—?Es una foca! —grito, pero enseguida agrego—: No, no lo es... Es... —Su voz se apago y miro por encima del hombro con ojos asombrados—. ?Es un perro!

—?No lo toques! —advirtio Retty—. Si esta herido puede atacarte. Quedate donde estas... Ire a echar una mirada.

Con el saco de lona rebotando sobre la espalda corrio a reunirse con su hermano menor, deteniendose en el camino para recoger un palo de madera que le serviria para mantener al perro a raya si resultaba peligroso. Pero, cuando alcanzo a su hermano y juntos se acercaron despacio al animal, se dieron cuenta de que este no estaba en condiciones de atacarlos. Desgrenada y cubierta de barro, con el empapado pelaje pegado al cuerpo de forma que le daba un aspecto esqueletico, la criatura yacia en medio de las algas, moviendo debilmente la cabeza y una de las patas delanteras pero demasiado agotada para hacer nada mas. Tenia los ojos entrecerrados, la lengua le colgaba a un lado y su respiracion era jadeante y penosa; al acercarse mas los muchachos escucharon un debil gemido que escapaba de su garganta.

—No es un perro —dijo Retty de improviso—. Es un lobo.

—?Un lobo? —Esk se mostro incredulo—. ?Como ha ido a parar al mar un lobo?

—No lo se. —Se encogio de hombros—. A lo mejor se cayo del acantilado, o algo asi.

—Los lobos no se caen de los acantilados.

—Pues a lo mejor la galerna lo tiro de el. Pero sin duda es un lobo; mira la forma de

la cabeza, y las patas tan delgadas. Y esa cola. Eso es un lobo.

—?Que vamos a hacer? —Habia compasion en la voz de Esk—. No podemos dejarlo aqui o se ahogara cuando vuelva a subir la marea. ?Crees que podriamos ponerlo en pie?

Su hermano nego con la cabeza. —Me parece que tiene las patas traseras rotas. Mira... Las tiene dobladas al reves. ?Ves como estan? No puede andar, y no me gustaria intentar llevarlo en brazos, no sea que aun le hagamos mas dano.

—A lo mejor incluso nos morderia —apunto el pequeno en tono practico.

Se quedaron contemplando en silencio el patetico monton de pelo. Si el lobo se habia dado cuenta de su presencia no lo demostraba; los gemidos habian cesado ahora, los ojos del animal estaban cerrados y era imposible decir si seguia respirando o no.

Al cabo de unos segundos, Esk levanto los ojos con preocupacion. —?Se ha muerto?

—No lo se. —Su hermano estaba a punto de agacharse y extender una mano para tocar al lobo, cuando una voz los llamo desde lo alto. —Retty..., Esk..., ?todo va bien ahi abajo? Los ninos levantaron la cabeza y vieron una figura, recortada contra el brillante cielo, que saludaba desde lo alto del acantilado.

—?Es el abuelo! —grito Esk, ansioso—. ?El sabra que hacer! —?El abuelo no sabe nada de lobos! —protesto Retty, pero Esk corria ya playa arriba en direccion al acantilado, agitando los brazos con energia.

—?Abuelo, abuelo, baja! ?Hemos encontrado un lobo, esta herido! ?Baja!

Desde lo alto su abuelo no podia oir lo que gritaba Esk, pero la urgencia de la llamada quedaba muy clara, de modo que el anciano se acerco al borde y empezo a descender con cuidado. Retty apreto los dedos e hizo una mueca, temeroso de la colera de su madre si el anciano —de quien mama decia que era demasiado mayor para ir trepando y saltando por las rocas, y «vosotros, ninos, no os atrevais a animarlo a hacerlo»— caia y se hacia dano. Pero el abuelo llego al pie del acantilado sano y salvo y, con Esk tirandole de la mano, se acerco a ver el descubrimiento por si mismo.

—Bien, bien —dijo, con un tono de asombro en la voz—. Es un animal grande, mas grande que la mayoria de los lobos que tenemos en esta region. Es mas parecido a un animal de la tundra que a una de nuestras razas del bosque.

—?Esta muerto, abuelo? —pregunto Esk.

El anciano se inclino para tocar al lobo y palpar bajo el collarin, cubierto de sal y casi seco ahora.

—No, no lo creo; pero esta malherido.

—Tiene las patas traseras rotas —le informo Retty, sombrio—. No puede andar; si se queda aqui se ahogara cuando suba la marea.

El abuelo de los muchachos se irguio y estudio la situacion del lobo herido. Matar animales para comer era una cosa; la carne era algo necesario para sobrevivir, y siempre le habia gustado la caza tanto como a cualquiera. Pero ningun habitante honrado de las Islas Meridionales mataria a un animal por otro motivo, o lo dejaria sufrir sin necesidad. Tanto animales como humanos eran criaturas de la Madre Tierra, y los islenos respetaban a los lobos en particular, no como competidores sino como companeros de caza por derecho propio. A lo mejor, penso, ese lobo ya no podia salvarse, pero no estaba seguro. Merecia una oportunidad... y, de todos modos, no creia tener el valor para despacharlo, aunque fuera en un acto de misericordia. Ademas, hoy era dia de mercado, ?no era asi? Eso podria cambiarlo todo...

