mujeres sin saber adonde pensaban llevarla o que pensaban hacer con ella, pero ?como podia hacerselo comprender? ?Como podia expresar su protesta?

La aguardaban, y las espesas cejas de Shalune empezaron a juntarse en un principio de enojo, Indigo clavo la mirada en los duros ojos de la otra, y dijo con mucho cuidado en el idioma de la Isla Tenebrosa:

—?Que es esto?

Shalune parecio asombrada. Era la primera vez que Indigo se dirigia a ella en su propia lengua, y la pregunta la cogio totalmente por sorpresa. Recuperando la compostura, le dedico una profunda inclinacion con un amplio gesto de la mano y le respondio hablando con rapidez y gran enfasis.

«Grimya, ?que es lo que ha dicho?», comunico Indigo, llena de desesperacion. No habia comprendido nada; las frases habian sido excesivamente complejas y pronunciadas a demasiada velocidad, pero no queria que Shalune advirtiera lo limitada que era todavia su comprension del idioma.

«Me parece... » La loba lucho por relacionar las palabras que habia comprendido con las impresiones que sus sentidos telepaticos habian recogido del cerebro de la mujer. Dice que te llevaran en andas. Habla de estima, y de algo mas... No se lo que significa, pero parece una palabra buena, una palabra de alabanza.

Shalune contemplaba a Indigo expectante pero tambien con desconfianza. Rapidamente y en silencio la muchacha pregunto a la loba:

«?Cual es la palabra para preguntar 'donde'? /Tengo que averiguar adonde piensan llevamos!»

Grimya se la transmitio, e Indigo repitio la frase en voz alta. Shalune volvio a responder hablando con rapidez y con todo detalle, y Grimya tradujo:

«Habla, de agua y... de un lugar, un edificio, creo. Un lugar especial, como... ?un templo?»

Indigo asintio. Era lo que sospechaba, y sostuvo la mirada de la sacerdotisa sin pestanear.

—?Donde? —volvio a preguntar, y esta vez indico primero a su derecha y luego a su izquierda, las cejas ligeramente enarcadas en inequivoco gesto de interrogacion.

Shalune hizo una nueva reverencia y se volvio para indicar el sendero que

discurria junto al kemb para ir a perderse en las profundidades de la isla.

—Por aqui —respondio, Indigo sabia lo suficiente para comprender sus palabras en esta ocasion—. Cinco dias de viaje a pie.

Indigo miro mas alla del dedo extendido de la mujer, y su rostro no traiciono nada del repentino aceleramiento de su pulso. Direccion nordeste. El aparentemente ambiguo mensaje de la piedra-iman quedaba explicado. Durante unos instantes, la muchacha permanecio muy quieta mientras una mezcla de emociones y reacciones se agitaba en su cerebro. Luego se dio cuenta de que, por encima de todo, se destacaba una clara intuicion que barria todas las dudas, todas las advertencias, toda otra consideracion.

«Debemos ir con ellas», dijo a Grimya en silencio. «No existe ninguna otra eleccion que tenga sentido. » Y, con un severo gesto de asentimiento hacia Shalune, descendio los peldanos de la terraza en direccion a la litera.

Sus anfitriones la llenaron de regalos antes de permitir que la procesion se pusiera en marcha, Indigo no queria aceptarlos; la familia podia ser considerada discretamente prospera segun los criterios locales, pero desde luego no era rica y no podia permitirse el lujo de regalar toda la comida y utensilios y piezas de tela finamente tejidas que se amontonaban en la litera a sus pies. Nadie hizo caso de sus protestas, no obstante; todo lo que sus antiguos anfitriones deseaban —o, mas bien, anhelaban, al parecer cambio de su generosidad era que posase ambas manos . Sobre las cabezas de cada uno de ellos, desde la anciana senora de la casa hasta el mas pequeno nino de pecho.

Indigo se sintio como una curandera, pero no tuvo el valor de negarles el favor. Cuando la ceremonia de las bendiciones toco a su fin y, entre ruidosas despedidas, las cuatro mujeres se alejaron llevando en hombros la litera, la joven se dejo caer sobre los almohadones tras las multicolores cortinas sintiendose avergonzada y culpable. ?Que habrian contado Shalune y su sequito a estas confiadas personas? ?Que ella era un ser especial, imbuido del poder de traerles buena suerte? ?Lo creia en realidad Shalune? Y, de ser asi, ?por que? ?Que representaba ella para estas mujeres?

