la puerta, y el dejo escapar un suspiro de resignacion. No tenia ganas de darle vueltas a lo que habia pasado aquella noche, pero sabia que no tenia ningun sentido intentar dejar a un lado aquel tema.
– Pasa, Andrew.
Andrew entro en la habitacion y cerro la puerta tras de si. Cruzo la alfombra persa de color marron y dorado y se detuvo ante la botella de brandy.
– Parece que necesitas un tonificante. ?Te sirvo una copa?
Philip le acerco la copa que habia depositado sobre el escritorio.
– Echame un trago.
Viendo a Andrew servirse una buena copa de aquel liquido ambar, empezo mentalmente la cuenta atras. «Cinco, cuatro, tres, dos, uno…»
Como si estuviera cronometrado, Andrew dijo:
– Por lo que veo la noche no ha sido como tu esperabas.
– Al contrario, creo que la orquesta era bastante buena.
– No me estaba refiriendo a la musica.
– Ah. Bueno, la comida solo era pasable, y las raciones mas bien escasas, pero como ninguno de nosotros tenia mucha hambre, no me importo demasiado.
– Tampoco me estaba refiriendo a la comida.
– El vino era excelente.
– Tampoco hablaba del vino. Como tu bien sabes, me refiero a miss Chilton-Grizedale. -Movio lentamente la copa de brandy en su mano-. ?Donde os habiais metido?
– ?Estabais preocupados por nosotros?
– La verdad es que no. Tu hermana mostro cierta inquietud, pero yo la tranquilice diciendole que seguramente preferias discutir los detalles sobre la busqueda de tu futura esposa con miss Chilton-Grizedale en privado. Y luego, con mi habitual inteligencia y encanto, mantuve la atencion de lady Beckley fija en otros temas hasta que volvisteis… con un aspecto un tanto desalinado, debo anadir.
– Hacia bastante viento.
– Oh, claro. Estoy seguro de que fue el viento lo que hizo que los labios de miss Chilton-Grizedale estuvieran hinchados y sonrojados, y lo que hizo que tu panuelo tuviera un nudo diferente del que llevabas al salir de casa.
La inquietud se deslizo por la columna vertebral de Philip, junto con cierta dosis de autorecriminacion. Maldicion, no deberia haberse arriesgado a besarla en un lugar publico, aunque hubiera buscado un rincon apartado en la oscuridad, escondido de miradas entrometidas. Lo ultimo que deseaba era hundir aun mas su reputacion.
– ?Alguien mas se dio cuenta? -pregunto Philip-. ?Catherine…?
– No. Los dos hicisteis una maravillosa representacion, aparentando inocencia cuando os reunisteis con nosotros. Solo yo me di cuenta de esos detalles, porque os estaba observando. No pretendo fisgar, Philip. Tan solo estoy intentando ayudar. Es obvio que los dos estais locamente enamorados.
Philip tomo un buen trago de brandy, saboreando el fuego que quemaba su garganta. Quiza Andrew podria echarle una mano. Podia ayudarle a escapar de esa atraccion insensata por una mujer a la que apenas conocia.
– Esa mujer de la que estas enamorado… ?Cuanto tiempo hacia que la conocias cuando te diste cuenta de que estabas loco por ella?
Andrew dejo escapar una risa seca.
– Me parece que esperas que te diga que la conocia desde hacia meses o anos, y que mis sentimientos se fueron desarrollando lentamente, con el paso del tiempo, pero no fue asi como sucedio. Fue como si me hubiera atravesado un rayo. Me conmovio de una manera que nunca antes habia sentido desde la primera vez que puse mis ojos en ella. -Bajo la vista hacia su copa de brandy y continuo hablando con un tono de voz ronco, casi enfadado-. Todo en ella me fascinaba, y cada nuevo detalle que veia solo hacia que mis sentimientos fueran cada vez mas profundos. La queria hasta el dolor, fisico y mental. Ella era lo unico que deseaba… -Andrew levanto la cabeza y sus labios se torcieron en un intento de sonreir que no llego a sus ojos-. No sabes cuantas
– ?Y si se llegaras a tropezar con ese destino?
