regresar a las Islas Meridionales, pais natal de Indigo. La muchacha se habia enrolado en la tripulacion del Buena Esperanza... y el resto, dijo Grimya, Niahrin ya lo sabia.

—Diosa querida. —La voz de la bruja estaba llena de compasion—. Tan triste final a lo que debiera haber sido una historia feliz... Que tu sobrevivieras, y sin embargo tu amiga haya..., haya muerto.

—No; no ha muerto. —Los ojos de Grimya centellearon.

Niahrin la contemplo entristecida.

—Oh, querida. No quiero defraudar tus esperanzas, pero...

No —repitio la loba, con mas energia—, Indigo no esta muerta. —No podia explicarlo, ya que no habia contado a Niahrin que Indigo era inmortal y no podia morir; esa era parte de un secreto mas importante que no podia darse a conocer. Levanto los ojos, suplicante—. Ti... tienes que creer que lo se. Lo se.

Niahrin hizo un esfuerzo por comprender. Un vinculo telepatico, habia dicho la loba. A lo mejor era eso; tal vez seguia en contacto con la mente de su amiga.

—?La... percibes? —inquirio con cautela—. ?Percibes su presencia..., su existencia?

Sin quererlo habia dado a Grimya la ayuda que esta necesitaba. Los ojos de la loba se iluminaron y contesto impaciente:

—?Si! La percibo. Es asi co... como se que Indigo esta viva.

Esto era algo extrano y magnifico, se dijo Niahrin. Sabia algunas cosas sobre telepatia aunque ella no poseia ese don, pero nunca antes habia imaginado que pudiera existir un vinculo tan extraordinariamente fuerte, y empezo a preguntarse que clase de persona seria la misteriosa Indigo.

—?Sabes donde esta, Grimya? —inquirio con expresion vehemente—. ?Puedes encontrarla... o ella a ti?

La luz se apago en los ojos de la loba.

—No. —Habia dicho una mentira a Niahrin, pues ya habia intentado llegar hasta Indigo y comunicarse con ella y sus esfuerzos no habian tenido respuesta. O bien Indigo no estaba despierta para oirla, o la distancia entre ambas era demasiado grande—. No se donde esta —anadio—. Pero se que esta viva. Lo se.

—Si, si. Tranquila ahora; te creo. —Niahrin medito unos instantes y luego anadio—: Indigo... es un nombre extrano para alguien de las Islas Meridionales. ?Sabes que el Indigo es el color del luto en nuestro pais? ?Seguramente no es ese el nombre que le pusieron al nacer!

—No..., no lo se —fingio Grimya, incomoda.

—?Vive su familia? ?Conoces el nombre de su clan?

—Estan muertos, y... no conozco sus nombres.

Quizas eso lo explicaba, penso Niahrin. Tal vez Indigo habia adoptado un nuevo nombre como demostracion de su dolor; ese podia ser el motivo por el que habia abandonado las islas y se habia aventurado en tierras extranjeras durante tanto tiempo, con la esperanza de olvidar alguna terrible tragedia personal. Pero, aunque aquella teoria parecia bastante verosimil, Niahrin sentia en sus huesos que algo no estaba bien. No era mas que su intuicion, pero algo no encajaba.

Ademas, estaban sus visiones, y eso le trajo a la mente otra cuestion inexplicable...

—Carino —dijo, volviendo a mirar a Grimya—, si tu Indigo esta viva... y, si, te creo cuando dices que lo esta..., entonces yo la encontrare para ti.

Eso no deberia resultar dificil, penso. Seria muy sencillo enviar un mensaje a los pueblos que bordeaban la costa preguntando por los supervivientes del naufragio; una mujer con el extrano nombre de Indigo no pasaria inadvertida y los islenos la recordarian. Lo mas probable es que se encontrara en Ranna, o al menos que hubiera estado alli. Y saber su paradero seria mejor medicina para Grimya que las pociones de cualquier hechicera.

—Enviare un mensaje con uno de los habitantes del bosque —prometio—. A menudo tratan con las granjas y pueblos de los alrededores, y ellos haran correr la noticia rapidamente. Encontraremos a tu Indigo, no temas.

—Eres muy ama... amable. —Los ojos de la loba brillaron afectuosos.

