amistad con su marido cambio drasticamente cuando ella le presento su «fisicamente poco apropiado» heredero.

– Si. Es muy duro que el nino haya nacido con un pie zopo. Pero al menos ese hombre deberia estar contento de tener un hijo.

Al oir el aspero tono de voz de Andrew, Philip dio media vuelta y le lanzo una forzada sonrisa con el ceno fruncido.

– Aprecio que te sientas ofendido en nombre de Catherine. Creeme, yo me siento de la misma manera. Estoy realmente tentado a tener una breve conversacion privada con ese puerco de cunado que me ha tocado.

– Estaria encantado de participar en ese encuentro, si necesitas mi ayuda.

Sono un golpe en la puerta. En respuesta a la llamada, Bakari abrio la puerta.

– Lady Bickley -salmodio, y se echo a un lado.

Catherine se detuvo en el umbral de la puerta, y a Philip se le hizo un nudo en la garganta ante la vision de su hermana. Vestia un traje de dia de muselina verde palido y sus brillantes rizos castanos rodeaban su bello rostro, se parecia mucho a la imagen de ella que habia conservado en la memoria durante todos esos anos, solo que ahora era algo mas… mas esbelta, mas hermosa, mas elegante. La rodeaba un aire de serenidad real -algo inusual para una tipica senora inglesa. Aunque su mirada todavia desprendia ese brillo de picardia que tan a menudo habia estado presente en sus dorados ojos castanos, y que los hacia tan expresivos. Y tan atractivos.

Avanzo lentamente hacia ella, caminando por la enorme alfombra persa hasta donde ella se encontraba, enmarcada en la jamba de la puerta, como si fuera un deslumbrante retrato. Sin embargo, antes de que hubiera recorrido una docena de pasos, los labios de ella se torcieron en una de sus contagiosas sonrisas y echo a correr hacia el. Philip la rodeo con los brazos y la levanto del suelo haciendola dar vueltas a su alrededor, e instantaneamente se vio inundado por su delicada fragancia de flores, exactamente el mismo perfume que siempre habia recordado. No importaba en que tipo de travesura estuviera envuelta, siempre olia como si acabara de salir del jardin. Tras un ultimo giro, la deposito en el suelo y luego se quedaron mirando el uno al otro, enlazados por el brazo.

– Estas exactamente igual que siempre -declaro el-. Tan solo un poco mas hermosa, si es que eso es posible.

Ella rio produciendo un delicioso sonido que le lleno de nostalgia.

– Bueno, pues me temo que tu estas totalmente cambiado.

– Para mejor, espero.

– Para mucho mejor.

– ?Insinuas que a mi apariencia le faltaba algo antes de que me fuera al extranjero?

– En absoluto. Hace diez anos eras un muchacho encantador. Y ahora eres…

– ?Un hombre encantador?

– Exacto. -Ella alzo los hombros-. Y tan fuerte -exclamo ella de esa forma exagerada que tan bien recordaba el-. Esta claro que vivir en condiciones salvajes te sienta bien. -Su sonrisa se desvanecio y sus ojos se empanaron. Una miriada de emociones centellearon en su mirada tan veloces que el no podia descifrarlas. Apoyando la palma de una mano contra la mejilla de el, anadio-: Es maravilloso tenerte de nuevo en casa, Philip. Te he echado mucho de menos.

Su voz era temblorosa, y mirando en sus ojos Philip se dio cuenta de que en estos se reflejaban cambios sutiles. Ya no era la muchacha despreocupada que el habia dejado alli diez anos antes. Habia sombras en sus ojos, sombras que un observador cualquiera no podria ver, pero el la conocia demasiado bien. Seguramente la enfermedad de su padre y su infeliz matrimonio le habian arrebatado una parte de su espiritu vivaz. Penso en hablar con ella a solas mas adelante, sobre su hijo y su marido, y sobre ese tipo de cosas que ella no le contaria en presencia de Andrew.

– Y yo tambien te he echado de menos, diablillo. -Ella sonrio al oir ese apelativo infantil. Agarrando su mano, le beso los dedos de la manera mas galante, y luego le volvio a ofrecer el brazo-. Ven, te voy a presentar a Andrew.

