian espiritus necrofagos normales para reanimar los cuerpos. Los horrores que vendrian a reclamar a los blasfemos eran los mas poderosos de todas las legiones de demonios y no-muertos, y por lo tanto se los debia aplacar con ofrendas y evitar que escaparan al control para aterrorizar a los vivos. El sendero y el cuadrado senalarian el camino que tomarian tan espantosos visitantes, y los amuletos y otros objetos

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