—?Amable? —Niahrin lanzo una risita—. Tonterias. Nadie haria menos. Ahora, si tu no estas hambrienta yo si, de modo que comeremos ahora y luego dormiras. Dormir es el mejor remedio. —Se incorporo, un poco entumecida—. ?Ah! Debo de estar haciendome vieja; ya no tengo la flexibilidad que tenia. Oh... —Vacilo—, Una cosa. — De improviso, su ojo sano se clavo con fuerza en el rostro de Grimya—. ?Que fue eso que te asusto tanto que hizo que te volvieras a hacer dano?

Grimya se vio cogida por sorpresa, que era precisamente lo que Niahrin habia querido. Sus labios se entreabrieron un poco, mostrando las puntas de los colmillos, y un curioso ruidito resono en su garganta. —Te... tenia... —Las palabras murieron. —No era mas que un anciano. Un anciano loco, pero no puede evitar su locura lo mismo que ni tu ni yo podemos evitar nuestras penas. Tiene miedo a los lobos, pero no es realmente malvado, Grimya. —Arrugo la frente con fuerza—. ?O no fue Perd quien te asusto? Fueron los lobos..., ?verdad? ?Sabias que estaban ahi, y les tuviste miedo por lo que te hizo tu propia jauria hace tanto tiempo?

Grimya no podia darle una respuesta, pues ni ella misma sabia la verdad. Todo lo que recordaba era haber percibido algo siniestro, tan amenazador, tan horrible, que habia inundado su cerebro y llenado de terror su corazon. A lo mejor eran los lobos; tal vez era eso. Desde luego temia a los de su raza, y por un buen motivo. Sin embargo, el instinto le decia que habia habido mas que eso, mucho mas, aunque se sentia desesperadamente reacia a preguntarse que podria haber sido.

Niahrin se dio cuenta de su estado de animo y no la presiono mas.

—No, querida, no pienses en ello si te inquieta tanto. No importa, y tenemos cosas mas importantes de las que preocuparnos ahora. —Tomo una cuchara de madera y la agito en el aire—. ?Comida para ti, y luego a dormir!

«Y espero —penso mientras Grimya empezaba a tranquilizarse— que ni Perd ni los lobos regresen demasiado pronto. Al menos no hasta que haya empezado a desentranar algunas partes de este extrano misterio. »

CAPITULO 5

Perd Nordenson no regreso a la casa durante los dos dias siguientes, y, si los lobos rondaban por alli, Niahrin no advirtio su presencia y Grimya no mostro la menor inquietud.

La bruja se sentia a la vez sorprendida y satisfecha por los rapidos progresos de su paciente. Grimya se habia tomado en serio la reprimenda y obedecia concienzudamente todas sus instrucciones, y la promesa de Niahrin de hacer todo lo posible por encontrar a Indigo le habia proporcionado muchos animos. Su mayor enemigo en estos momentos era el aburrimiento y —no sin cierta sorpresa por su parte, ya que jamas habia creido poseer una vena tan frivola— Niahrin se encontro descuidando vergonzosamente su casa y su jardin para poder entretener a la loba. Grimya adoraba la musica y Niahrin adoraba cantar; su voz era un poco ronca pero afinada y agradable, y conocia muchas de las canciones que la loba habia aprendido de Indigo en los anos que habian pasado juntas. Encantada de volverlas a escuchar, Grimya se sentia deseosa de ensenar nuevas canciones a Niahrin a cambio; melodias del continente occidental, de Khimiz, de Davakos. La mujer poseia una flauta de madera que no habia tocado desde hacia anos pero que, tras un poco de practica, no tardo en volver a dominar, y aunque Grimya no podia cantar si podia articular la mayoria de las notas con la suficiente exactitud para que Niahrin encontrara e interpretara la melodia. De este modo, el tiempo transcurria agradablemente, si bien Grimya se sintio desolada al descubrir que aun deberia esperar algun tiempo antes de que los huesos rotos hubieran sanado y pudiera volver a andar.

—No te pongas nerviosa —insto Niahrin con dulzura, al ver su desilusion—. Dentro de poco podras empezar a poner a prueba tres de tus patas; no en exceso, claro, pero un poco de ejercicio ayudara a devolverte las fuerzas; y luego el tiempo te parecera corto hasta que vuelvas a estar bien. Y entretanto la busqueda de tu amiga Indigo

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