– ?Y si has oido algo…?
– Se supone que no debo repetirlo.
La senora Carlyle estampo un beso en la delgada nariz de Hope.
– Buena chica.
La mujer se puso en pie y Philip hizo lo mismo. Estando de pie tan cerca de ella, Philip la observo un momento. Era dificil adivinar su edad. Aunque de lejos parecia mas joven, ahora se dio cuenta de que su frente tenia algunas arrugas. Una delgada cicatriz atravesaba su ceja izquierda y acababa desapareciendo en el nacimiento del pelo de la sien. Se podian ver las sombras de los sufrimientos pasados en el fondo de sus ojos grises. Era hermosa, pero de una manera tan particular que habia que mirarla dos veces para darse cuenta. Su modo de hablar le parecio un tanto extrano -hablaba correctamente, pero se podia adivinar un inconfundible acento de la periferia londinense bajo su bien modulado tono voz.
– ?Como se llama su perro? -pregunto Hope.
– Todavia no tiene nombre -admitio Philip-. En realidad, hoy es el primer dia que sale de casa desde que se lastimo. ?Se os ocurre alguna idea para ponerle un nombre? -Su mirada abarco a miss Chilton-Grizedale y a la senora Carlyle.
Miss Chilton-Grizedale miro hacia abajo, al cachorro que dormitaba tumbado, panza arriba, en el regazo de Hope.
– La verdad es que se ha quedado muy tranquilo -murmuro ella moviendo los labios nerviosamente.
Cautivado por su picara sonrisa, el dijo riendo:
– A juzgar por la carrera que me ha hecho dar hasta llegar aqui, creo que estara tumbado el resto del dia. Sin embargo, me temo que dormir no sea su estado natural.
– De modo que llamarle Durmiente no le pegaria nada-dijo miss Chilton-Grizedale.
– Me temo que no.
– Algo bonito -dijo Hope-. Como Princesa.
– Es una buena idea -dijo Philip-. Pero quiza seria mas apropiado para un cachorro hembra.
– Entonces Prince -dijo Hope meneando la cabeza.
Philip se quedo pensando un rato y luego contesto:
– Prince me gusta. Es regio, real y masculino. -Sonrio a la nina, quien le devolvio la sonrisa-. Eso es, Prince. Gracias senorita Carlyle por su ayuda.
– De nada. Yo soy muy lista. Tengo casi cinco anos, ?sabe?
– Una edad muy importante -dijo Philip con un gesto de gran solemnidad.
– Tia Merrie va a hacerme un pastel para mi cumpleanos. Sabe hacer pasteles de rechupete. Los hace cada manana.
Inmediatamente el recordo los deliciosos perfumes de miss Chilton-Grizedale. «Huele como pasteles de rechupete», penso.
– ?Asi que vas a celebrar una fiesta de cumpleanos? -pregunto.
– En nuestra casa -dijo meneando la cabeza y haciendo que sus bucles dieran saltos.
– ?Y vives cerca de tu tia Merrie?
– Ah, si. Mi dormitorio esta solo dos puertas mas alla del suyo.
– La senora Carlyle y Hope viven conmigo -interrumpio miss Chilton-Grizedale.
– Y tio Albert y la princesa Darymple tambien -anadio Hope.
En cuanto Philip digirio esta nueva noticia, se desperto su curiosidad por la casa de miss Chilton-Grizedale. Hope la llamaba «tia Merrie». ?Que relacion tenian la senora Carlyle y miss Chilton-Grizedale? No podia ver ningun parecido familiar entre ellas, pero eso no queria decir que no fueran parientes. ?Y que habia de «tio Albert»? Dado que su apellido era Goddard, obviamente no podia ser el marido de la senora Carlyle. Muy curioso. Ahi habia otra pizca del misterio que la rodeaba, y que desgraciadamente la hacia aun mas fascinante -como si necesitara todavia algo mas que siguiera suscitando su creciente interes por ella.
Se dio la vuelta hacia ella, sin pasar por alto lo atractiva que estaba con la luz del sol envolviendola por completo.
