golpe.
Se dio cuenta de que Albert llevaba puesta la bata de franela azul oscuro que ella le habia regalado por su ultimo cumpleanos, un ano antes. En aquel momento, se lo habia pensado dos veces antes de comprarle una prenda tan intima; aunque despues de todo se trataba de Albert, un miembro de la familia. Pero cuando el abrio el regalo, la abrazo y la beso dulcemente en la frente. Un simple gesto de gratitud, nada mas. Pero para ella fue como si le hubieran dado un golpe en la cabeza. Albert nunca habia hecho una cosa asi antes. En realidad, en algunas ocasiones le habia parecido que Albert se apartaba de su camino para no tocarla -como si el notara su aversion a sentir las manos de un hombre sobre ella-, y ella habia agradecido su sensibilidad.
Aquel abrazo y aquel beso en la frente fue la primera vez en su vida en que un hombre la habia tocado con cuidadoso carino y delicadeza. Amistosamente. Sin querer ni esperar nada mas de ella. Fue una revelacion que la coloco en su desaforada carrera de imposibles e inaceptables sentimientos hacia Albert.
Su mirada volvio a alzarse y noto que se le secaba la garganta. Albert llevaba la bata abierta por el pecho, dejando ver un trozo de piel desnuda. Un trozo de piel que sus labios inmediatamente sintieron el deseo de besar. La bata le acababa exactamente por debajo de las rodillas, dejando al descubierto sus pantorrillas, una de ellas claramente mucho mas musculosa que la otra, debido a su lesion. Estaba descalzo. Un deseo fuerte e inesperado hizo nido en ella, y se mordio el labio inferior para contener un suspiro que luchaba por salir de su boca. Si hubiera sido capaz, se habria echado a reir de la completa ironia de la situacion.
Cuando ella habia llegado a la puerta de Meredith cinco anos antes, maltratada y embarazada de una nina de la que no sabia quien era el padre, se habia prometido que nunca mas en su vida volveria a desear ser tocada por hombre alguno. Y habia mantenido aquella promesa. Hasta el dia que le habia regalado a Albert aquella maldita bata.
Que Dios la ayudara; tenia que apartar esos sentimientos de su cabeza, pero ?como? El era un muchacho tierno, carinoso y adorable, que se merecia a una joven y hermosa muchacha inocente. Y no a una mujer hastiada, poco atractiva y gastada, que era cinco anos mas vieja que el. El sabia quien habia sido ella antes, como se habia ganado la vida hasta que Meredith la tomo bajo su proteccion. Y el siempre habia sido lo bastante amable como para no restregarle nunca su pasado por la cara, pero eso solo hacia que ella le quisiera aun mas.
– Pense que te habias ido a dormir -dijeron los dos a la vez.
Charlotte forzo una debil sonrisa intentando hacer todo lo posible para no demostrar lo nerviosa que estaba.
– No podia dormir, y pense que quiza me vendria bien una taza de te.
El senalo con la
– Acabo de hacer te. Sirvete si quieres.
Aliviada por tener algo que hacer para apartarse de el y por mantener las manos ocupadas, Charlotte se sirvio una taza de te, pero su atencion aun estaba centrada en el hombre que tenia a su espalda. Le oyo dejar la taza de te, y despues la galleta, sobre el mostrador. Y le oyo andar lentamente mientras cruzaba la sala, y luego detenerse detras de ella.
– ?Por que no podias dormir, Charlotte?
Se habia parado cerca, muy cerca de ella. Tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no dar un paso atras hasta que su espalda se apoyara contra el pecho de el.
– Mi… mi cabeza esta muy ocupada. Pensando en como lo estara pasando Meredith en Vauxhall. ?Y tu?
En el momento en que la pregunta salio de sus labios, deseo no haberla planteado. ?Y si el no podia dormir porque no dejaba de pensar en alguna joven hermosa de la que estaba locamente enamorado? El nunca hablaria de eso con nadie, pero ella lo sabia casi todo sobre los jovenes de su edad y sobre los deseos que les corroian por dentro.
– No podia dormir, porque, igual que tu, mi mente estaba preocupada.
Ella dejo escapar un largo suspiro llenandose de valor, y luego se dio media vuelta.
Albert no estaba a mas de dos pasos de ella.
– ?Estas preocupado por Meredith? -pregunto ella-. Todavia no es medianoche.
