– Ahora yo… -un sollozo interminable-…jamas tendre… -otro sollozo-… sexo.
Suzy salio disparada hacia la puerta.
– Con permiso, creo que hay unas tarjetas de navidad a las que tengo que poner la direccion.
Cuando desaparecio, Gracie busco a tientas la caja de kleenex que habia sobre el sofa, a su lado, pero no la encontro por culpa de las lagrimas. Bobby Tom se acerco, saco uno y se lo puso en la mano. Ella enterro alli su cara, con los hombros temblando y emitiendo un aullido lastimoso. Cuando se sento a su lado, habia decidido que, sin duda, era la borracha mas deprimente que habia visto en su vida.
El dijo muy suavemente:
– Gracie, carino, ?cuantos vasos de vino bebiste?
– Yo no bebo -dijo ella entre sollozos-. El alcohol es so-solo para los debiles.
El froto sus hombros.
– Entiendo.
Lo miro y, con el kleenex en la mano, senalo la pintura que colgaba sobre la chimenea. Su padre se la habia regalado a su madre unas navidades cuando el tenia ocho anos. Aparecia el, sentado sobre la hierba con las piernas cruzadas y abrazando al perro con el que habia crecido, un labrador dorado llamado Sparky.
Ella senalo el retrato con el dedo.
– ?Es dificil creer que un nino que parece tan simpatico haya crecido para convertirse en un depravado mu- mujeriego, egoista e inmaduro, y una rata roba trabajos!
– Asi es la vida. -Le paso otro kleenex-. Gracie, ?podras dejar de llorar el tiempo suficiente como para que podamos hablar?
Ella nego con la cabeza tremulamente.
– No p-puedo p-parar. ?Y sabes por que? Porque me voy a pasar el resto de mi vida comiendo pure de patata y oliendo a desin-desin-fectante. -Otro gemido-. ?Sabes lo que pasa cuando vives rodeada de muerte todo el tiempo? ?Que tu cuerpo se seca! -Lo sorprendio al posar las manos sobre los pechos-. Se secan. ?Me seco entera! ?Me voy a morir sin haber tenido sexo!
Sus manos se inmovilizaron en sus hombros.
– ?Me estas diciendo que eres virgen?
– ?Por supuesto que soy virgen! ?Quien querria tener sexo con alguien tan pa-patetico como yo?
Bobby Tom era demasiado caballeroso como para dejar pasar la ocasion.
– Pues cualquier hombre saludable con sangre en las venas, carino.
– ?Ja! -Aparto las manos de sus pechos y cogio otro kleenex.
– Lo digo en serio.
Incluso borracha, Gracie no le dejaba pasar ni una.
– Demuestralo.
– ?Que?
– Ten sexo conmigo. Ahora mismo. ?Si! En este mismo momento. -Sus manos volaron hacia los botones de la parte delantera de su blusa blanca y comenzo a abrirlos.
El detuvo sus brazos y los sujeto con fuerza mientras le dirigia una sonrisa cuando intento soltarse.
– No podria hacer eso, carino. No, contigo borracha.
– ?No estoy borracha! Te lo dije antes, no bebo. -Se solto de sus manos y torpemente se bajo la blusa por los brazos. Antes de que el se diera cuenta, estaba sentada ante el, desnuda de la cintura para arriba excepto por un sujetador transparente de color rosa con multitud de corazones diminutos estampados que parecian minusculos mordiscos de amor como gotas derramadas sobre sus pechos.
Bobby Tom trago saliva mientras se ponia duro en un microsegundo. Tuvo el salvaje pensamiento de que se estaba volviendo loco, por culpa de Gracie. Despues de preocuparse en secreto porque su deseo sexual parecia haberlo abandonado en el mismo momento que su carrera habia acabado, estaba ahora incluso mas preocupado por sentirse excitado por una mujer tan sosa.
Ella miro la expresion de su cara y de pronto estallo en lagrimas otra vez.
– Tu no quieres tener s-sexo conmigo. Mis pe-pechos son muy pequenos. A ti solo te gustan las mujeres que los tienen grandes.
