Indigo se agacho cuando los ninos lo dejaron ante ella e modo que su rostro quedara a la misma altura que el nino y no lo intimidara tanto.
—Hola, Koru —saludo con dulzura.
—?No pienso regresar! —exclamo el, girando la cabeza un lado con violencia.
—Koru, no tienes por que tenerme miedo. Solo quiero hablar contigo.
—?No, no lo quieres! —Volvio a mirar, y de repente su voz se lleno de desesperado veneno—. ?No es cierto! ?Lo se! ?Has venido para llevarme de vuelta, has venido para hacer que regrese contigo! ?Y no lo voy a hacer,
Se produjo un silencio largo y espantoso. Incluso los ninos se daban cuenta de que algo no iba bien, y se apartaron de Koru mirandolo con ojos asombrados. Algunos se llevaron el pulgar a la boca con expresion de preocupada desilusion, y una nina muy pequena empezo a llorar.
Koru se quedo solo en actitud desafiante, contemplando a Indigo como un pequeno pero feroz animalillo. Indigo intento desesperadamente encontrar algo que decir, pero no hallo nada que no amenazara con empeorar aun mas la situacion. Y las ultimas palabras de Koru todavia resonaban en su cabeza: «Eres igual que los otros. Han hecho que estes muerta».
Entonces, inesperadamente,
—K... Koru... —dijo con su ronca voz vacilante—. ?Estoy yo muerta, como los otros? ?Me od... odias tambien a mi? ?a mi?
Koru abrio los ojos de par en par, asombrado.
—
—Sssi. Hablo. —La loba envio un silencioso mensaje a Indigo:
Koru tiro de su labio inferior con un dedo vacilante.
—?Tambien les teniais miedo?
—Sssi. No habrian comp... prendido, y nos habrian echado. Es por eso que... —vacilo, e Indigo escucho su muda disculpa por la inocente mentira que venia a continuacion—... vinimos a este lugar. No a llevarte de vuelta: a estar contigo.
Indigo contemplo a la loba con estupor. Jamas se le habia ocurrido que
—?Indigo! —Era la voz de Koru, bastante cambiada ahora—. ?Estas llorando!
—No... —Fue una negativa automatica, un impulso; Indigo sorbio con fuerza y se seco los ojos con el dorso de la mano—. No, no lloro. Ahora no.
—Mi madre dice que no esta bien llorar, pero yo no la reo. No esta mal, no aqui. Yo... — Koru lucho consigo mismo durante un momento; la juventud y la inocencia le impedian comprender mas que una ligera parte—. Yo..., yo no queria decir lo que dije. Sobre lo de que estabas muerta. Lo siento, Indigo.
Le fue imposible contestarle pero hizo un gesto con la fulano para quitarle importancia.
—Si me hubieras
—Koru...
Pero la voz mental de
«No,
—Senora que canta. —Se trataba de la chiquilla de rostro solemne. Mas atrevida que sus companeros, se habia adelantado y ahora miraba a Indigo con mirada seria y atenta—. Le toca bailar a Koru.
Lo incongruente de su preocupacion, declarada con tanta firmeza, hizo que Indigo se atragantara con un inesperado ataque de risa. Koru sonrio de oreja a oreja.
—?Si, Indigo! ?Bailemos! —Hizo una pausa—. Estaba en la torre. Te oi y queria tomar parte, pero no me atrevia. Ahora ya no tengo miedo. —De improviso extendio los brazos hacia ella para ayudarla a ponerse en pie—. Ojala hubieras traido el arpa; me gusta. Pero de todos modos no importa, porque supongo que el Benefactor te puede hacer otra si se lo pides.
No fue hasta que la hubo ayudado a incorporarse que Indigo se dio cuenta de lo que el nino acababa de decir.
—?El Benefactor? Koru, hablame del Benefactor. ?Que es? ?Quien es?
Koru torcio el rostro, pensativo.
—Bueno, la verdad es que no lo se muy bien —contesto—. Veras, solo lo he visto una vez, y no le hable. Pero todos mis amigos lo conocen. A veces todos fingimos que es un rey.
Eso es divertido... En una ocasion tuve un libro en el que salian reyes, de modo que lo se todo sobre ellos y se lo puedo contar a los otros.
Indigo se dio cuenta de que
—?Asi que no os... tiene prisioneros aqui? —?Prisioneros? —Los ojos de Koru se abrieron desmesuradamente, y el nino se echo a reir con fuerza—, ?Indigo, tienes unas ideas tan tontas! Todos mis amigos quieren al Benefactor. Dicen que no es lo que en Alegre Labor creen que es, y que todos los de alli saben la historia al reves. Creo que eso es muy divertido, ?no te parece?
Habia un leve deje de tristeza en su voz mental, como si no estuviera convencida de la necesidad de conseguir que Koru regresase a casa, Indigo iba a protestar cuando se dio cuenta con gran consternacion por su parte de que , no estaba totalmente en desacuerdo. El contraste entre la felicidad de Koru y la clase de vida que lo esperaba alla en Alegre Labor era enorme. ?No seria posible, solo posible, que el nino estuviera mejor en este mundo... ?
La insidiosa idea la horrorizo. No podia permitirse considerar tal posibilidad; era poco escrupuloso y una terrible traicion a Hollend y Calpurna que habian sido tan buenos con ella. Sacudio la cabeza para desterrar aquellos pensamientos, y advirtio que los ninos volvian a amontonarse a su alrededor.
—?Senora que canta, senora que canta! —?Terminemos el baile!
—?No, no; empecernoslo otra vez! ?Sera aun mas divertido!
Koru le tiro de la mano.
—?Vamos, Indigo! ?Vuelve a empezar, canta la cancion!