El aullo de dolor y dio un salto en el aire.
Ella dejo caer la caja de carton al suelo con un golpe y cruzo los brazos sobre el pecho.
– ?Eso -dijo- es por hacerme comprar condones delante de tu madre!
Debio ser realmente dificil gritar, saltar de un lado a otro, maldecir y reirse al mismo tiempo, pero Bobby Tom de alguna manera lo consiguio.
Mientras el sufria, Gracie permanecio mirandolo, con el helado derritiendose en el suelo. Con justicia admiro su actitud. El se habia equivocado al incordiarla sin cesar y ella habia tomado represalias, y, con excepcion del despliegue de palabrotas, el lo estaba llevando realmente bien.
En ese momento, Gracie percibio que movia la mano hacia la cremallera y supo que se habia relajado antes de tiempo. Dio un paso instintivo hacia atras para pisar la caja del helado. Lo siguiente que supo fue que estaba tumbada en el suelo sobre el helado.
– Bueno, bueno, ?que tenemos aqui? -Un brillo diabolico centelleo en sus ojos mientras la miraba desde arriba, una mano permanecia todavia en la cremallera y la otra estaba posada en la cadera. Sentia el frio en la parte posterior de los muslos, donde se le habia subido la falda. Apoyo las manos en el suelo para intentar ponerse de pie al tiempo que Bobby Tom se agachaba a su lado.
– No tan rapido, carino.
Ella lo miro con suspicacia mientras intentaba apartarlo.
– No se lo que tienes en mente, pero sea lo que sea, olvidate.
La comisura de su boca se curvo perversamente.
– Oh, tardare mucho en olvidarlo.
Ella siseo con alarma cuando sus manos pegajosas se posaron sobre sus hombros y la volvio sobre su estomago. Cuando su mejilla aterrizo sobre un monticulo de vainilla fundida, ella comenzo a gritar. Antes de que pudiera gatear, algo que parecia su rodilla se poso sobre su espalda.
– ?Que haces? -gimio ella al encontrarse inmovilizada sobre el suelo.
El comenzo a bajar la hebilla de su cremallera.
– Ahora, no te preocupes, carino. Llevo desnudando mujeres mas de lo que puedo recordar, no me llevara mas que unos segundos deshacerme de este vestido.
Cuando habia imaginado un monton de recuerdos, eso no era precisamente lo que habia tenido en la mente.
– ?No quiero que me quites el vestido!
– Claro que quieres. -Siguio bajando la cremallera-. Las rayas no son divertidas. A menos que planees arbitrar un partido, te sugeriria que las evitaras en el futuro.
– ?No necesito una leccion de moda! ?Ah! ?Deja esa cremallera! ?Para! -El abrio el vestido, levanto la rodilla e ignorando sus chillidos de protesta, comenzo a bajarlos por sus caderas.
– Ya esta, carino. Caramba, tienes una ropa interior bien bonita. -Con un movimiento limpio, le quito el vestido y la giro sobre su espalda, pero miro demasiado tiempo su diminuto sujetador blanco y su minuscula braga.
Ella cerro la mano sobre un montoncito de chocolate semisolido y se lo tiro.
El gruno sorprendido cuando le golpeo en la mandibula, luego se abalanzo sobre la caja de carton.
– Eso ha sido como un penalty injusto.
– Bobby Tom… -Ella chillo cuando el tomo un gran trozo de helado y dejandolo caer sobre su estomago, empezo a extenderlo sobre su piel con la palma de la mano. Boqueando ante el frio, lucho por escaparse.
El sonrio ampliamente mientras la miraba.
– Pidele perdon a Bobby Tom por haberle causado todos ‘sos problemas y promete que haras hasta la mas simple cosa que te pida a partir de ahora. Amen.
Ella repitio unicamente las palabrotas mas rudas que recordaba, y el se rio, dandole a ella una excelente oportunidad de restregarle parte de la fresa por el pecho.
Desde ese momento, fue una pelea a vida o muerte. Bobby Tom tenia ventaja puesto que llevaba los vaqueros y resbalaba menos sobre el suelo que ella. Ademas era un deportista bien entrenado que sabia demasiadas jugadas sucias para alguien que habia sido nombrado una vez “Deportista del ano”. Por otra parte, el seguia distrayendose cuando extendia helado por diversas partes de su cuerpo y ella aprovechaba para mancharlo con todo lo que podia agarrar. Ella seguia gritando agudamente, riendose, e implorandole que se detuviera al mismo tiempo, pero el tenia mas aguante que ella y no paso demasiado tiempo antes de que se agotara.