– No. Si estuviera a solas con el tipo ese, Greybourne, que la mira como si ella fuera un cerdo salvaje y el un perro de caza, acaso lo estaria. Pero estan con ella los otros tipos. En realidad, estoy preocupado por ti, Charlotte.
– ?Por mi? ?Y eso por que?
– Ultimamente no pareces la misma.
Cielos, ?tanto se le notaba?
– ?En que sentido?
– No sabria explicarlo -dijo el frunciendo el entrecejo-. Como si estuvieras enfadada. Conmigo. -Sus ojos buscaron los de ella-. ?He hecho algo que te haya ofendido?
– No. Simplemente he estado un poco cansada estos ultimos tiempos.
– Eso ya lo veo. Tienes ojeras.
Antes de que ella pudiera reaccionar, el se levanto y paso la punta de su indice por debajo de uno de sus ojos. Ella dejo escapar un ligero respingo ante el calor que ese sencillo gesto le provoco. Echo la cabeza hacia atras, lejos del alcance de su mano, se apoyo en el mostrador y se alejo de el todo lo que le fue posible.
El alzo la mano lentamente. Ella se lo quedo mirando con expresion de desconcierto.
– Charlotte… lo siento. No deberia haber… -Se llevo las manos a la cara-. Pero tu sabes que yo jamas te haria dano.
Ella se sintio avergonzada de que su reaccion le hubiera dado a entender, aunque solo fuera por un momento, que ella creia que podria hacerle dano. Pero ?como podia explicarle que habia rechazado su caricia porque no confiaba en si misma, y no porque no confiara en el? Incapaz de conseguir que una sola palabra saliera a traves el nudo que tenia en la garganta, simplemente asintio con la cabeza.
La tension que expresaba su semblante se relajo.
– Me alegro de que lo sepas. Yo nunca dejare que nadie te haga dano. Nunca mas.
Lo que se habia apagado en su corazon simplemente se derritio. Parecia tan valiente, como un guardian vigilando su castillo.
– Gracias, Albert.
Ella no tenia realmente la intencion de tocarle, pero, de alguna manera, sin que fuera algo voluntario -acaso porque en el fondo lo deseaba con todas sus fuerzas- alzo una mano y se la coloco en la mejilla.
En el momento en que lo toco, se dio cuenta de su grave error. Su mirada se dirigio hacia la imagen provocativa de su mano reposando contra la mejilla de el. Su piel era calida, y su barbilla sin afeitar raspaba ligeramente la palma de su mano. El deseo de acariciarle la cara con los dedos, de explorar los rincones de su rostro, la arrebato. Y se hubiera dejado arrastrar por la tentacion de hacerlo… pero se dio cuenta de que el estaba completamente quieto, rigido, como ido. Un musculo palpitaba con espasmos entre sus dedos, indicandole que la mandibula de el estaba temblando. Tenia los ojos apretados con fuerza, como si sintiera un gran dolor. El tipo de dolor que uno siente cuando se encuentra en una situacion muy desagradable. Como cuando te toca alguien que no quieres que te toque.
Se sintio abrasada por la verguenza y la humillacion, y aparto la mano de golpe como si la hubiera puesto en una hoguera. Para mortificarla aun mas, sus ojos se llenaron de calientes lagrimas, que amenazaban con convertirse en un torrente. Tenia que alejarse de el.
– Creo… creo que he oido a Hope -dijo ella agarrandose a la primera excusa que le paso por la cabeza-. Tengo que irme. Buenas noches.
Corrio hacia la puerta, y siguio corriendo sin detenerse hasta que se hubo metido en su dormitorio.
Que situacion tan imposible. No podria seguir viviendo de aquella manera durante demasiado tiempo. Solo deseaba poder evitarlo por completo, pero ?como conseguirlo si ambos vivian bajo el mismo techo? Si seguia alli, solo era cuestion de tiempo que algun dia se entregara a el. Pero no tenia ningun otro sitio a donde ir. No podia aceptar la idea de marcharse de alli, el unico hogar verdadero que habia conocido. Ni podia alejar a Hope de Meredith y de Albert. Ni ella podia alejarse de ellos. ?Que demonios iba a hacer?
Justo antes de la una de la madrugada, tras haber dejado en su casa primero a Meredith y luego a Catherine, Philip descorria las cortinas de terciopelo verde de su estudio privado. Despues de haberse sacado el panuelo, se quito las gafas, se paso los dedos por el puente de la nariz y luego se froto la cara con las manos. Alguien llamo a