Dieron media vuelta y se encaminaron a traves de la habitacion hacia la chimenea, donde estaba Andrew. Senalando con la cabeza a Catherine, Philip murmuro, asegurandose de hacerlo lo suficientemente fuerte para que su amigo le pudiera oir:

– No te creas ni una sola palabra de lo que diga. Le encanta halagar a la gente y siempre esta tramando travesuras.

Poniendose una mano junto al corazon, Philip dijo:

– Te presento a mi amigo y colega, el senor Andrew Stanton. Andrew, mi hermana Catherine Ashfield, lady Bickley.

Catherine sonrio y le alargo una mano.

– Es un placer conocerlo, senor Stanton, aunque me parece que ya lo conozco a traves de las cartas de Philip.

Andrew no dijo nada durante varios segundos, luego parecio volver en si, y acercandose a ella tomo su mano y se inclino formalmente.

– Es un honor, lady Bickley. Tambien Philip tuvo la amabilidad de compartir retazos de sus cartas conmigo, y a menudo me regalaba los oidos con historias de su infancia. Tambien yo me siento como si ya la conociera. Pero la verdad es que el pequeno retrato que el llevaba de usted no le hace justicia.

– Gracias. -Catherine le dirigio a Philip una mirada interrogativa-. ?Historias de infancia? Oh, querido, no deberia usted creer todo lo que le cuenta mi hermano, senor Stanton.

– Le aseguro que la ha retratado a usted con los colores mas brillantes. -Un extremo de la boca de Andrew se elevo-. Casi siempre.

– Venga, sentemonos -dijo Philip-. Miss Chilton-Grizedale no llegara hasta dentro de una hora, por lo que tenemos tiempo de conversar un rato.

– Si -dijo Catherine-. Tengo muchas ganas de que me lo cuentes… todo.

Una vez se hubieron sentado, Philip pregunto:

– Como veo que ni Spencer ni Bickley estaran con nosotros esta noche, ?debo suponer que has venido a Londres sola?

Una expresion de dolor cruzo por los ojos de Catherine, tan rapida que, si Philip no la hubiera conocido tan bien, no hubiera sido capaz de reconocerla como lo que era.

– Si. Bertrand tiene mucho trabajo en la finca de Bickley. Y a Spencer lo he dejado en Little Longstone, al cuidado de la senora Carlton, su institutriz. No le sientan muy bien los viajes, y ademas no le interesa demasiado Londres. -Al momento su rostro se ilumino con una profunda mirada de amor maternal-. Sin embargo, esta ansioso por encontrarse con su loco tio aventurero, y me ha hecho prometerle que te convenceria para que fueras a verlo a Little Longstone tan pronto como regresaras de tu luna de miel. -Se incorporo en su asiento y se agarro las manos-. Antes he ido a visitar a nuestro padre y ya me lo ha contado todo. Lamento que se haya cancelado la boda, Philip. Pero no te preocupes. La idea que me escribiste sobre la cena de gala me parece excelente. Con la velada que vamos a preparar miss Chilton-Grizedale y yo te encontraremos la esposa adecuada en un santiamen.

Philip se apoyo con aire despreocupado contra el marmol de la chimenea del salon, con los tobillos cruzados y una media sonrisa en la boca, degustando una copa de brandy despues de la cena. Por fuera, sabia que aparentaba estar relajado y tranquilo. Por dentro, un marasmo de confusas tensiones se debatian en el como serpientes en un agujero. Igual que lo habia intentado infructuosamente durante toda la cena, ahora nuevamente trataba de mantener su atencion en la conversacion entre miss Chilton-Grizedale y Catherine, pero su mente no cooperaba. No, estaba demasiado preocupado. Por ella, la irritante casamentera que le parecia mas irritante con cada minuto que pasaba. Mas y mas irritante, porque ya no era su tiranica naturaleza lo que le resultaba fastidioso, aunque no por eso podia negar que todavia le inquietaba de la manera menos apropiada. No, se trataba de la maldita atraccion que se habia dado cuenta que sentia, esa era la nueva causa del aumento de su irritacion.

La excelente cena no habia sido de mucha ayuda para mantener su atencion apartada de Meredith, aparte del hecho de que las influencias mediterraneas en los platos indicaban que Bakari habia tenido verdaderos problemas para adecuarse a la practica de la cocina inglesa. El senor Smythe habia preparado los platos de acuerdo con su

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