—Retty —dijo, indicando el acantilado—, vuelve a subir; luego corre todo lo rapido que puedas hasta el pueblo y consigue que vengan dos hombres. Diles que traigan algo de cuerda, y una plancha resistente de mimbre para hacer una camilla. Despues, cuando lo hayas hecho, quiero que vayas a Ingan.

—?Ingan? —Retty estaba perplejo. Ingan era la ciudad grande mas cercana, situada unos ocho kilometros tierra adentro. El nino apenas si habia estado en la ciudad dos veces en toda su vida—. ?Para que, abuelo?

—Es dia de mercado —respondio el abuelo—. Existen muchas probabilidades de que Niharin este alli. Si lo esta, quiero que le pidas, ?con toda educacion, sobre todo!, si puede venir a ver que puede hacer por el lobo.

Esk, que escuchaba con sumo interes, torcio el rostro en una mueca.

—?Niahrin? ?Puf! Es una bruja horrible..., ?es repugnante! El anciano se volvio furioso hacia el pequeno. —?Ya es suficiente, muchacho! Niahrin no puede evitar el aspecto que tiene, y sabes tan bien como yo que las brujas del bosque son mujeres buenas y sabias, ?de modo que no tolerare que se la insulte! —Mientras Esk enrojecia avergonzado, el abuelo se dirigio de nuevo a Retty—. Di a tu madre que tienes mi permiso para ir, y que puedes coger prestado el poni del herrero; le dices que ya le pagare mas tarde. Ahora, ponte en camino, y date prisa. La marea empieza a subir ya y no tenemos mucho tiempo.

Alentado por la responsabilidad que su abuelo depositaba en el, y tambien por el pensamiento de que a lo mejor podian salvar al lobo, Retty asintio con la cabeza. —Si, abuelo. ?Hare todo el camino corriendo! El anciano y el nino de menor edad lo siguieron con la mirada mientras ascendia por el acantilado y desaparecia por encima de la cumbre tras agitar rapidamente un brazo en senal de despedida. Luego devolvieron su atencion al lobo. La criatura parecia haber recuperado el conocimiento otra vez pero estaba demasiado debil y atontada para intentar moverse. Sus nublados ojos ambarinos los contemplaban con impotencia; con la punta de la lengua se lamia las mandibulas pero sin coordinacion. El anciano considero la posibilidad de intentar enderezar las patas traseras danadas, pero se decidio en contra temeroso de que sus bienintencionadas pero inexpertas manos no fueran a empeorar las cosas. Era mejor esperar la llegada de la hechicera, aunque, si no habia ido al mercado de Ingan hoy, solo la Madre sabia lo que harian ellos entonces. El pueblo tenia su propio medico, desde luego, pero la forma en que Niahrin trataba a los animales era una leyenda en la region. La gente rumoreaba incluso que, en una ocasion, habia devuelto la vida a un caballo...

Una mano diminuta se introdujo repentinamente en la suya, y vio a Esk que lo contemplaba ansioso.

—?Podra Niahrin salvar al lobo, abuelo? —El chiquillo se disculpaba asi de forma indirecta por lo que habia dicho minutos antes, y el anciano sonrio para darle a entender que estaba perdonado.

—Tendremos que esperar y ver, muchacho. Pero, si alguien puede, es ella.

Era pasado el mediodia cuando Retty regreso de Ingan en el poni prestado, con la bruja Niahrin montada a la grupa detras de el.

Todos los habitantes de la zona conocian a Niahrin, pero, pese a la larga amistad, los aldeanos aun la miraban con una mezcla de curiosidad y compasion al saludarla. Niahrin probablemente no tendria mas de cuarenta anos de edad, y de espaldas, con su figura elegante y ligeramente rolliza y los cabellos de un negro azabache arrollados alrededor de la cabeza en dos trenzas, se parecia a cualquier aldeana madre de familia, incluso aunque sus ropas fueran viejas y un poco extranas y sus colores a veces no combinaran demasiado. Pero, cuando se daba la vuelta y mostraba el rostro, esa ilusion se desvanecia.

El ojo derecho de Niahrin era de un castano limpido y calido, la mejilla derecha mostraba un rubor saludable bajo el efecto bronceador del viento, y el lado derecho de la boca era carnoso y casi bello. Pero el ojo izquierdo estaba tapado por un parche de colores, hecho con un pedazo de tapiz viejo, y la piel que quedaba debajo aparecia arrugada por viejas cicatrices de un color gris blanquecino que descendian hasta la mandibula como las marcas de

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