– Si, estoy seguro de que asi es.

– …, y ademas, solo me veo obligada a hacerlo cuando algunas personas pierden de vista la situacion.

– ?Ah! ?Algunas personas que no demuestran un momento de genialidad, acaso?

Ella sonrio dulcemente.

– No imaginaba que eso iba a implicar tanto…

– Ah.

– …pero ahora que lo menciona, si. -Antes de que el pudiera replicar, ella se volvio hacia Catherine y pregunto:

– ?Donde estabamos? Ah, si. Los rasgos que debe tener la novia. ?Que mas?

Catherine miro confundida a su hermano y a miss Chilton-Grizedale, y luego dijo:

– Por supuesto, debe ser capaz de manejar el servicio y tiene que saber administrar la casa.

Philip observo a miss Chilton-Grizedale mientras esta tomaba abundantes notas, con el labio inferior apretado entre los dientes, con concentracion.

Catherine alzo la barbilla.

– ?Que mas? Ah, si. El aprecio por las reliquias antiguas es algo absolutamente necesario.

– Me temo que no existe ese tipo de mujer -metio baza Andrew-. Sera suficiente con pedir una mujer que no las aborrezca.

– De acuerdo -anadio Catherine-. Philip, ?que mas te gustaria?

– Me sorprende que os hayais decidido a preguntarme. Me gusta…

– Los animales -dijo Andrew-. Tienen que gustarle los animales grandes. Ahora mismo Philip ya tiene un cachorro que, a juzgar por el tamano de sus garras, promete crecer hasta alcanzar el tamano de un pony.

Catherine se volvio hacia el.

– ?Un perrito? ?Lo has traido de Egipto?

– No. Lo encontre en el camino de casa a los muelles. Abandonado.

– ?Donde esta ahora?

– Esta en las habitaciones de Bakari. El animal tenia una herida que Bakari le ha curado. Lo mantendra alli encerrado el mayor tiempo posible para que se le cure la pata.

Catherine le dedico una carinosa sonrisa.

– Siempre has tenido debilidad por las criaturas abandonadas.

– Si, siempre he sentido cierta especial afinidad con ellas -anadio Philip tranquilamente.

Miss Chilton-Grizedale continuo escribiendo en su hoja de papel durante varios segundos y despues alzo la vista.

– ?Algo mas?

– Tiene que ser una experta bailarina -dijo Catherine, lo que provoco una risotada en Andrew.

– Oh, si, por supuesto -anadio Andrew-. Asi podra ensenar a Philip a bailar.

Las cejas de Catherine se arquearon en una expresion confundida.

– Por lo que recuerdo, Philip es un bailarin bastante bueno.

– Ese efusivo elogio seguramente me va a envanecer -murmuro Philip.

– Mi querida lady Bickley -dijo Andrew riendo-, la ultima vez que vi a Philip bailando, el ruido de sus pisadas sonaban como la estampida de una manada de elefantes.

– Camellos -anadio Philip-. Eran camellos, no elefantes. Varios camellos se soltaron de sus riendas durante una velada en Alejandria y causaron bastante alboroto. -Miro fijamente a Andrew-. De modo que no todo el alboroto fue culpa mia.

Catherine tosio para esconder una obvia carcajada.

– No sabes lo tranquila que me quedo. Para continuar, tu futura esposa debe tener al menos un conocimiento suficiente de frances. ?Y no crees que tambien deberia saber bordar, Philip? Desde que eras nino siempre te ha gustado que tus panuelos llevaran bordadas tus iniciales.

– Oh, claro -dijo Philip-. Asegurese de anadir eso a su lista, miss Chilton-Grizedale. «Tiene que saber bordar.» Me parece imposible casarme con una mujer que no sepa manejarse con la aguja y el hilo.

Por supuesto que su tono de voz seco no paso desapercibido para miss Chilton-Grizedale. Ella alzo la vista y sus miradas se cruzaron. Un extremo de su boca se torcio hacia arriba y sus ojos brillaron con franca diversion.

