atentamente.

Tras pasarle una bandeja llena de pastelitos, comento:

– Mallory es un apellido muy interesante. Segun la etimologia germanica significa «consejero de guerra», pero segun la latina «de negro destino».

Justin levanto las cejas.

– ?Ah, si? No tenia ni idea. -Una leve sonrisa arqueo sus labios-. Me quedo con la etimologia germanica.

Ella le devolvio la sonrisa.

– No me extrana.

– ?Estudia el origen de los nombres?

– Si, es una aficion que tengo.

– ?Y que significa mi nombre de pila? -le pregunto con ojos rebosantes de curiosidad.

– Justin significa «juicioso, sensato».

– ?Menos mal! Con un apellido que significa «de negro destino», necesitaba recibir buenas noticias.

– Desde luego -asintio Hayley, y los dos se rieron.

– Digame, senorita Albright -dijo Justin cuando ceso el alborozo-, ?no seria su padre, por casualidad, el capitan Tripp Albright?

A Hayley le embargo una sensacion de satisfaccion y sorpresa al mismo tiempo.

– Si. ?Conocia usted a mi padre, senor Mallory?

– No, pero oi muchas cosas sobre el. Tengo entendido que era un hombre increible.

– Ya lo creo -contesto ella a pesar del nudo que se le acababa de hacer en la garganta-. El mas increible. Todos le echamos de menos… terriblemente.

– ?A quien echan de menos? -pregunto Stephen uniendose a la conversacion-. Seguro que a mi no. Solo me he ausentado durante un par de minutos.

– Estabamos hablando de mi padre… -empezo a decir Hayley, pero su voz, junto con su sonrisa, se esfumo cuando levanto la vista. Vestido con una camisa de un blanco resplandeciente y pantalones de montar de ante que le iban como anillo al dedo y acentuaban su corpulenta complexion, Stephen le robo el aliento. Ya no parecia un herido, sino que, con aquellos vendajes y aquella barba de una semana que le conferia un aire atormentado, le recordaba a un oscuro y peligrosamente atractivo pirata.

Hayley lo repaso de arriba abajo con la mirada varias veces. Durante aquellos segundos, un inquietante hormigueo recorrio todo su cuerpo. «?Santo Dios! Es imponente», penso. Cuando, por fin, lo miro a los ojos, vio que el la estaba observando, con una sonrisita divertida en los labios. Noto que le quemaban las mejillas y se forzo a fijarse en la taza de te. «Seguro que esta pensando que soy una imbecil rematada, mirandolo como si fuera un manjar y estuviera muerta de hambre.»

Recordando sus obligaciones como anfitriona, abrio la boca para ofrecer a Stephen una taza de te, pero, antes de que pudiera decir una palabra, unos fuertes gritos rasgaron el aire.

– Yo he pescado el pez mas grande -proclamo una voz juvenil.

– Pero yo he pescado mas peces -respondio otro muchacho indignado.

Los hermanos de Hayley entraron en el campo de vision de Stephen, ambos cubiertos de porqueria hasta las cejas, ambos enfadadisimos entre si. Sin inmutarse ante el aspecto desalinado de los chicos, Hayley se limito a inclinarse hacia delante y a susurrar al senor Mallory:

– Mis hermanos, Andrew y Nathan.

Los chicos siguieron discutiendo mientras entraban en el patio.

– «Por lo que veo, eres objeto de aversion universal, y todos debieran sacudirte.» -Andrew escupio la cita de Shakespeare a su hermano menor acompanandola de una mirada fulminante.

– «Ah, no mereceis otro titulo sino el de sinverguenza» -grito Nathan, pretendiendo decir la ultima palabra.

– «Veo que responderiais bien al azote como si estuvierais a punto de recibirlo» -contraataco Andrew.

– «?Senor, me estais vejando de una manera insoportable!» -replico Nathan.

– «?Su cara no vale la pena ni de quemarse al sol!»

– «?Asqueroso engendro de la naturaleza!»

