Sus manos se detuvieron al tocar el bulto del bolsillo. Con una amplia sonrisa, cogio las llaves del coche.
– ?Devuelveme eso!
– ?Puedes apartar ese coche, Bruno? -Le tiro las llaves y luego ladeo el sombrero saludando a Gracie-. Me alegro de haberte conocido,
Perpleja, lo observo caminar a grandes pasos hacia el Thunderbird y subirse en el. Ella comenzo a correr hacia el solo para darse cuenta de que Bruno se metia en su propio coche.
– ?No toques ese coche! -exclamo, cambiando inmediatamente de direccion.
Los motores del Thunderbird y de su coche volvieron a la vida a la vez. Mientras miraba impotentemente de un coche a otro -uno sobre el camino y otro bloqueando el camino- supo con una inquebrantable conviccion de que si dejaba escapar a Bobby Tom, nunca lo alcanzaria otra vez. Tenia casas por todas partes y un ejercito de lacayos para mantener alejada a la gente que no queria ver. Tenia que detenerle ahora o habria perdido su oportunidad para siempre.
Su coche de alquiler, con Bruno en el asiento del conductor, se desplazo hacia delante y dejo libre la salida del camino.
Ella corrio rapidamente hacia el Thunderbird.
– ?No te vayas! ?Tenemos que ir al aeropuerto!
– Que te vaya bien, corazon. -Con un gesto desenvuelto de su mano, Bobby Tom comenzo a mover su coche.
Por un instante se vio de regreso a
– ?No! -El grito vino de lo mas profundo de su ser, del lugar donde sus suenos vivian, todos esos gloriosos suenos que desaparecerian para siempre.
Corrio hacia el Thunderbird, tanto como podia, con el bolso golpeando torpemente contra su costado. Bobby Tom habia girado la cabeza para mirar el trafico de la calle y no la vio llegar. Su corazon latia a toda velocidad. En un segundo se iria, sentenciandola a una vida de lugubre monotonia. La desesperacion le dio alas y corrio mas rapido.
El arranco y acto seguido cambio de marcha. Ella aumento la velocidad. El aire entraba rapidamente en sus pulmones, con boqueadas dolorosas. El Thunderbird comenzo a avanzar con ella a su lado. Con un sollozo, ella se lanzo de cabeza sobre la puerta del copiloto del descapotable.
–
El frenazo envio la parte superior de su cuerpo fuera del asiento. Sus manos y brazos golpearon contra la alfombrilla del suelo con sus pies todavia colgando sobre la puerta. Hizo una mueca de dolor mientras intentaba incorporarse. Sintio el aire frio contra la parte posterior de sus piernas y se percato de que su falda habia bajado hacia su espalda. Mortificada, la busco a tientas, al tiempo que seguia tratando de posicionarse en el coche.
Oyo una obscenidad particularmente ofensiva que era indudablemente comun entre los futbolistas, pero que rara vez se oia en Shany Acres. Normalmente, era pronunciada en dos silabas, pero el arrastrado acento texano de Bobby Tom la alargo a tres. Finalmente controlo su falda y cayo jadeante sobre el asiento.
Pasaron varios segundos antes de que reuniera el suficiente coraje para mirarlo.
El la contemplaba atentamente, con un codo apoyado en el volante.
– Solo por curiosidad, carino; ?Has ido alguna vez al medico para que te de unos tranquilizantes?
Ella giro la cabeza y lo miro directamente.
– Mira, esto es lo que hay,
Sus ojos le devolvieron la mirada.
– ?Te marchas ahora?
– Tengo la maleta en el maletero.
– No te creo.
– Es la verdad. Ahora, ?quieres abrir la puerta y salir?
Ella nego tercamente con la cabeza, esperando que el no se diera cuenta de lo cerca que estaba de rendirse.
– Tengo que ir contigo. Mi responsabilidad es llegar contigo a Telarosa. Es mi trabajo.
Un musculo palpito en su mandibula, y con nerviosismo, ella se dio cuenta de que finalmente habia logrado quebrar su falsa amabilidad provinciana.
– No me hagas echarte afuera -dijo el con determinacion.
Ella ignoro el escalofrio que subio por su columna.
– Siempre he pensado que es mejor solucionar los problemas con palabras en vez de por la fuerza.
– He jugado en la NFL, querida. La sangre es lo unico que entiendo.
Con esas ominosas palabras, el se giro hacia su puerta, y ella supo que en pocos segundos, el llegaria a su lado, la cogeria, y la echaria a la calle. Rapidamente, antes de que el pudiera bajar la manilla, ella agarro su brazo.
– No me eches, Bobby Tom. Se que te irrito, pero te prometo que sera todavia peor si no dejas que vaya contigo.
El se volvio lentamente hacia ella.
– ?Y exactamente como va a ser eso?
Ella no sabia lo que habia querido decir. Habia hablado impulsivamente porque no se podia enfrentar a la idea de llamar a Willow Craig para decirle que Bobby Tom iria por sus medios a Telarosa. Sabia demasiado bien cual seria la respuesta de Willow.
– Lo dicho, dicho esta -contesto ella, esperando hacerle creer que tenia algo entre manos pero sin especificar que.
– Generalmente cuando la gente dice que sera todavia peor si alguien no hace algo, ofrecen dinero. ?Es lo que me estas diciendo?
– ?Claro que no! No creo en el soborno. Ademas, parece que tu tienes tanto dinero que no sabes que hacer con el.
– Si eso es cierto, ?que es lo que piensas hacer?
– Yo…, bueno… -Freneticamente intento buscar un soplo de inspiracion-. ?Conducir! ?Eso es! Asi podras relajarte mientras conduzco. Soy muy buena conductora. Tengo el carnet desde los dieciseis anos y nunca me han puesto una multa.
– ?Y realmente estas orgullosa de eso? -El nego con la cabeza con asombro-. Desafortunadamente, carino, nadie salvo yo conduce mis coches. No, me temo que voy a echarte despues de todo.
Otra vez, el fue a coger la manilla de la puerta, y otra vez, ella agarro su brazo.
– Sere tu copiloto.
El parecio molesto.
– ?Y para que necesito un copiloto? He hecho el camino tantas veces que podria hacerlo con los ojos vendados. No, carino, tendra que ocurrirsete algo mejor que eso.
En ese momento, ella oyo un peculiar zumbido. Le llevo un momento darse cuenta que el Thunderbird tenia telefono movil.
– Pareces tener muchas llamadas. Las podria contestar por ti.
– Lo ultimo que quiero es a alguien contestando mi telefono.
Su mente busco y rebusco.
– Podria masajearte los hombros mientras conduces, para que no tengas contracturas. Soy muy buena masajista.
– Es una buena oferta, pero tienes que admitir que no compensa llevar un pasajero inoportuno hasta Texas. Hasta Peoria, puede ser, si haces un buen trabajo, pero no mas alla. Lo siento,
Ella trato de pensar. ?Que tenia ella que un hombre mundano como Bobby Tom Denton pudiera encontrar