– ?Alto! ?Basta ya! -Se dejo caer sobre el suelo. Sus pechos presionaban contra las copas de encaje del sujetador mientras jadeaba por el esfuerzo.
– Di:
– Para, por favor. -Ella respiro profundamente. Tenia helado por todas partes, en el pelo, en la boca, por todo el cuerpo. Su ropa interior, una vez blanca, estaba manchada de rosa y chocolate. El no se veia mucho mejor. Estaba especialmente satisfecha por la cantidad de fresa que le habia lanzado sobre el pelo.
Y luego se le seco la boca cuando sus ojos se deslizaron desde su pecho hasta la linea de vello dorado que descendia como una flecha desde su ombligo hacia la V abierta de los vaqueros. Ella clavo los ojos en la gran protuberancia que habia crecido alli. ?Ella habia provocado eso? Sus ojos volaron hacia los de el.
La miro con perezosa diversion. Por un momento ninguno de los dos dijo nada, luego el hablo con voz ronca:
– Un tanto a tu favor con tanto helado encima.
Ella se estremecio, no del frio sino por el calor que la atraveso. La excitacion de la lucha habia ocultado la violenta reaccion de su cuerpo ante el bombardeo de sensaciones que recibia. Repentinamente tuvo conciencia del contraste entre el helado frio y el calor abrasador de su piel. Sintio el rudo roce de la tela de los vaqueros contra su muslo, el resbaladizo aceite entre sus dedos, la abrasion de la arena que manchaba su pecho y que ahora tambien la cubria a ella.
El sumergio el dedo indice en el charco de fresa liquida de su ombligo y pinto una linea descendente hasta alcanzar el borde de sus bragas.
– Bobby Tom… -Sintio como si su corazon dejara de bombear y dijo su nombre en un susurro que sono como una peticion.
Sus manos subieron a sus hombros, donde introdujo los pulgares bajo los tirantes de su sujetador y los presiono sobre los pequenos surcos que alli habia en un tierno masaje.
El agudo y dulce anhelo que la invadio se torno insoportable. Lo deseaba desesperadamente.
Como si pudiera leer su mente, el llevo sus manos al broche del sujetador y rapidamente, lo abrio. Ella se quedo completamente quieta, asustada de que el recordara que era el hombre que deseaban todas las mujeres y ella era la chica que se habia quedado sola en casa durante su baile de graduacion.
Pero el no se detuvo. Aparto con fuerza los tirantes mojados y la miro. Sus pechos nunca habian parecido tan pequenos, pero no se iba a disculpar. El sonrio. Ella contuvo la respiracion, temiendo que fuera a hacer un chiste sobre su tamano, pero en vez de eso, dijo con voz lenta y letal, enviando fuego liquido a sus venas.
– Me temo que olvide un par de lugares.
Ella observo como sumergia su dedo en la caja de carton deformada que yacia abierta cerca de su hombro. Cogio un poco de helado de vainilla y lo llevo a su pezon. Ella contuvo la respiracion cuando el rozo la sensible punta.
Su pezon se tenso en un punto apretado y duro. Con la yema del dedo, el pinto un diminuto circulo alrededor y otra vez y volvio a subir a la cresta diminuta. Ella se quedo sin aliento; inclino la cabeza a un lado. El volvio a sumergir el dedo en la caja de carton de helado y llevo otra pincelada al otro pezon.
Un gemido escapo de sus labios al sentir el exquisito dolor del frio en una parte tan sensible. Sus piernas instintivamente se abrieron cuando la carne entre ellas latio con fuerza. Queria mas. Ella sollozo mientras el jugueteaba con ambos pezones, pellizcandolos entre el pulgar y el indice para calentarlos, solo para volver al helado y enfriarlos otra vez.
– Oh, quiero…, por favor… -Ella se dio cuenta de que estaba rogandole, pero no se podia detener.
– Tranquila, carino, tranquila.
El continuo pintando su pezones con frio, frotandolos para calentarlos para luego volverlos a enfriarlos otra vez. Fuego e hielo. Ella habia empezado a arder. El calor quemaba entre sus piernas mientras sus pezones se arrugaban de necesidad. Sus caderas comenzaron a moverse con un ritmo antiguo y se oyo sollozar.
Sus dedos se detuvieron sobre sus pechos.