– Nada podria detenerme hasta que la hiciera mia. Nada -contesto sin ningun vestigio de humor en su expresion.
– Pero ?y si la dama no comparte tus sentimientos?
– ?Es eso lo que te hace perder la cabeza? ?Crees que miss Chilton-Grizedale no esta enamorada de ti? Porque si lo crees, estas equivocado. Ella hace todo lo posible por ocultar sus sentimientos, pero ahi estan, si es que sabes adonde mirar. Y para responder a tu pregunta, si la dama no comparte mis sentimientos, o necesita algo de persuasion, la cortejare.
– ?Cortejarla?
Andrew miro al techo meneando la cabeza.
– Mandarle flores. Leerle poemas. Componer algo llamado «Oda a miss Chilton-Grizedale en una tarde de verano». Ya se que el romance no se lleva bien con tu naturaleza cientifica, pero si quieres conseguir a una mujer, tienes que adaptarte. Aunque antes de hacerlo, debes preguntarte hasta donde estas dispuesto a llevar ese coqueteo, y adonde te va a conducir a ti, y a ella, cuando se haya acabado.
A Philip se le hizo un nudo en el estomago. Besar a Meredith habia sido una gran falta de educacion, pero todavia deseaba mas. Si hubieran estado en un lugar mas privado, ?habria sido capaz de detenerse antes de tomarse mas libertades con ella? Que Dios lo ayudara, no lo sabia. Realmente ella se merecia algo mas que ser seducida en la oscuridad de Vauxhall. Se merecia ser cortesmente cortejada por un caballero…
Apreto los dientes. Demonios, la idea de otro hombre acariciandola, besandola, cortejandola, le hacia sentirse lleno de celos. Desgraciadamente, ni su cabeza ni su corazon tenian planeado comprometerse con la persona que estaba encargada de buscarle una novia. No, no tenia un proyecto de futuro con Meredith.
Andrew carraspeo sacando a Philip de sus pensamientos.
– Si deseas cortejarla…
– No, no quiero hacerlo. No puedo. Nada bueno puede salir de eso.
– ?Por que no?
– No estoy en condiciones de cortejarla -contesto Philip haciendo un gesto con la mano-. Se supone que deberia dedicarme a encontrar esposa. Una mujer de mi misma clase social. -Incluso a el mismo estas palabras le sonaron huecas y altaneras-. El honor me dicta hacerlo asi, para mantener la promesa que le hice a mi padre.
– ?Y le prometiste concretamente que te casarias con una mujer del mas alto rango de tu elevada sociedad? -pregunto Andrew arqueando las cejas.
– No… pero eso es lo que se espera de mi.
– ?Y desde cuando haces lo que se supone que se espera de ti?
Philip no pudo evitar que se le escapara una breve carcajada. Ya era hora de mirar los acontecimientos de aquella noche desde una perspectiva adecuada. Meredith habia despertado su curiosidad y su interes. El habia deseado besarla y habia satisfecho ese deseo. Como ella le habia senalado, eso era algo que no debian permitir que sucediera de nuevo. Sencillamente tenia que refrenar sus manos y sus labios. El era un hombre con una voluntad de hierro. Era capaz de hacer cualquier cosa que le dictara su cerebro.
Antes de que Philip pudiera poner en duda esta idea, Andrew dijo:
– Por supuesto que el tema de la boda sera algo discutible si no eres capaz de romper el maleficio. ?Cuantas cajas quedan en el almacen para seguir buscando?
– Doce. ?Y en el museo?
– Solo cuatro.
Dieciseis cajas. ?Contendria una de aquellas cajas el pedazo que faltaba de la «Piedra de lagrimas»? Si asi fuera, pronto estaria casado con alguna mujer de su propia clase social. De lo contrario, se veria forzado a enfrentarse solo al futuro.
Ambas posibilidades le parecian igualmente espantosas.
