para cuestionar lo que decida hacer la reina. —Volvio a empujar la carretilla hasta la carretera y se puso en marcha en direccion a las puertas de la fortaleza.

Ante su sorpresa, y con gran alivio para Grimya, las esperaban. En cuanto la bruja empezo a contar su historia, el guarda de la puerta interrumpio sus explicaciones y le indico que pasara. Al parecer, el rey Ryen habia dado instrucciones a sus centinelas para que aguardaran la llegada de alguien procedente de los bosques acompanado de una loba domesticada. Y, si, la marinera de nombre Indigo estaba alli, junto con su prometido. Al escuchar esto Grimya emitio un sonido ahogado pero se controlo enseguida, temerosa de revelar su secreto. El guarda pidio a Niahrin que esperara mientras iba en busca de alguien que las acompanara, y, en cuanto se hubo alejado lo suficiente para no poder oirlas, la cabeza de la loba giro hacia Niahrin.

—Di... dijo... prometido. —Habia temor y confusion en su voz—, ?Indigo no esta prometida! ?No esta prometida a nadie! No puede, no podria...

—?Chist! —advirtio Niahrin—. ?Silencio, o alguien podria oirte! —Poso una mano sobre la cabeza de Grimya para tranquilizarla—. Escucha, carino, me parece que hay muchas cosas que no sabemos aun, y lo mas probable es que el centinela se haya equivocado. Ten paciencia un poco mas y averiguaremos que sucede.

Las primeras gotas de lluvia empezaban a caer cuando regreso el centinela. Lo acompanaba un hombre de cabellos castanos que Niahrin reconocio al instante como un bardo.

—Senora... —El joven vacilo un instante, pero, si el rostro desfigurado de la bruja lo desconcerto, tuvo la suficiente presencia de animo para disimular su reaccion. Hizo una reverencia, y Niahrin vio que la evaluaba rapidamente no tan solo a nivel fisico—. Se bienvenida a Carn Caille. Soy Jes Ragnarson, bardo del rey Ryen.

—Yo soy Niahrin —repuso la bruja.

—Si; si, he oido hablar de ti. —Sonrio—. Tu nombre y reputacion son muy respetados por los de mi profesion al igual que por los de la tuya.

Sus palabras sorprendieron a Niahrin, quien lanzo una carcajada gutural.

—Bueno, no fingire no sentirme halagada, Jes Ragnarson. —Senalo la carretilla—. Y esta, como creo que ya sabes, es Grimya.

El bardo contemplo a la loba unos segundos, y luego asintio.

—Hay aqui dos personas que estaran muy contentas de verla. —Se volvio otra vez hacia la bruja y le dedico una segunda y escudrinadora mirada—. Y unas cuantas mas que tambien estaran contentas de verte a ti. —Y, antes de que Niahrin pudiera indagar sobre tan peculiar afirmacion, sus modales cambiaron de nuevo y levanto los ojos hacia el gran cuadrado de cielo enmarcado por las murallas de Carn Caille—. La lluvia arrecia; ?has llegado justo a tiempo! Ven, pongamonos a cubierto antes de que empiece el aguacero. Vuestros amigos os esperan.

Abandonaron a toda prisa el exiguo refugio del arco de la puerta y atravesaron el patio hasta una puerta del lado oeste de la fortaleza. Niahrin vio rostros en las ventanas que los contemplaban con interes; luego franquearon la puerta y se encontraron en un salon espacioso y sorprendentemente calido, del que partian dos amplios pasillos. Varios criados se detuvieron para dirigirles miradas curiosas; uno o dos, al ver la carretilla y la loba, sonrieron. Jes Ragnarson las condujo por el pasillo de la izquierda, a traves de una sala enorme y vacia en la que resonaron sus pisadas —Niahrin supuso que se trataba de una sala de reuniones o algo parecido—, y finalmente hasta la puerta de una antesala. Llamo a esta; durante un momento todo permanecio en silencio, pero al cabo la puerta se abrio desde adentro.

Niahrin pudo ver el interior de la habitacion, y por un sobrecogedor momento tuvo la impresion de que todo un comite de recepcion las esperaba. Seis personas —debia de haber seis, si no mas—: un hombre fornido y rubio, una mujer de cabellos castano rojizos, una criatura de cabellos plateados y curiosos ojos, y una impresionante figura alta de cabellos parecidos a hojas de sauce, una anciana, un...

