un hombre irritante mas atractivo.»

– No consigo ver que es lo que le parece tan divertido, senor. Aunque imagino que eso no significara nada para usted, le aseguro que antes de mi debacle causada por «su» maleficio, mis servicios como casamentera eran muy solicitados. Solo en el ultimo ano acorde siete matrimonios con exito. El mas famoso de ellos, el de miss Lydia Weymouth y sir Percy Carmenster, fue el que convencio a su padre para solicitar mis servicios en su nombre.

Su risa se fue apagando, y meneando la cabeza dijo:

– Perdoneme. No me estaba riendo de usted, querida mia. La verdad es que me estaba riendo de mi mismo. Me reia porque sus palabras me han hecho feliz.

Meredith fruncio el entrecejo. ?Feliz? ?Que habia dicho que pudiera hacerle feliz? Intento recordar, pero antes de que pudiera encontrar alguna respuesta, el anadio:

– Como los sentimientos de Andrew ya hablan por si mismos, creo que eso significa que usted simplemente tiene que dedicarme toda su atencion a mi.

Desgraciadamente, Meredith no creia que le fuera a ser demasiado dificil dedicar toda su atencion a lord Greybourne.

Y eso la asustaba mortalmente.

Cuando Philip regreso a su casa, fue recibido por un vestibulo vacio.

– ?Hola? -dijo mientras se quitaba el sombrero.

Oyo un murmullo a su espalda que le sobresalto. Se dio la vuelta rapidamente y se encontro de cara a Bakari. Demonios, ese hombre se movia como un felino -silenciosa y sigilosamente. Era una habilidad que les habia mantenido juntos durante numerosos anos de aventuras -como cuando Bakari habia rescatado a Philip de una banda de traficantes de antiguedades-, pero que era bastante desconcertante en el vestibulo de su casa.

Philip se dio cuenta de que a su mayordomo le faltaba el aliento.

– ?Va todo bien?

– El perro -gruno Bakari.

– Ah, ya veo -dijo Philip sonriendo. Al parecer, bajo la tutela de Bakari, el cachorro, que aun no tenia nombre, se estaba recuperando. Excelente.

El ruido de pisadas en la parte superior de las escaleras llamo la atencion de Philip. Andrew, quien todavia vestia la misma ropa que habia llevado durante la cena y en cuyo rostro se veia un ligero lustre de transpiracion como si hubiera estado haciendo ejercicio, se reunio con el en el vestibulo.

– Crei que te habias retirado ya -dijo Philip alzando las cejas-. ?O es que esos pantalones, esas botas y esa chaqueta cruzada es una nueva moda de ropa de noche que me he perdido?

– En absoluto -dijo Andrew-. He decidido esperarte hasta que volvieras a casa, para saber como habia ido tu paseo en carruaje con miss Chilton-Grizedale. -Ladeando la cabeza a derecha y a izquierda estudio lentamente el rostro de Philip. Luego la sacudio-. Justo lo que esperaba.

– ?Que?

– El rato que has pasado a solas con ella no ha sido como habias esperado.

– ?Que quieres decir?

– Que no la has besado.

Bakari murmuro algo.

La irritacion se deslizo por la espalda de Philip.

– En primer lugar, ?como puedes saberlo?, y en segundo, ?por que piensas que podria haber hecho tal cosa? Permiteme que te recuerde que ahora estamos en Inglaterra (sobria, correcta, y todo lo demas). Simplemente, aqui uno no va por la vida besando a las damas. Hay ciertas reglas. Cierta correccion.

La cara de Andrew era el vivo retrato del escepticismo.

– ?Desde cuando eres tan estricto con las reglas y la correccion? ?Hace falta que te recuerde lo que paso la ultima vez que fuiste tan estricto con las reglas?

Bakari dejo escapar un profundo suspiro y, haciendo un gesto con las manos, murmuro alguna imprecacion. A continuacion, sacudio la cabeza.

– Mal, muy mal -dijo.

– No, no tienes que recordarmelo; y si, me fue muy mal -contesto Philip alzando los brazos.

– Muy mal -insistio Bakari.

