con rapidez, carino», le transmitio en silencio. «No se lo que me dio esa mujer, pero elimino la fiebre mas deprisa que ningun elixir que conozco. » Callo unos instantes. «?Cuanto tiempo be estado delirando?»

«Algunos dias», respondio Grimya, «si cuentas el tiempo pasado en el bosque antes de que encontraramos este lugar. ?Recuerdas la tormenta?» Indigo nego con la cabeza.

«No recuerdo nada desde la manana en que, al despertar, note que empezaba a tener fiebre. »

«Eso fue hace cinco dias. Estabas tan enferma que no sabia que hacer. Al final le pedi ayuda a la Madre Tierra, y me parece que me contesto y nos condujo hasta aqui. »

Indigo paseo la mirada por la habitacion llena de curiosidad.

«?Que lugar es este, Grimya? Intente preguntarselo a las mujeres, pero no comprendemos nuestras respectivas lenguas. »

Grimya empezo entonces a contarle, lo mejor que pudo, rosas sobre el kemb y sus habitantes, y describio las circunstancias que la habian impulsado a buscar ayuda aqui.

«Pero», anadio al finalizar la explicacion, «hay algo mas que debes saber, algo que me preocupa enormemente. Yo tampoco comprendo el idioma de las mujeres, pero he conseguido leer algunos de los pensamientos de la mas gorda... Shalune, creo que se llama, ?Indigo, tienen la intencion de llevarte lejos de aqui!»

«?Llevarme lejos de aqui?» Indigo arrugo el entrecejo. «?Adonde?»

«No lo se. A un lugar muy especial, creo, pero no se donde esta ni por que quieren ir alli. Creo que... » Grimya vacilo, preguntandose si su sospecha no pareceria tonta, pero decidio que debia decirlo. «Creo que eres importante para ellas de alguna forma. »

Indigo se sintio a la vez sorprendida y desconcertada.

«Pero si soy una completa desconocida, una forastera... », le transmitio.

«Lo se. Tampoco yo lo comprendo. Pero me da la impresion de que hay algo religioso en todo esto. La mujer llamada Shalune parece ser una especie de... » La loba empezo a rebuscar en su mente para encontrar la palabra exacta, e Indigo aventuro:

«?Sacerdotisa?»

«?Si!» La lengua de Grimya se agito nerviosa.

Una sacerdotisa, Indigo considero la idea con inquietud. Le resultaba imposible pensar con claridad; la fiebre no habia desaparecido por completo y, ademas de su debilidad fisica, todavia sentia que podria recaer en el delirio con demasiada facilidad. Necesitaba tiempo para recuperar las fuerzas y la agudeza mental, tiempo para asimilar lo que Grimya le contaba y, por encima de todo, tiempo para meditar sobre lo que haria. Siempre que las sacerdotisas estuvieran dispuestas a dejarla opinar sobre su propio futuro.

De improviso se escucharon pasos en el pasillo y el murmullo apagado de voces. Grimya volvio la cabeza con un sobresalto culpable, y las cortinas se hicieron a un lado para dar paso a Shalune y a sus tres acompanantes.

Shalune vio a Grimya y su entrecejo se fruncio al momento. Con un furioso denuesto, avanzo hacia la cama, dando energicas palmadas para sacar a la loba del lecho y de la habitacion.

—?No! —protesto Indigo—. Deja que se quede... quiero que se quede.

Shalune se detuvo. Grimya se habia acurrucado en la cama llena de nerviosismo, e Indigo la rodeo con un brazo y la sujeto con actitud protectora. Mirando directamente a los ojos a la rechoncha mujer, repitio despacio y con claridad:

—Quiero que se quede.

Indigo estaba preparada para un enfrentamiento, pero este no se produjo. En su lugar, la expresion de Shalune se transformo en una de sofoco. Realizo unos cuantos gestos indecisos, como si intentara confirmar lo que queria decir Indigo, y esta asintio con energia, indicando primero a Grimya y luego dando palmadas sobre el lecho con gran enfasis. Shalune comprendio y, juntando las palmas de las manos en senal de obediencia, inclino la cabeza, sumisa, y retrocedio un paso.

