– No. Quiero decir como un hombre besa a una mujer por la que esta profundamente interesado. Una mujer a la que… ama.

Albert queria que se abriera la tierra y lo tragara. Nunca, en toda su vida, se habia sentido tan mortificado. Por todos los demonios, ?con su torpe beso habia dejado ver tantas cosas?

– ?Es asi como me has besado, Albert?

Sus hombros se hundieron ante esa pregunta a media voz. Queria negarlo, para evitar ser de nuevo objeto de su compasion, pero ?como esperaba mentirle con conviccion sobre algo tan obvio? Ademas, no tendria que ver su compasion durante mucho tiempo. Se habria marchado de alli en cuestion de horas.

– Si, Charlotte, asi es como te he besado.

– ?Porque me amas? -dijo ella con una voz que era casi un susurro.

– Si -contesto el asintiendo con la cabeza-. Esta noche mis sentimientos… se llevaron lo mejor de mi. Y ya que no puedo prometer que no volvera a suceder jamas, tengo que irme de aqui. Por el bien de los dos.

– Oh… Albert, querido mio, ese beso ha sido el mas maravilloso que me han dado jamas. No sabia cuan maravilloso podia ser un beso hasta esta noche.

– ?Maravilloso?-pregunto el confundido-. ?Estas diciendo que te ha gustado?

– Si, Albert, eso estoy diciendo. Pero me sorprendiste. No tuve el animo suficiente para reaccionar como deberia haberlo hecho. No me quedaria tan sorprendida si volvieras a intentarlo de nuevo… ahora.

El se quedo de pie pensando que seguramente habia oido mal.

– ?Estas diciendo que quieres que te bese?

– Mas que nada en el mundo.

No le habrian dado un golpe mas fuerte si le hubiesen lanzado un ladrillo a la cabeza. Una parte de el estaba deseando abrazarla y aprovecharse de su obvio momento de enajenacion mental, pero otra parte le decia que tuviera cuidado. Y que se asegurara de que lo que acababa de oir no iba a transformarse luego en decepcion.

– ?Por que quieres que te bese? -pregunto el con delicadeza, estudiando su expresion y aterrorizado por las esperanzas que empezaban a formarse en su corazon.

Los ojos de ella se llenaron de tal cantidad de inconfundible ternura que el se quedo sin aliento.

– Quiero que me beses porque te amo.

Por el amor del cielo, tambien el habia perdido la cabeza. Estaba tarado, eso le pasaba. Oia cosas. El manicomio seria su ultima morada.

Seguramente su aspecto era tan aturdido como sus pensamientos, porque los ojos de ella le miraron con preocupacion.

– Albert, ?me has oido?

– No estoy seguro. Me parece imposible haber oido lo que creo que he oido. ?Podrias… repetirlo de nuevo?

Una sonrisa temblo en los labios de ella. A continuacion, se aclaro la garganta y le dijo con una voz lenta, alta y clara:

– Quiero que me beses porque te amo.

Dulce nombre de Dios, ?no habia perdido la cabeza! Tomo la cara de ella entre sus temblorosas manos. Ella se acerco a el y levanto el rostro, deslizando las manos alrededor de su cintura.

– Charlotte…

Albert rozo la boca de ella con la suya, dulcemente, temiendo que de un momento a otro se despertaria para descubrir que todo habia sido un sueno, una mala pasada de su imaginacion. Pero no habia nada imaginario en la manera como la boca entreabierta de ella se le acercaba, o en la sensacion de sus manos rodeandole la cintura.

Forzandose a terminar con aquel beso antes de que la creciente urgencia le pidiera a su cuerpo que aboliera el pensamiento, el levanto la cabeza. Y se topo con la imagen mas increiblemente bella que habia visto jamas. Charlotte. Entre sus brazos. Sus labios humedos y enrojecidos por su beso. Su piel coloreada de excitacion por su contacto. Y sus ojos llenos de ternura y amor por el.

