gorjeo de pajaros felices.
—?La senora que canta! ?La senora que canta! —?Cantanos otra bonita cancion! —?Baila con nosotros!
—?Juega con nosotros! ?Sabemos muchos juegos! Un poco mareada por la multitud de impresiones que se amontonaban sobre ella, Indigo devolvio su atencion a los ninos. Debia de haber veinte o mas de ellos, entre chicos y chicas, que saltaban y brincaban excitados mientras la rodeaban cada vez mas pegados a ella. Iban vestidos con una extraordinaria mezcolanza de colores que nada tenia que ver con el anodino estilo de Alegre Labor... y eran, como no tardo en darse cuenta, tan solidos y reales como ella. No eran fantasmas estas criaturas; o, al menos, no en esta dimension.
Algunos de los ninos se dedicaban en aquellos momentos a abrazar y acariciar a
Alborotados, empezaron a formar un circulo a su alrededor, sonriendo ilusionados, y la muchacha comprendio que no podia esperar ninguna ayuda para encontrar a Koru hasta haber satisfecho sus ansiosas exigencias. Penso en transmitir un mensaje a
Recordo la divertida cancion de la Compania Comica Brabazon que habia interpretado para Koru la aciaga noche anterior a su desaparicion. Quiza fuera arriesgado repetirla ahora, pero en su momento a Koru le habia encantado y el extraordinario ritmo de la cancion la hacia muy bailable. Existia la posibilidad de que consiguiera sacar a Koru de su escondite.
Indigo dio unas cuantas palmadas para anunciar la cancion, y empezo. Durante unos cuantos compases los ninos permanecieron inmoviles, las cabezas ladeadas, escuchando con atencion; luego un nino pequeno empezo a mover los pies dando pequenos saltitos, y casi de inmediato se le unieron otros hasta que todo el grupo empezo a girar alrededor de la joven, moviendo los pies con rapidez sobre la hierba. La danza carecia de pauta y de autentico ritmo pero la juventud y la exuberancia de los danzantes la dotaba de elegancia propia, y su jubilo y energia resultaban contagiosos. Cuando la cancion termino se abrazaron entre ellos, abrazaron a Indigo y empezaron a dar saltos exigiendo nuevas canciones a voz en grito. —?Muy bonita, muy bonita! —?Ha sido divertido! —?Mas canciones, mas bailes! — ?Ensenanos otro baile!
Inopinadamente, sus suplicas proporcionaron una idea a Indigo. Habia otro baile de la Compania Comica, uno que era el favorito de los miembros mas jovenes de la familia Brabazon, en el que se llamaba a la pareja por su nombre para que penetrara en el centro del circulo. Era muy sencillo; a los ninos les encantaria... y tal vez consiguiera atraer a Koru, cosa que no habia hecho la primera cancion.
Levanto las manos para pedir silencio y dijo:
—Muy bien, os ensenare un baile. Un baile precioso. Pero antes de empezar, tengo que conocer algunos de vuestros nombres.
La miraron sin comprender. Luego uno de los ninos pregunto:
—?Por que?
—Porque os llamare, de uno en uno, para que entreis en el corro y baileis conmigo. Bien —dedico una sonrisa de animo a una nina de expresion traviesa—, ?como te llamas?
—Viento, hierba, flor. Senora que canta —respondio ella con una risita.
Perpleja, Indigo se volvio hacia el chiquillo situado junto a la nina.
—?Como te llamas
Todos los ninos empezaron a reir, como si aquello fuera un juego nuevo y fascinante.
—?Rio! —declaro el chiquillo—. ?Arbol, bonito! ?Acaso no la comprendian? ?O es que le gastaban una broma? ?O —y la idea conmociono a Indigo nada mas pasarle por la cabeza— es que acaso no teman nombres propios? Fuera cual fuera la verdad, lo cierto es que no serviria de nada insistir con sus preguntas; asi pues, improviso con rapidez y cambio de metodo.
—Bueno, de todos modos no importa. La cancion tiene un estribillo; cada vez que cante el estribillo senalare... de . este modo, ?veis?, y aquel al que senale tiene que entrar en el corro y bailar conmigo la siguiente estrofa.
No sabia si la habian comprendido pero tampoco importaba demasiado; si tan solo entendian los rudimentos seria mas que suficiente para satisfacerlos, y a ella le serviria en sus propositos. Canto el estribillo una vez para que lo conocieran, dejando que saltaran y giraran mientras lo hacia, y luego inicio la primera estrofa. Mientras cantaba transmitio a la loba:
«Grimya,
Las palabras de la estrofa eran sencillas, casi disparatadas. Cuando Indigo llego al final de ellas senalo a la loba con el dedo y canto:
Entonces, finalizada la septima estrofa, Indigo no senalo a nadie sino que levanto ambos brazos al cielo.
Nadie se adelanto. Desconcertados, los ninos se detuvieron desordenadamente y se miraron entre ellos. «Perfecto», se dijo Indigo. Volvio a llamar:
Siguio sin haber la menor senal de la presencia de un chiquillo de cabellos rubios entre los otros ninos, Indigo fingio mirar con suma atencion a su alrededor, y luego meneo la cabeza entristecida.
—No quiere salir. ?Ha estropeado el baile!
La comprension se abrio paso en el circulo de pequenos rostros, y con ella la indignacion.
—?Koru! ?Ha llamado a Koru!
—No esta aqui. ?Donde esta?
—Tiene que venir. ?Koru!
—?Encentradlo, encentradlo, o se habra acabado la diversion!
—?Donde esta Koru? ?Encontrad a Koru!
—?Koru! ?Koru! ?No te escondas! ?Sal, Koru, sal y baila con nosotros! —gritaron en ansioso coro.
La torre verde era la mas cercana de las cinco, y en una puerta baja situada en la base se veia una pequena figura solitaria. El nino intentaba ocultarse entre las sombras, pero los otros ninos ya lo habian descubierto y corrieron hacia el en alegre y ruidoso tropel.
—?Koru! ?Por que te escondiste?
—?Ven a ver a la senora que canta y a su precioso perro!
—?Ven a jugar!
Saltaron sobre Koru y, besandolo y palmeandolo como un hermano perdido, lo arrastraron hasta donde aguardaban Indigo y