No, aquello era…
– Por todos los demonios. Estoy enamorado de ella.
– Bueno, por supuesto que lo estas -rio Andrew-. Pero estoy seguro de que no te sorprende tanto.
– ?Tu ya lo sabias? ?Antes que yo? -pregunto Philip mirandole fijamente.
– Pues claro. Tu amor por ella es obvio. Yo no se como no eres capaz de darte cuenta, puede que todos esos pequenos cupidos flechadores revoloteando alrededor de tu cabeza te oscurezcan la vision. Para mi fue obvio desde la primera vez que os vi juntos a ti y a miss Chilton-Grizedale.
Maldicion. ?Desde cuando se habia hecho tan transparente?
– Ya veo. Y Meredith… ?sufre esos pequenos oscurecimientos de vision, esos cupidos flechadores revoloteando alrededor de su cabeza? -pregunto Philip
Andrew se toco la barbilla e hizo una mueca de dolor cuando su mano rozo la mandibula.
– Miss Chilton-Grizedale no es una mujer facil de interpretar. Sin duda se siente atraida por ti, y a mi me parece que le interesas bastante. Lo que es dificil de predecir es si se dejara o no arrastrar por los sentimientos que alberga hacia ti. Sin embargo, si es como la mayoria de la gente, puede ser persuadida si se dan las condiciones adecuadas. -Un musculo se movio en la mandibula de Andrew-. Te envidio, Philip, porque eres libre para perseguir a la mujer que amas.
– Soy libre de perseguirla, pero ?para que? A menos que logre liberarme del maleficio, no sere libre de casarme para ella.
Sus palabras cayeron sobre el como si fuera un negro sudario de oscuridad. Si no encontraba la manera de librarse de aquel maleficio, perderia a Meredith. Ya era bastante malo que le hubiera dado su palabra a su padre, lo cual le llevaria a perder su honor y su integridad. Y ahora tambien se arriesgaba a perder su corazon.
– En cuanto al maleficio, tengo buenas noticias del
Andrew asintio con la cabeza y devolvio la nota a Philip. Este se la guardo de nuevo en el bolsillo y dijo:
– Ahora, hablame de la interesante noche de ayer.
– Pase todo el dia y toda la noche en los muelles, interrogando a los miembros de la tripulacion del
– Conociendo de primera mano tus cualidades pugilisticas, me parece increible verte con la cara llena de moratones y magulladuras.
– La verdad es que les di una buena paliza a varios elegantes caballeros en el cuadrilatero, sin sufrir mas que un par de rasgunos. Fue mucho mas tarde cuando recibi estos recuerdos de la noche.
– ?Despues? -pregunto Philip mirandole por encima de su taza de cafe.
– Si. Fui atacado poco despues de salir del club Jackson. Aquel mal nacido se me echo encima por la espalda. -Poniendose de pie se toco la espalda e hizo un gesto de dolor-. No llego a dejarme sin sentido, pero me golpeo lo suficientemente fuerte como para hacerme caer al suelo. Me estaba dando patadas en las costillas con sus botas, cuando varios caballeros se acercaron. El muy mal nacido salio corriendo, por suerte antes de poder hacerme mas dano.
Un incomodo escalofrio recorrio la espalda de Philip.
– ?Lo llegaste a ver?
– No. Los caballeros que lo ahuyentaron me llevaron de nuevo al club Jackson para curarme las heridas. Luego alquile una calesa y volvi a casa.
– Por todos los demonios, Andrew, ?por que no me lo dijiste anoche?
– Bakari no estaba en el vestibulo cuando regrese, de modo que supuse que se habria ido a dormir. Ante la duda de si tu estarias aun, eh, ocupado con tu invitada, preferi no molestarte. No habia nada que pudieras hacer.
– Esto no me gusta en absoluto, Andrew. Primero fue atacado Edward, y ahora tu, solo al cabo de unas pocas horas despues de que interrogaras a la tripulacion del barco. -Las palabras de la segunda nota hicieron eco en su mente: «El sufrimiento empieza ahora»-. No se trata de una coincidencia. De hecho…
Sus palabras fueron interrumpidas por la llegada de Bakari a la puerta.
– El senor Binsmore -dijo Bakari. Se aparto de la puerta y entro Edward.
– Buenos dias, Philip, Andrew -dijo Edward dirigiendose a la silla mas cercana.
Philip se dio cuenta enseguida de que su amigo andaba con dificultad.
– ?Estas bien, Edward?
– Si, por supuesto. ?Por que lo preguntas?
– Me parece que cojeas.
– ?De veras? Me temo que todavia estoy magullado por el ataque de la otra noche en el almacen.
– Ah, bueno. Lamento que todavia te duela. Pero me alegro de que no te hayan vuelto a atacar otra vez.
– ?Volverme a atacar? -Se sento en una silla al lado de Philip retorciendose en una mueca de dolor-. ?Que quieres decir?
– Atacaron a Andrew anoche.
Los ojos de Edward se abrieron como platos y se dirigieron hacia Andrew.
– Es verdad. Tienes toda la cara magullada, ?estas bien?
– Si, solo estoy un poco dolorido.
– ?Te robaron? -pregunto Edward.
– Puede que fuera esa la intencion -dijo Andrew negando con la cabeza-. Pero el asaltante tuvo que salir corriendo antes de poder robarme.
Philip apreto los punos con enfado.
– Bakari deberia echarle un vistazo a vuestras heridas. A los dos.
– A mi ya me ha visto hace un momento -dijo Andrew-. Fue lo primero que hice esta manana. Me ha vendado las costillas como si fuera un ganso a punto de ser metido en el horno.
– Y yo estoy bien -anadio Edward rapidamente-.Excepto por un ligero entumecimiento de la espalda, lo unico que todavia me molesta es esto -dijo mostrando el vendaje de la mano-. Me quite el vendaje ayer y descubri varios trozos de cristal todavia clavados en el dorso de la mano. Me los saque y volvi a ponerme una venda limpia. Ahora ya empiezo a sentirme mejor.
– De acuerdo -dijo Philip asintiendo con la cabeza-. Dime, Andrew, ?tu atacante te dejo algun tipo de nota, como hizo con Edward?
– No.
– ?Crees que el responsable puede ser la misma persona? -pregunto Edward frunciendo el entrecejo.
– Me temo que si.
Bakari aparecio de nuevo en la puerta, con los labios apretados de una manera que hizo que Philip se estremeciera.
– Su estudio -dijo Bakari a Philip-. Venga enseguida.
Philip, Andrew y Edward se miraron, y los tres salieron disparados por el pasillo detras de Bakari. Philip entro el primero. Los restos de la cena del dia anterior habian desaparecido -junto con los opulentos tejidos y los mullidos cojines, sin que de ellos quedara ni el mas minimo indicio. Su mirada se dirigio hacia el escritorio y se le helo la sangre.
Cruzando deprisa la habitacion se situo al lado de su escritorio de caoba. Sobre la mesa habia un cuchillo plateado, con la punta clavada sobre la mesa atravesando un sobre de papel de vitela.
–
– ?Cuando has encontrado esto? -le pregunto Philip a Bakari con un tono de voz ronco, mientras sus ojos revisaban la habitacion para ver si habia algo mas fuera de lugar.
– Hace un momento.
– ?No lo habias visto esta manana al limpiar la habitacion?
– La limpie anoche. Empece cuando se fue a acompanar a la dama.