Parpadeo dos veces, no estando aun seguro de que ella no fuera a desaparecer, pero seguia estando alli, entre sus brazos. Dios sabe que no deseaba hacer o decir nada que pudiera romper ese momento magico, pero tuvo que preguntar:

– ?Estas segura, Charlotte? ?Estas segura de que quieres unirte a un hombre como yo? -El miro hacia su pierna y luego volvio a alzar los ojos hacia ella-. Tengo algunos desperfectos.

– Yo tambien. No puedo cambiar mi pasado, Albert.

– Tampoco yo puedo cambiar el mio. -El le acaricio la suave mejilla asombrandose de poder hacerlo-. Yo solo estoy interesado en tu presente y tu futuro.

– Soy cinco anos mayor que tu.

– No me importa. -Tomo una de sus manos y se la llevo a los labios besandole la parte de detras de los dedos-. No puedo creer que estes aqui, que te este acariciando, que tu me ames. Pero, por Dios, te aseguro que no voy a dejar pasar esta oportunidad. Charlotte, ?quieres casarte conmigo?

Ella abrio los ojos como platos; luego, para alarma y desmayo de Albert, una lagrima se deslizo por su mejilla.

– ?Maldita sea! No pretendia hacerte llorar. -El seco aquella lagrima con sus dedos, pero otra, y otra, y otra le siguieron.

– No estoy llorando -susurro ella.

– Bueno, pues entonces es que tienes goteras, porque veo agua saliendo de tus ojos.

Un sonido que parecia a la vez un sollozo y una risa salio de la garganta de ella. A continuacion, Charlotte le rodeo el cuello con los brazos y enterro su cara contra el pecho de el. Sintiendose completamente impotente, el le dio unas palmaditas en la espalda, le acaricio el cabello y la beso dulcemente en las sienes.

– Charlotte, por favor, no puedo soportar verte llorar. ?Por que estas tan disgustada?

Ella alzo la cara y lo miro. Agarrandole el rostro con las palmas de las manos, le dijo:

– No estoy disgustada. Estoy rebosante de alegria, impresionada. No sabes cuanto he deseado que me pidieras que me casara contigo.

– ?Como pudiste imaginar que no iba a querer hacerlo? -En el momento en que formulo la pregunta pudo leer la respuesta en sus ojos-. Yo no te deshonraria, Charlotte.

– No soy el tipo de mujer con la que se casan los hombres.

– Que demonios significa que no eres. Yo quiero que seas mi esposa. Quiero que Hope sea mi hija. La unica pregunta es, ?quieres tu que yo sea tu marido y el padre de Hope?

– Si tu nos quieres…

– Sois lo que siempre he querido.

Ella dejo escapar un suspiro tembloroso.

– Entonces, si. Si, quiero casarme contigo.

Fue como si el sol acabara de abrirse paso entre un monton de nubes negras. Apretandola contra su cuerpo, Albert la beso larga y profundamente hasta que no le quedo aire en los pulmones. Luego, volviendo a respirar, descanso su frente contra la de ella durante medio minuto.

– Hay algo que deberias saber, yo nunca… yo nunca he estado con una mujer.

– Me gustaria poder decirte que yo nunca he estado con un hombre. Pero si te puedo asegurar honestamente que nunca he hecho «el amor» con ningun hombre.

El le alzo la cara y sonrio.

– ?Es cierto? ?De verdad te vas a convertir en mi esposa?

Ella le devolvio la sonrisa:

– Si. ?De verdad te vas a convertir en mi marido?

– Si. Y cuanto antes mejor. Yo, ejem, espero que no prefieras un largo noviazgo.

– Albert, no es necesario que nosotros esperemos a que estemos casados para…

El la hizo callar con un beso:

– Si, si que lo es. Tu te mereces el mismo respeto que cualquier mujer decente, y yo no voy a mancillar tu honor tomandote antes de que nos hayamos casado. Nunca pense que podria tenerte, Charlotte. Ahora que ya eres mia, puedo esperar.

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