– Su sobrina es encantadora. -Su mirada iba de miss Chilton-Grizedale a la senora Carlyle-. ?Son ustedes hermanas?
– No hermanas carnales -dijo miss Chilton-Grizedale-. La senora Carlyle es mi mejor amiga desde hace mucho tiempo. Ha vivido conmigo desde que su marido fallecio, justo varias semanas antes de que naciera Hope.
No fue lo que decia, sino la manera como lo decia, lo que cautivo su atencion. Su expresion no denotaba nada extrano -al contrario que la de la senora Carlyle, cuyas mejillas se habian convertido en banderas de color brillante, cuyas manos estaban unidas bajo su pecho mientras desviaba la mirada con los labios apretados formando una delgada linea. ?Estaria recordando una epoca dolorosa de su vida? Quiza. Pero su angustia se parecia mas a la verguenza que a la tristeza.
– Mis condolencias por la muerte de su marido, senora Carlyle.
– Gra… gracias -contesto ella sin siquiera mirarle.
Inclinando la cabeza hacia miss Chilton-Grizedale, el dijo:
– Acepte mis disculpas por interrumpir su paseo, pero debo agradecerle que le haya ofrecido un descanso a Prince. Aunque me parece que tendre que llevar a mi pequeno amigo en brazos a casa.
Se agacho y tomo con cuidado al cachorro del regazo de Hope, echandose al dormido animal en brazos como si fuera un nino.
– Ha sido un placer conocerla, senora Carlyle, y tambien a usted, senorita Carlyle. Gracias por haberme ayudado con el nombre de Prince.
La nina se puso de pie y le sonrio.
– De nada. ?Podre volver a ver a Prince pronto?
– Como imagino que pasare bastante tiempo en el parque con Prince, estoy seguro de que os volvereis a encontrar.
Lanzo una sonrisa a Hope y luego se volvio hacia miss Chilton-Grizedale. Sus ojos se encontraron y el sintio un estremecimiento. Maldita sea, como le gustaba aquella forma de mirar. Cuanto mas la miraba, mas le gustaba. Lo cual era fatal. Lo cual significaba que deberia esforzarse por verla menos. Tenia que apartarse de ella. Debia marcharse. Ahora mismo.
Sin embargo, su voz desarrollo una idea por su cuenta, y trabajando junto con su boca -que tambien habia desarrollado su propia opinion-, se encontro preguntando:
– ?Le apeteceria acompanarme a Vauxhall esta noche, miss Chilton-Grizedale?
Ella parecio bastante sorprendida, e intentando que ella aceptase la invitacion, anadio:
– El senor Stanton y mi hermana tambien van a acompanarme. Si se uniera a nosotros tendria una perfecta oportunidad para sermonearme un poco mas al respecto de mi falta de modales.
– ?Sermonearle? Yo preferiria llamarlo amables recordatorios.
– Estoy seguro de que asi es. Y tambien podria hablar con el senor Stanton sobre sus servicios como casamentera.
Estaba claro que ella no habia tenido eso en cuenta, pero sus ojos se iluminaron con entusiasmo.
– Como no. Seria una estupenda idea. En ese caso, estare encantada de acompanarles.
Un suspiro contenido salio de entre sus labios, y Philip sonrio dejando de lado el hecho de que ella no habia parecido mostrar demasiado interes en acompanarle hasta que le recordo que Andrew aun estaba soltero.
– Estupendo. ?Pasamos a recogerla a las nueve?
– Perfecto.
«Si, sin duda eso sera perfecto.» Poco le falto para ponerse a dar saltos de alegria.
– Creo que sera mejor que me marche, senoras. -Hizo una formal reverencia a las tres y luego empezo a andar de espaldas-. Tengo que llevar a Prince a casa.
– Vigile su espalda -le advirtio miss Chilton-Grizedale.
El dio un respingo y media vuelta rapida. Por Dios, habia estado a punto de caer en un seto de matorrales. Dejando escapar un lento y profundo suspiro, paso por el lado. Oyo a Hope riendo a su espalda, y esperando que su cara no estuviera completamente roja, dio media vuelta y le dirigio un alegre saludo para demostrarle que no se habia hecho dano.