Entonces, ante el inmenso asombro de Indigo y Grimya, como si el gesto de su jefe fuera una senal convenida, las otras tres mujeres doblaron una rodilla en tierra en un saludo ceremonioso e inequivocamente reverencial.

CAPITULO 3

Transcurrieron cinco dias mas antes de que Shalune considerase que Indigo se encontraba en condiciones de viajar. Resulto un espacio de tiempo peculiar e incomodo, y que la presencia en el kemb de las cuatro sacerdotisas ejercia un efecto inhibidor sobre todos. La vida de la familia de comerciantes se vio alterada en gran medida. Ninguno de sus miembros escatimaba esfuerzos en servir a sus invitadas en todo lo posible, y estaba claro que se consideraban enormemente honrados con la visita, pero, con los mejores dormitorios cedidos a las forasteras, y una buena cantidad de transacciones comerciales perdidas durante las horas que dedicaban a ocuparse de estas, el agotamiento empezo a hacerse sentir.

Hasta donde le era posible, Grimya se mantenia apartada de las sacerdotisas, pues no acababa de sentirse muy tranquila junto a Shalune y sus companeras. El sentimiento no llegaba a antipatia o desconfianza; era tan solo un instinto que no podia explicar de forma racional. No se lo menciono a Indigo en los pocos momentos en que estaban a solas para no preocuparla, pero opto por el sencillo concurso de evitar la compania de las cuatro mujeres siempre que podia.

Para empezar, la loba padecio muchas horas de soledad, Indigo dormia la mayor parte del tiempo, recuperando poco a poco las fuerzas, y, durante los cortos espacios de tiempo en que estaba despierta, Shalune acostumbraba mandar al menos a una de sus subordinadas para que le hiciera compania en la cargada y silenciosa habitacion. Por su parte, los habitantes del kemb se encontraban demasiado atareados para prestar mucha atencion a Grimya —ni siquiera a los ninos mas pequenos se les concedia tiempo para poder jugar con ella— y, aparte de la rutina habitual de darle agua y comida y alguna que otra frase amable, se despreocuparon de ella por completo.

De haberse encontrado en cualquier parte del mundo que no fuera la Isla Tenebrosa, pensaba Grimya, podria haber pasado el tiempo cazando, uno de sus mayores placeres y que le habria permitido recompensar a sus generosos anfitriones con algo de carne fresca. Pero mediaba un gran abismo entre cazar en este malsano y opresivo bosque y andar al acecho y perseguir las presas por el fresco verdor del continente occidental o las nieves de El Reducto. Aqui existian trampas a cada paso: flores y hojas que picaban como avispones, reptiles que escupian veneno, criaturas reptantes que podian atravesar el pelaje mas espeso para chupar sangre y provocar erupciones en la piel.

Ademas, Grimya no estaba muy segura de que quisiera atrapar —y mucho menos comer— los animales que habia visto agazapados entre los arboles de por alli, pues habia algo en ellos que le repelia. Tenian un aspecto insalubre, insulso, deforme y arisco, y totalmente extrano para una loba nacida y criada en el limpido y vigorizante frio del lejano sur. Sospechaba que la carne de estos seres, cruda y sin condimentos, poseeria un sabor tan repelente como su aspecto, y — aunque sabia que era una comparacion disparatada— le recordaban a las deformes criaturas que habia visto, hacia mas anos de los que podia contar, en las emponzonadas montanas volcanicas de Vesinum. Deseaba ardientemente que no se hubieran visto obligadas a venir aqui. La Isla Tenebrosa era conocida en todo el mundo como un lugar malsano y sordido del que era mejor mantenerse apartado, y, cuando Indigo habia tomado la decision de abandonar la ciudad-estado de Davakos en el continente occidental y habia iniciado de nuevo su peregrinar, Grimya habia intentado por todos los medios persuadirla de no cruzar la enorme isla y buscar otra ruta para su viaje, Indigo se habia negado en redondo. Debian ir en direccion nordeste, habia dicho, y nordeste queria decir precisamente esto. La unica otra posibilidad

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