rondaban los ojos de Robert, no podia pasar por alto el hecho de que tenia secretos, tambien le resultaba cada vez mas dificil creer que tales secretos tuvieran que ver con algo siniestro, ilegal o malvado, especialmente tratandose de un hombre que la miraba a los ojos y admitia sus errores, y ademas se disculpaba.

Pero darse cuenta de eso… de que era un hombre decente y bueno y que realmente se preocupaba por ella, la lleno de un miedo debilitante. Porque si Robert era todas esas cosas maravillosas que estaba empezando a sospechar que era, ?como podria proteger su corazon? Incluso en ese momento su cuerpo la estaba traicionando, abrumado por el deseo de acercarse al calor que emanaba de Robert, de esconder el rostro en el amplio pecho y aspirar aquel aroma limpio y masculino que tentaba sus sentidos.

«Es tu amante. Nada mas. Nunca sera nada mas.»

Pero al menos, le debia la misma gentileza que el le habia mostrado.

– Acepto tus disculpas -dijo, alzando ligeramente la barbilla-, y espero que tu aceptes las mias. No pretendia insultarte o herirte. Tampoco era mi intencion insinuar que fueras estafador, ladron o chantajista.

La expresion furiosa de Robert duro aun unos instantes, pero luego se suavizo ligeramente.

– Gracias.

– Ahora, respecto a los vestidos…

La interrumpio poniendole un dedo sobre los labios.

– Aceptalos, Allie. Por favor. Con la intencion que yo pretendia. Los vestidos negros son un regalo de un amigo a quien le importas. -Se inclino y le susurro al oido-: Y el dorado es una muestra del gran carino de tu amante.

El calor la envolvio como si Robert hubiera prendido fuego a su vestido. El le rozo con la punta de la lengua el sensible lobulo de la oreja, y Allie cerro los ojos para borrar el placer.

– ?Normalmente eres tan generoso con tus amantes? -En el momento en que la pregunta salio de sus labios, deseo no haberla formulado. No importaba como se comportara con otras amantes. Pero su voz interior se burlo: «No deberia importarte. Pero te importa.» Que Dios la ayudara, no queria pensar en el con otras amantes, pasadas o futuras. No queria sentir esos celos irracionales que la invadian.

Robert se echo hacia atras y la miro larga e inquisitivamente. Estaba claro que se preguntaba por que le habria hecho esa pregunta.

– No estoy seguro de entender que quieres decir con «generoso» -dijo finalmente-. No puedo negar que he hecho regalos de amante, pero siempre han sido impersonales. Flores, algun que otro brazalete. Nunca nada tan personal como un vestido. Y nunca nada que quisiera tanto que tuvieran.

Allie intento no hacer caso del modo en que el corazon le salto al oir esas palabras, pero le resulto imposible, y mas aun cuando el deslizo las manos sobre sus brazos y enlazo los dedos de ambos. La calidci de esas palmas contra las suyas le corrio por las venas. El se acerco menos de un palmo los separaba, y su cuerpo parecio rodearlo como un manto de terciopelo.

– Dices que no quieres insultarme ni herirme -prosiguio Robert-, pero al rechazar mis regalos haces ambas cosas. Si no deseas aceptarlos por ti, hazlo por mi. Porque saber que no tienes que preocuparte por reemplazar los vestidos que te destrozaron durante el robo me hace feliz. Porque estoy ansioso por verte con el vestido dorado. -Alzo la mano de Allie y la beso-. Y porque espero poder sacarte esa brillante tela del cuerpo y hacerte el amor.

Los miembros de Allie se derritieron y tuvo que apretar las rodillas para no caer al suelo.

– No… no se que decir. -Dios del cielo, incluso la sorprendio poder formar una frase coherente.

– Ah. Estare encantado de ayudarte. -Los ojos de Robert destellaron con un brillo travieso-. Di: «Gracias, Robert.»

Como respuesta, una ligera sonrisa curvo los labios de Allie. Deberia decir que no. Pero era incapaz.

– Gracias, Robert.

– Di: «Me pondre el vestido dorado esta noche.»

– Me pondre el vestido dorado esta noche -susurro Allie.

– Di: «Y durante toda la noche pensare en que me lo vas a sacar y hacerme el amor.»

Santo cielo, ?como podia negarse a decir algo que era tan completa e innegablemente cierto? Pero, al mismo tiempo, ?como podia pronunciar una confesion asi… palabras como nunca habia dicho antes?

Con todo, casi por si solos, sus labios se movieron.

– Y durante toda la noche pensare en que me lo vas a sacar y hacerme el amor.