– Estuve a punto de ahogarme porque tu insististe en cruzar el rio como lo hacian los antiguos, en una maldita canoa tipica -dijo Andrew frunciendo el entrecejo e ignorando claramente lo de «no tienes que recordarmelo».

– ?Por todos los demonios! Tendrias que haberme advertido que no sabias nadar. ?Acaso no te lleve a tierra sano y salvo, a pesar de los golpes que me diste con brazos y piernas?, que, perdona que te lo recuerde, me dejaron un monton de moratones por todo el cuerpo, algunos de ellos en partes muy sensible.

– Te llevaste unos buenos golpes, si -confirmo Andrew-. Pero no era menos de lo que te merecias. Aquel incidente me quito una decada de vida.

– Pero se podria haber evitado si me hubieras dicho la verdad.

– Que no se sabe nadar no es el tipo de cosas que un hombre puede ir diciendo por ahi tranquilamente - insistio Andrew-. Y nada de eso habria sucedido si tu no te hubieras puesto tan pesado, insistiendo en «cruzar el rio en canoa», segun las reglas. -Sus ojos se entrecerraron-. Y no te creas que has conseguido cambiar de tema. Se que no has besado a la chica, como decia antes, porque puedo leer la expresion de tu rostro muy bien, amigo mio, y la frustracion que veo por debajo de la superficie no es lo que se observaria si la hubieras besado. Y ademas, pienso que podrias haber hecho tal cosa porque es obvio que lo estas deseando.

Bakari carraspeo y murmuro algo.

Philip apreto las mandibulas. Maldita sea, aquello era realmente irritante, pero Andrew tenia razon. Por todos los demonios, habia deseado desesperadamente besarla. ?Por que no lo habia hecho? No era mas que un simple beso, despues de todo. Pero en el momento en que ese pensamiento se le paso por la cabeza, se dio cuenta de cual era la respuesta: no la habia besado porque algo en su instinto le decia que no habria habido nada que pareciera ni remotamente simple en besarla a ella.

– Y supongo que tu si la habrias besado -dijo.

Si Andrew noto la tension en su tono de voz, la ignoro.

– Si. Si yo me sintiera tan atraido por una mujer, y se me presentara la oportunidad, la besaria.

– ?Y que me dices del hecho de que yo (espero) pronto me casare con otra?

– Todavia no estas casado, amigo -dijo encogiendose de hombros-. Y esa no es la razon por la que no la has besado, y los dos lo sabemos.

– Estoy seguro de que habra un barco que salga para America dentro de pocas horas -dijo Philip entrecerrando los ojos; un comentario que dejo a Andrew desconcertado.

– Para besar a la chica que quieres, esta tiene que quererte tambien a ti -dijo Bakari en voz baja. Luego, tras hacer una pequena reverencia, abandono el vestibulo y se dirigio hacia los dormitorios, con sus blandas suelas de piel deslizandose silenciosamente por el marmol.

«La chica tiene que quererte tambien a ti.»

Maldita sea. Normalmente Bakari solo pronunciaba una media de doce palabras al mes. Lo cual significaba que con esa frase ya habia superado su cuota normal. Excelente, porque Philip no tenia ganas de oir nada mas.

Miro a Andrew, cuyo rostro reflejaba una expresion sospechosamente inocente.

– No digas ni una palabra -le advirtio Philip.

– No lo iba a hacer. Bakari ya lo ha dicho todo. En, sorprendentemente, muy pocas palabras. Un talento poco frecuente, ?no te parece?

– Un talento que me parece que deberias tratar de emular tu, hablando menos.

– Como tu quieras. Me voy a la cama. -Ascendio por las escaleras. En el descansillo se dio media vuelta y lanzo a Philip un saludo de burla-. Dulces suenos, amigo.

Eso, dulces suenos. Con todos los musculos en tension y los pensamientos que se agolpaban en su mente, dormir no era algo que tuviera previsto en un futuro inmediato. Penso que un brandy podria relajarle y se dirigio por el pasillo hacia su estudio. Al entrar en la habitacion fue directo hacia la botella y se sirvio un dedo largo del fuerte licor. En cuanto acerco la copa a sus labios su mirada se detuvo sobre el escritorio. Su mano se paro a

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