Suspiro y aparto a un lado una de las cortinas, que convertian el ya recalentado aire del interior de la litera en al o sofocante e insoportable. Grimya, que odiaba los lugares cerrados y habia preferido trotar junto a la litera en lugar de ir en su interior con Indigo, levanto la cabeza al apartarse la tela. Habia leido los pensamientos de su amiga y establecio de inmediato comunicacion telepatica con la mente de Indigo.

«Me parece que no podemos esperar respuestas a esas preguntas durante un tiempo. Debemos ser pacientes, y confiar en la piedra-iman. »

Indigo le sonrio con afecto y contesto:

«Tienes razon, carino, como de costumbre. Lo unico que temo es que estas

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mujeres me hayan confundido con otra persona. Si eso es cieno, entonces las cosas puede que se nos tuerzan cuando descubran su error. »

Grimya considero sus palabras durante unos instantes antes de responder.

«No creo que debamos inquietarnos por eso. No son personas perversas; lo percibo con toda claridad. Ademas... » Vacilo y luego volvio a levantar la cabeza hacia Indigo; sus ojos ambarinos brillaban con peculiar intensidad. «No se mas de lo que tu sabes sobre lo que piensan estas mujeres que eres. Pero la piedra-iman no miente, Indigo..., de modo que a lo mejor no estan equivocadas despues de todo. »

«?Que es lo que estas diciendo, Grimya?», inquirio Indigo dirigiendole una aguda mirada.

La loba volvio la cabeza y lamio el pegajoso aire con la lengua.

«Solo lo que pienso, lo que sospecho. Pero no se si tengo razon. » Callo unos segundos y alzo otra vez los ojos hacia Indigo, aunque con cierta desgana, penso la joven. «No deberias darle vueltas. Pensar en ello no servira de nada. Aun no, no hasta que sepamos mas. Deberias dormir. Todavia no has recuperado todas las fuerzas, y este viaje promete resultar tedioso. Duerme, Indigo. » Una nota persuasiva y con un vago tono de suplica se deslizo en su voz mental. «Duerme. Eso es lo que necesitas en estos momentos por encima de todo. »

En contra de lo que esperaba, Indigo durmio gran parte del largo y monotono dia. Parecia como si las cuatro mujeres fueran incansables. Se detuvieron tan solo en una ocasion durante las horas diurnas, para comer una rapida comida y beber copiosas cantidades de agua, y la joven sospecho que debian de utilizar alguna droga hecha de hierbas para aumentar su resistencia mas alla de los limites normales. El continuo traqueteo de la litera, unido a la sensacion de claustrofobia engendrada por el sofocante aire y los ahogados pero incesantes ruidos del bosque, la arrullaban haciendola caer en un extrano letargo que de vez en cuando casi se semejaba a la fiebre.

Se detuvieron para pasar la noche cuando empezo a oscurecer y las sombras cayeron como una sabana sobre el bosque. No se veia senal de ningun lugar habitado, y, antes de ponerse a preparar una improvisada cena, las mujeres dieron vueltas en torno al lugar elegido, entonando canticos y depositando pequenos paquetes de comida en un amplio circulo alrededor de la litera. Grimya explico a Indigo que, por lo que podia entender, se trataba de ofrendas para aplacar a espiritus o demonios que de lo contrario podrian verse tentados de atacar al grupo. Durante toda la noche, a los susurros del bosque se sumaron los canticos apagados y el repiqueteo de los sonajeros que agitaban las sacerdotisas mientras montaban guardia por turnos.

El esquema del primer dia continuo durante los cinco dias y noches de su viaje, interrumpido solo por otros dos violentos temporales. En los momentos de mayor

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intensidad de las tormentas buscaban refugio, acurrucandose junto a la litera bajo una curiosa especie de arbol de tronco hinchado con hojas de dos metros y medio tan anchas como un hombre con los brazos extendidos, para luego seguir avanzando penosamente bajo la bochornosa humedad en cuanto amainaba el aguacero. Pasaron junto a vanos poblados durante el trayecto, y en cada ocasion se las recibia con una combinacion de respetuoso temor y alegria. Nuevos regalos se amontonaban sobre Indigo, y una vez mas los donantes solo querian su bendicion a cambio. Shalune presidia, repartiendo consejos y justicia, y luego, pasadas dos o tres horas, se volvia a

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