– No solo he anadido «experta costurera» en mi lista, senor, sino que al lado he puesto un asterisco, para denotar que esta categoria es de la mayor importancia.

Ella le dirigio una sonrisa, un gesto sencillo que acelero el ritmo de su corazon de una manera ridicula. En los labios de el se dibujo una estupida sonrisa con la que se fue evaporando su irritacion. Andrew dejo escapar un largo ?ejem! llamando la atencion de Philip, y este se dio cuenta de que habia estado sonriendo abiertamente a miss Chilton-Grizedale como si fuera un muchachito idiota que acababa de enamorarse por primera vez. Ella parpadeo dos veces, como si tambien hubiera olvidado por un momento la presencia de los demas.

– ?Hay alguna cosa mas que desee anadir a la lista, senor? -pregunto ella-. ?Acaso algo que usted encuentre particularmente aborrecible?

– Philip detesta la mentira -dijo Andrew-. Siempre hemos intentado mantenernos alejados de los depravados vendedores de antiguedades, porque casi todos ellos son unos ladrones mentirosos. Por suerte Philip posee un excelente ojo para descubrir una falsificacion.

– No puedo negar que odio que me mientan -dijo Philip asintiendo con la cabeza.

Miss Chilton-Grizedale hizo la pertinente anotacion en la hoja de papel vitela.

– Anotado queda -dijo con un tono de voz que sonaba un poco extrano-. Aunque me atreveria a decir que nadie disfruta diciendo mentiras. -Se volvio hacia Catherine-. Y ya que esto parece dar por concluida mis anotaciones, ?le parece bien que empecemos a preparar la lista de invitados ahora mismo, lady Bickley?

– Por supuesto. Asi podre enviar las invitaciones manana mismo a primera hora del dia.

Mientras miss Chilton-Grizedale y Catherine se sentaban en el escritorio al lado de la ventana, con las cabezas muy juntas rellenando la lista de los invitados, Philip y Andrew se sentaron en el otro extremo de la habitacion, junto a la chimenea de marmol, y empezaron a jugar al ajedrez. Philip trataba de calmar sus animos, y estuvieron jugando en silencio hasta que Andrew dijo:

– Edward vino hoy al museo.

Philip sintio una punzada de culpabilidad y se paso una mano por el pelo.

– Maldita sea. He estado tan preocupado con mis propios asuntos esta noche que habia olvidado completamente preguntarte por Edward. ?Como esta de animos? -Tampoco anadio que esa misma manana habia enviado una nota a su contable para que abriera una cuenta bancaria a nombre de Edward.

– Deprimido. Me dijo que pensaba volver al museo manana.

– Eso esta bien. Concentrarse en alguna otra cosa que no sea Mary sin duda le ayudara.

– Estoy de acuerdo. Parece que esta de luto por su esposa, pero es dificil saber exactamente como se siente. No es un hombre del que puedas descubrir facilmente lo que le pasa por dentro. -Al sentir el peso de la mirada de Andrew, Philip alzo la vista del tablero y vio que su amigo le estaba mirando fijamente-. Al contrario de lo que pasa con otras personas.

– ?Que quieres decir? -pregunto Philip arqueando las cejas.

Andrew se echo hacia delante y bajo la voz.

– Quiero decir que tu eres tan facil de leer como un libro abierto, amigo mio.

– No se de que me estas hablando -dijo Philip poniendose rigido.

– Por supuesto que lo sabes. Me refiero a «ella» -replico ladeando la cabeza hacia el otro extremo de la habitacion-. Ese breve intercambio de palabras entre vosotros ha sido bastante expresivo. Sin mencionar el hecho de que la has estado mirando toda la noche como si ella fuera un oasis y tu te estuvieras muriendo de sed.

Por todos los demonios, ?realmente habia sido tan obvio? ?Y desde cuando Andrew se habia convertido en un observador tan entusiasta del comportamiento humano?

La mirada de Andrew se fijo en las dos mujeres que estaban en la otra esquina, y luego se poso en Philip con una expresion inescrutable.

– Es muy facil darse cuenta de la atraccion.

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