romance, para saber que era momento de atajar el problema.

– Aunque lo cierto es que el sexo no es divertido si solo es por obligacion.

Ella se mordisqueo el labio otra vez.

– No, eso no seria divertido en absoluto.

– Asi que si decidimos hacerlo, vamos a tener que proponernos una cosa; tendriamos que empezar desde el principio y hacerlo bien.

– ?Hacerlo bien?

– Lo que significa que tenemos que establecer algunas reglas basicas. Creo que siempre es mejor saber a que atenerse, sobre todo a largo plazo.

– Se que te gusta entenderte con la gente.

Al oir el nervioso revoloteo de su voz, el estuvo casi seguro de notar un pequeno deje contrariado y casi se le escapo una risita. Conteniendose para sonar tan serio como un telepredicador, la miro con gravedad.

– Esto es lo que he pensado… Es obvio que sera una experiencia muy estresante para mi.

Gracie levanto la cabeza con rapidez, estaba tan asombrada que necesito todo su autocontrol para no reirse.

– ?Por que deberia de ser estresante para ti?

El le dirigio una mirada de herida inocencia.

– Carino, es obvio. Hace mucho que deje la pubertad. Sere la parte experimentada y tu no tienes mas experiencia que lo del callista ese que te beso el pie, asi que sere completamente responsable de convertir tu iniciacion en el arte sexual en algo grato. Hay alguna posibilidad -una locura, lo admito, pero posibilidad al fin y al cabo- de que pueda equivocarme en algo y traumatizarte de por vida. Y esa responsabilidad pesara en mi mente, y la unica manera de que pueda garantizar que todo resulte bien para ti, sera tomar control absoluto de nuestra relacion sexual desde el principio.

Ella lo miro con cautela.

– ?Y eso, exactamente, que implica?

– Me temo que voy a impresionarte tanto que te echaras atras antes de que empecemos siquiera.

– ?Sueltalo!

Su voz se habia convertido casi en un chillido, y el no pudo recordar por que habia estado de tan mal humor antes. Su impaciencia le recordo a alguien que habia acertado los primeros cinco numeros en un decimo de loteria, y esperaba que saliera el ultimo.

El inclino el ala del stetson hacia atras con el pulgar.

– La cosa es que para asegurarme que sera una buena experiencia para ti, tendria que asumir el control de tu cuerpo desde el principio. Tendria, por asi decirlo, que poseerlo.

Ella sono ligeramente ronca.

– ?Tendrias que poseer mi cuerpo?

– Aja.

– ?Poseerlo?

– Si. Tu cuerpo me perteneceria a mi. Seria algo asi como si tuviese un enorme oleo y fuera inscribiendo mis iniciales en cada centimetro de el.

Para su sorpresa, ella parecia mas estupefacta que insultada.

– Suena a esclavitud.

El logro parecer herido.

– No he dicho nada de tu mente, carino. Solo tu cuerpo. Hay mucha diferencia, me sorprende que no te hayas dado cuenta y me hayas soltado esa observacion.

Parecio que se le cerraba la garganta al intentar tragar.

– ?Que pasa si me obligas -o a mi cuerpo, ya que es de lo que estamos hablando- a hacer algo que no quiera hacer?

– Oh, definitivamente te obligare. Sin lugar a dudas.

Sus ojos se abrieron ante el ultraje.

– ?Me obligaras?

– Seguro. Tienes anos que recuperar y solo tenemos un tiempo limitado. No te hare dano, carino, pero seguro que tendre que obligarte, o nunca lograremos avanzar lo suficiente.

El vio que ese comentario habia acabado con ella. Sus ojos eran enormes piscinas grises y habia abierto la boca. Bueno, el tenia que admirar su presencia de animo. Eso era algo que tenia que reconocerle a Gracie desde el principio. Tenia valor.

– Yo… eh… creo que tengo que pensarlo.

– No entiendo que tienes que pensar. O te vale o no te vale.

– No es tan simple.

– Te aseguro que lo es. Creeme, dulzura, se mas de estas cosas que tu. Lo mejor ahora mismo seria que dijeras: “te confio mi vida, Bobby Tom, y haz conmigo lo que quieras”.

Sus ojos se abrieron totalmente.

– ?Eso seria controlar mi mente, no mi cuerpo!

– Solo era un experimento para asegurarme que entendias la diferencia, y has aprobado de sobra. Estoy orgulloso de ti. -Y acto seguido, fue al grano-. Lo que realmente quiero que hagas en este momento es abrir todos los demas botones del chaleco.

– ?Pero estamos en la calle!

El percibio que ella no protestaba por la accion, solo la situacion, y presiono un poco mas.

– Recuerda, soy la parte experimentada y tu la virgen. Tienes que confiar en mi en este tipo de cosas del cuerpo o nuestro acuerdo no funcionara.

El casi sintio lastima por ella cuando vio como su sentido de la conveniencia combatia contra esa vena traicionera de sexualidad que ella realmente no podia controlar. Le estaba resultando muy dificil, el practicamente podia oir el agudo zumbido de su cerebro, y espero que sus labios se fruncieran para decirle que se fuera al demonio. Pero ella suspiro con inseguridad.

Cuando ella recorrio con la vista rapidamente los alrededores del aparcamiento, el supo que era suya. Sintio un rio de sensaciones atravesandolo: placer, regocijo y, extranamente, un toque de ternura. En ese momento se hizo la promesa que nunca haria nada para traicionar su confianza. El inquieto pensamiento de que estaba pagando su sueldo invadio su mente, pero lo aparto resueltamente mientras ahuecaba su cara entre las palmas de sus manos.

– Venga, carino. Haz lo que te he dicho.

Por un momento ella no se movio, y luego el sintio el revoloteo de sus manos entre su pecho y el de el.

Su voz fue ronca.

– Yo… me siento tonta.

El sonrio contra su mejilla.

– Soy el unico que va a hacer “sentir” aqui.

– Es solo que parece demasiado… malo.

– Oh, lo es. Ahora dejame ver.

Otra vez sus manos se movieron entre sus cuerpos.

– ?Esta abierto por completo? -pregunto.

– S-si.

– Bien. Rodeame el cuello con los brazos.

Ella hizo lo que el pedia. Los bordes del chaleco rozaron el dorso de sus manos cuando el lo abrio para sentir el calor de sus pechos desnudos a traves de su camisa de seda color lavanda. Otra vez, el murmuro en su oido.

– Abre la cremallera de tus vaqueros.

Ella no se movio. El no se sorprendio. Ya habia logrado llevarla mas alla de lo que esperaba. Se habia involucrado tanto en el juego sexual que estaba a punto de olvidar que no era sino un juego.

El gimio suavemente cuando Gracie rozo su cuerpo con el suyo. Ella se puso de puntillas. El sintio el ligero roce de su mejilla y oyo su suave murmullo.

– Tu primero.

El casi exploto. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, dos hombres aparecieron por un lado del

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