Entonces, de improviso y de un modo sorprendente, la vision se desvanecio ante sus ojos y solo quedaron dos personas. La bruja meneo la cabeza aturdida, con los ojos fijos en las dos personas y preguntandose que era lo que le habia sucedido, pero antes de que se hubiera serenado el hombreton rubio echo a correr hacia ellas.

?Grimya! —Su voz cargada de acento extranjero resono en los pequenos confines de la habitacion—. Grimya, eres tu, lo eres de verdad! ?No te ahogaste!

Niahrin estaba aun demasiado sobresaltada para advertirle que tuviera cuidado con la pata herida de la loba. Vinar se dejo caer junto a la carretilla y empezo a rascar con fuerza a Grimya entre las orejas. La loba gimoteo de placer, retorciendose, pero su mirada estaba clavada en la mujer situada detras de Vinar, quien hasta el momento no habia dado un paso para ir a su encuentro y se limitaba a contemplarla con ojos inquietos. Utilizando su voz mental, la loba la llamo, extasiada.

«?Indigo! ?Estas a salvo, estas aqui! ?He tenido tanto miedo por ti!»

Pero Indigo no respondio. Su expresion no se altero, tampoco hablo, y de su mente no surgio ninguna oleada de emocion.

«?Indigo, que sucede?», inquirio la loba, perpleja. «. ?Por que no me saludas?»

Indigo se limito a seguir con la mirada fija en ella, y la angustia de la loba se torno bruscamente en miedo. Sus sentidos psiquicos intentaron freneticamente llegar hasta la muchacha, pero siguio sin recibir respuesta de su amiga. Lo cierto..., lo cierto, comprendio Grimya, es que no habia nada. El vinculo mental entre ellas habia desaparecido como si jamas hubiera existido.

«?Indigo!» Grimya proyecto toda la energia que fue capaz de reunir en el silencioso grito, «Indigo, por favor, POR FAVOR.... »

—Lo siento. —La voz de Indigo interrumpio su desesperada llamada mental, y la muchacha desvio la mirada—. Lo siento, Vinar. No recuerdo. Si esta es Grimya, y si alguna vez me pertenecio, sencillamente no recuerdo nada sobre ella.

El panico acabo con toda cautela en la mente de Grimya, y su voz —su voz fisica— broto de su garganta en un grito que era mitad palabras y mitad aullido.

—Indigo, ?por que no me reconoces? ?Por que no me reconoces?

Vinar dio un salto atras como si hubiera recibido un latigazo en pleno rostro. Perdio el equilibrio y fue a caer pesadamente al suelo, donde quedo sentado, boquiabierto por la sorpresa mientras contemplaba a la loba con incredulidad y terror. Indigo se quedo paralizada donde estaba, el rostro una mascara de aturdimiento, la boca entreabierta, mientras una sucesion de imagenes inconexas penetraban violentamente en su cerebro como cuchilladas. Lobo..., bosques y luz de hogueras..., viajes que parecian no tener fin... y una carga, una terrible carga ineludible...

—Los animales no hablan... —Retrocedio un paso, alzando las palmas de ambas manos hacia afuera como para rechazar algo demasiado terrible para enfrentarse a ello—. ?No hablan! —Alzo la cabeza violentamente y dedico a Niahrin una terrible mirada enloquecida—. ?Esto es un truco, una broma que me estas gastando!

—?No! —protesto Niahrin— Senora, os aseguro que...

—?No te creo! —La voz de Indigo, aguda por el panico, la interrumpio a mitad de la frase. Luego, antes de que nadie pudiera detenerla, la joven paso corriendo junto a la carretilla y la bruja, y con un grito lleno de desesperacion huyo de la habitacion.

CAPITULO 11

—Jamas me lo dijo. Eso es lo que no comprendo. Todo ese tiempo navegando, ?y jamas me dijo nada! — Vinar paseaba por la habitacion como un leon enjaulado, hasta la ventana, hasta su sillon, hasta la puerta, de nuevo hasta la ventana... Por fin se detuvo y miro a Niahrin en muda suplica—. ?Por que no me lo dijo? No puedes contestar a eso y yo tampoco; ?no tiene sentido!

La bruja estaba acuclillada junto a la carretilla, acariciando la cabeza de Grimya con un movimiento suave y regular en un intento de ofrecer a la loba su mudo consuelo. Grimya se habia sumido en un profundo silencio, negandose a hablar tras su arrebato y

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