– ?Nathan! ?Andrew! ?Basta ya!-Hayley se levanto de la silla y se forzo a dirigir una mirada de reprobacion a sus hermanos-. No os enseno Shakespeare para que os insulteis mutuamente.

Andrew y Nathan se giraron hacia ella, con los ojos abiertos de par en par en senal de inocencia.

– ?Ah, no? -le preguntaron al unisono.

– Por supuesto que no.

– Pero esas son las mejores partes -protesto Andrew-. Nadie sabe insultar tan bien como el bardo.

– De todos modos, ahora no es momento para eso -dijo mientras inclinaba la cabeza en direccion a la mesa-. Tenemos un invitado.

Hayley presento los chicos al senor Mallory y luego los mando a sus habitaciones con ordenes estrictas de banarse y ponerse rompa limpia. Los chicos hicieron lo que su hermana les habia mandado murmurando entre dientes.

– Unos chicos con mucha energia -comento el senor Mallory con una sonrisita.

– No ha visto ni la mitad -dijo Hayley sacudiendo la cabeza y mirando al cielo-. Intentar mantener la paz entre ellos es agotador.

– Parecen dominar la obra de Shakespeare -dijo pensativo el senor Mallory tras tomar un sorbo de te-. ?Ha sido usted su profesora, senorita Albright?

– Si. Mi abuelo materno era un erudito. Transmitio parte de sus conocimientos a mi madre, y ella nos instruyo a nosotros. Yo me he limitado a seguir la tradicion familiar con mis hermanos. Como durante el verano la escuela del pueblo esta cerrada, cada dia les doy clase sobre un amplio abanico de materias.

– ?Como por ejemplo? -pregunto el senor Mallory.

– Bueno, literatura, por supuesto. Y matematicas, filosofia, mitologia, musica, astronomia, bellas artes -dirigio una mirada maliciosa al senor Barrettson- y latin, con el que tal vez pueda echar una mano al senor Barrettson. Cada uno de mis hermanos tiene un don especial. Pamela toca muy bien el piano y Andrew es un genio de los numeros y el calculo. La pasion de Nathan es la astronomia y tiene su propio telescopio. A Callie le encanta dibujar y pintar con acuarelas. Es bastante buena para su edad.

– ?Y usted, senorita Albright? -pregunto Stephen, uniendose a la conversacion-. ?Cual es su don especial?

– Soy la pacificadora -contesto riendose-. Supongo que vengo a ser algo parecido a un general del ejercito. Mantengo las tropas a raya, doy ordenes, instruyo a mis subordinados y planifico ataques estrategicos.

– Todo un desafio -observo el senor Mallory.

– Desde luego, pero me encanta.

El senor Mallory miro el reloj y se levanto.

– Me temo que debo irme. Tengo un largo camino por delante. -Tomo la mano de Hayley e hizo una reverencia formal-. Muchisimas gracias por su amable hospitalidad, senorita Albright, y por todo lo que ha hecho por Stephen.

Hayley casi se sintio culpable aceptando aquel agradecimiento por cuidar de Stephen. En realidad, habia sido un placer.

– No se merecen, senor Mallory. Cuidar del senor Barrettson no ha sido ninguna molestia. Se lo puedo asegurar.

El senor Mallory arqueo las cejas.

– Para serle franco, me sorprende oirlo. Stephen puede ser un poco malhumorado, arrogante y cinico -le susurro con una sonrisa maliciosa-. Pero, en el fondo, es un buen tipo.

Hayley miro a Stephen y esbozo una sonrisa al contemplar la mirada asesina que acababa de dirigir a su amigo.

– El senor Barrettson es un hombre encantador -ratifico Hayley. Se inclino hacia delante y susurro a Justin al oido, dejandose llevar por el malevolo deseo de ver si provocaba alguna reaccion en Stephen-: Y no es malhumorado, arrogante ni cinico. Simplemente, se siente solo.

El senor Mallory dio un paso atras y la miro fijamente, visiblemente sorprendido por aquellas palabras.

– ?Solo?

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