Lo que ella habia dicho era verdad, asi que no entendia que fuera tan dificil apartar los ojos de las curvas insignificantes de su pecho. Probablemente era porque estaba cansado y estar de regreso a Telarosa habia hecho bajar sus defensas emocionales y reaccionaba ante cualquier cosa. Tuvo cuidado en no herir sus sentimientos.
– Eso no es cierto, carino. El tamano no cuenta tanto como lo que una mujer hace con ellos.
– Yo no se que hacer con ellos -gimio ella-. ?Como se supone que debo saberlo cuando nadie me lo ha ensenado? ?Como se supone que puedo saberlo cuando el u-unico hombre que me ha tirado los tejos es un callista que me quiso besar el empeine?
El no tenia una buena respuesta para eso. Lo que si sabia, sin embargo, era que queria que Gracie se volviera a poner la blusa.
Mientras se inclinaba hacia el suelo para recogerla, donde ella la habia dejado caer, ella se puso tambaleantemente de pie.
– Supongo que aunque me desnude totalmente ante tus ojos, no me desearas.
Levanto la cabeza rapidamente justo a tiempo de ver como forcejeaba temblorosamente con el boton de su fea falda azul marino.
El se puso de pie.
– Gracie, carino…
Su falda cayo hasta sus tobillos y el realmente no pudo ocultar la sorpresa. ?Quien habria pensado que esas feas ropas pudieran esconder un cuerpo tan bien hecho? En algun momento de la noche, ella se habia quitado los zapatos y las medias y ahora estaba solo en sujetador y bragas. Sus pechos eran pequenos, cierto, pero tenia una estrecha cintura en perfecto equilibrio con ellos, redondas caderas bien proporcionadas, y piernas largas y delgadas. Se dijo a si mismo que el gran contraste que presentaba con esas amazonas de musculos duros y entonados con las que llevaba saliendo tanto tiempo, era la unica razon de que la encontrara tan atractiva. Sus caderas no eran rocas duras esculpidas por dos horas diarias de aerobic y sus biceps no se habian moldeado con pesas. Tenia el cuerpo de una mujer normal, suave y delgado en algunos lugares y redondeado en otros.
Su entrepierna pulso cuando vio que sus bragas hacian juego con el sujetador. Aunque las braguitas tenian un solo corazon estampado, una gran rosa justo en el centro que no era lo suficientemente grande como para esconder el vello rizado que sobresalia por los lados. El experimento el incontrolable deseo de despojarla de ellas alli mismo, en la sala de estar de su madre, con Sparky mirando. Queria abrir sus piernas y comprobar si ella estaba tan seca como decia. Y si lo estaba, queria usar cada truco que conocia para ponerla caliente, humeda y lista para el.
Realmente encontro tentadora la idea. Pasar un par de horas bajo las sabanas con la
Sin embargo, no era cruel, y el sufrimiento en la cara de Gracie lo hizo acercarse. Dio un paso para envolverla entre sus brazos. Ella solto un suspiro largo y penetrante, y moldeo su cuerpo al de el como si hubieran sido fusionados por el calor.
Sintio algo en su interior similar a un cohete del cuatro de julio. Ella olia dulce y anticuada como a lavanda y lilas. Su feo pelo era suave bajo su barbilla, la piel tersa de su espalda era como seda bajo sus dedos. Dejo vagar sus manos a lo largo de su columna vertebral, hasta su cintura y luego las deslizo hacia mas abajo todavia. Se sorprendio de lo pequena que se sentia contra el. Por su naturaleza autoritaria, parecia una mujer mucho mas grande.
Ella le echo los brazos al cuello.
– ?Vamos a mantener relaciones sexuales ahora?
A pesar de su ingle palpitante, le divirtio notar que ella parecia casi tan aprensiva como ansiosa. Con las puntas de los dedos toco el borde de sus bragas e introdujo dentro sus manos. El agarro su trasero desnudo con las palmas de sus manos y la apreto contra el, vagamente avergonzado de estar buscando una sensacion barata con