Los ojos de Robert se oscurecieron de un ardor tal que se sintio en medio de las llamas. Le solto las manos y la envolvio con sus brazos, acercandola, hasta que su fuerte cuerpo la apreto.

Mientras bajaba la boca hacia la de ella, Allie le puso las manos sobre el pecho para detenerlo.

– Robert, me siento obligada a decirte que probablemente esto no es una buena idea.

– Al contrario, creo que es una idea excelente. -Una mezcla de calor y picardia brillaba en sus ojos-. Y realmente insoslayable. No tengo mas opcion que besarte.

– Pero ?y si vuelve Caroline con los ninos?

– No volveran. Estan comiendo galletas y luego recogeran flores. Creeme, en cuanto Emily y James entren en el invernadero, empezaran a correr por las hileras de flores durante horas, jugando a esconderse. Lily tiene su propio cuarto, junto al dormitorio de Elizabeth. Y la puerta esta cerrada con llave. Estamos completamente solos.

– Ya veo. Bueno, en ese caso… -Se alzo de puntillas y sus labios se encontraron en un voluptuoso beso. El sabia a cafe y a calor, a hombre, y a su sabor personal, que desperto los sentidos de Allie y la hizo ronronear de placer.

Todo lo que la rodeaba se desvanecio excepto el y el placer que sentia bajo el asalto de su sensual beso… Un beso que pronto se convirtio en algo mas. Las manos de Robert le acariciaron la espalda, luego se movieron hasta cubrirle los pechos. Se le endurecieron los pezones hasta convertirse en puntas ansiosas, y se apreto contra el, buscando un contacto mas intimo.

Sus dedos se volvieron inquietos, freneticos, como mariposas que buscaran un lugar donde posarse durante un vendaval. La ereccion de Robert se apretaba contra su vientre, despertandole un intenso deseo. Allie puso la mano entre ambos y acaricio con la palma la parte frontal de los pantalones de Robert, deslizandola sobre su carne tensa.

El interrumpio el beso y respiro afanosamente.

– Allie… -Apoyo la frente contra la de ella, que noto su entrecortado aliento sobre el rostro. La reaccion de Robert la hizo sentirse perversa y osada y fuerte, y lo acaricio de nuevo. El joven dejo escapar un largo gemido de placer-. Creo que debo prevenirte -dijo Robert con una voz ronca de excitacion- de que si sigues tocandome asi, no saldras de esta habitacion… ilesa.

– Oh, Dios -susurro Allie, cosquilleando deliberadamente la punta de su ereccion-. ?Que quieres decir exactamente con… ilesa?

– Estas a punto de enterarte. -Y paso al ataque. Su boca cayo sobre la de ella con intensidad devoradora. Su lengua se introdujo entre los labios de la joven, acariciando el interior de su boca, despacio, pero con un ritmo devastador que imitaba exactamente el modo en que su cuerpo ansiaba unirse al de ella.

Interrumpio el beso y la alzo, cubriendo de besos su cuello, mientras con las manos le sacaba expertamente el chal. Los labios de Robert descendieron hasta la parte superior de los pechos de Allie y esta se mordio el labio para reprimir un grito de frustracion ante la barrera de tejido que los separaba. Le revolvio el cabello con las manos, apretandolo con fuerza contra ella mientras se dejaba llevar por las sensaciones.

Con un ligero grunido, Robert la alzo apretandola contra si, luego dio dos zancadas hasta el sofa, la tumbo y se unio a ella. Sus manos impacientes le desabrocharon el canesu, liberandole los pechos, y Allie ahogo un grito cuando Robert tomo uno de sus ardientes pezones entre los labios y lamio con la lengua la sensible piel.

Allie intento recuperar el aliento, pero le resultaba imposible con la boca y la lengua de Robert sobre sus pechos, mientras sus manos buscaban el camino bajo la falda y le subian por las piernas. Se removio bajo el, separo las piernas y alzo las caderas para permitirle un mejor acceso, mientras lo agarraba por los hombros. Su piel femenina estaba ardiente, hinchada y humeda, y si el no la tocaba pronto…

Los dedos de Robert rozaron los hinchados pliegues y el ultimo resquicio de control que habia mantenido se evaporo. Ella se arqueo hacia el, con un largo gemido de satisfaccion. Robert se puso de rodillas entre las piernas abiertas de la joven, le subio la falda hasta la cintura, de modo que podia disfrutar la erotica vision de sus dedos jugando con la humeda carne y de las caderas de Allie ondulandose por la pasion que la consumia, con los

Вы читаете Un Romance Imprevisto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×