apellido Evers y dijo que era viuda. Lo unico que se quedo de su vida con Nigel fue un anillo con el escudo de armas, que el le dio y que guardaba en una cajita con un doble fondo. Alli escondio un papel escrito por el cura que los caso, que era la prueba irrefutable de que el matrimonio existio y de que aun es valido, una precaucion que tomo para proteger mi futuro en caso de necesidad. Por si acaso Nigel cambiaba alguna vez de opinion y queria reconocer esa union ante su familia, le hablo de la existencia de la carta y le dijo donde la guardaba.

»Desgraciadamente, le robaron el anillo con la caja y su contenido secreto hace varios anos. Ya puedes imaginarte su sorpresa cuando apareci en su casa con la nota. -La mirada de Michael se endurecio-. Pero eso no fue nada comparado con su asombro cuando le dije que Nigel no solo habia heredado el titulo de su padre, sino que tambien se habia casado y habia tenido otro hijo.

El impacto de la historia de Michael fue para Robert como un golpe en la cabeza. Lo miro completamente anonadado.

– Dios bendito, Michael. Geoffrey Hadmore no es en realidad el conde de Shelbourne. Eres tu.

Los labios de Michael formaron una estrecha linea.

– Eso es lo que parece. -Metio la mano en la chaqueta y extrajo dos documentos que tendio a Robert-. Antes de marcharme de Irlanda, mi madre me llevo a la iglesia donde ella y Nigel se casaron y donde me bautizaron. Estos son los certificados oficiales del matrimonio y de mi bautismo.

Robert contemplo los documentos mientras la cabeza le daba vueltas.

– Hadmore debe de saber que puedes reclamar el titulo. Si el…

– Robert, he tenido tiempo de digerir esto, de pensar, durante todo el camino hacia aqui. No creo que sepa que yo soy el hombre que podria reclamar su titulo, pero estoy seguro de que sabe que existe esa amenaza.

Las palabras de Michael hicieron que el estomago de Robert se tensara de temor. Se puso en pie y le devolvio los papeles a Michael.

– Jesus. Todos esos accidentes que le han ocurrido a Allie… Hadmore debe de saber que la prueba esta en esa nota. Y que Allie tenia la nota. El es el culpable.

– Estoy de acuerdo.

Empezo a cruzar la habitacion casi corriendo.

– Debemos decirselo. Advertirle.

Michael le agarro por el brazo.

– Esta a salvo, Robert. Esta en el cuarto de los ninos con tu cunada. Me lo ha dicho el mayordomo.

Robert respiro aliviado.

– Gracias a Dios. Pero debemos decirselo. Ahora mismo. -Salio de la sala con Michael a sus talones. Llegaba al vestibulo, dispuesto a subir las escaleras hacia el cuarto de los ninos, cuando Caroline entro corriendo desde el exterior. Robert se fijo en su cabello despeinado y en su expresion de panico, y su corazon casi se detuvo.

– Robert, gracias a Dios -exclamo Caroline, jadeando y con voz entrecortada-. Debes venir enseguida. Miles y Austin tambien. Necesitamos vendas… Ha ocurrido un terrible accidente.

Robert la sujeto por los brazos con el corazon temeroso.

– ?Es Allie?

Caroline nego con la cabeza, y el cerro los ojos aliviado.

– Pero hay un hombre herido. No se si esta grave. Lo encontramos inconsciente, en el camino que lleva a las ruinas.

Los ojos de Robert se abrieron de golpe.

– ?Encontramos?

– Allie y yo. Ella esta ahora con el…

– ?Allie esta sola en el bosque con ese hombre? -Casi no pudo contener el impulso de zarandearla, mientras un temor helado se apoderaba de el-. ?Quien es?

Ella se zafo de sus manos y lo miro fijamente.

– No se quien es. Pero Allie no esta sola. Lord Shelbourne esta con ella.

Robert sintio que la sangre se le helaba en las venas. Su mirada se encontro con la de Michael por encima de la cabeza de Caroline.

– Austin esta en su estudio, Caroline. Ve a buscarlo. -La empujo hacia el pasillo. Ella no necesito mas apremio y salio corriendo de una forma muy poco apropiada para una condesa.

Robert apreto los punos.

– Ya conoces a Austin y a Miles. Esperalos, luego explicales lo de Hadmore. Ellos saben el camino hacia las ruinas. Asegurate de que vayais armados. No hay un momento que perder.

Salio del vestibulo a todo correr, agradecido por llevar el cuchillo en la bota, porque no tenia tiempo de recoger la pistola de su habitacion. Salio de la casa por la parte posterior, y solo hizo dos cosas: correr tan rapido como pudo y rezar con toda su alma.

Diez minutos despues, con el corazon al galope y el sudor cayendole por la espalda, giro por el recodo del camino y se encontro con el hombre tendido en el suelo. Robert no lo reconocio, pero con solo mirarlo se dio cuenta de que estaba muerto. Y solo.

?Maldicion! ?Donde estaba Allie? Si ese canalla de Shelbourne le hacia dano…

Aparto con furia ese pensamiento y se obligo a calmarse, a pensar con claridad. Examino la zona, fijandose en la tierra blanda. Las huellas de unos cascos eran visibles, y se dirigian hacia el interior del bosque. Sin mas dilacion corrio en esa direccion.

Allie miro la pistola y lucho contra el panico que amenazaba con apoderarse de ella. Sin duda su vida no acabaria asi… a manos de un loco. Dirigio la mirada en todas direcciones, pero no habia hacia donde escapar. Porque estaban en un pequeno claro, e incluso si intentaba salir corriendo, el podria dispararle antes de que alcanzara el arbol mas proximo.

Sintio que le invadia la rabia, y que esta le hacia superar parte de su miedo. No. No iba a permitir que sucediera. No permitiria que otro hombre la controlara, que le robara algo mas, esta vez su vida. La ayuda estaba en camino. Lo que necesitaba era un poco mas de tiempo.

Sin embargo, una mirada al rostro de su captor hizo quc se desvanecieran sus esperanzas de que le concediera ese tiempo. Parecia perfectamente tranquilo; la mano que sujetaba la pistola, firme; la mirada, decidida. Pero aun asi tenia que intentar detenerlo.

– Geoffrey… -Se le quebro la voz y tuvo que aclararse la garganta-. Piensa en lo que estas a punto de hacer. Si me matas, te colgaran. Te atraparan y todo habra sido por nada.

– Pero no me atraparan, querida. Ya te he explicado mi plan, mi explicacion para cuando me pregunten. Nadie se atrevera a dudar de la palabra del conde de Shelbourne. -Inclino la cabeza y lo que parecio autentico pesar le cruzo el rostro-. Desearia no tener que matarte, Alberta. Eres una mujer muy hermosa. En otras circunstancias podiamos haber disfrutado mucho juntos. -Le recorrio el cuerpo con la mirada.

Allie sintio que se le cortaba el aliento con una combinacion de repulsion y esperanza. Se obligo a concentrarse en la esperanza, se trago su desagrado y forzo una sonrisa.

«Di lo que sea, haz lo que sea para ganar unos cuantos minutos mas.»

– Todavia podemos disfrutar juntos -dijo en lo que esperaba que fuera un tono seductor-. Tu secreto estara seguro conmigo, Geoffrey. Nunca se lo dire a nadie.

Geoffrey enarco las cejas y durante varios segundos medito las palabras de Allie.

– Una oferta tentadora, querida. Pero me temo que esta es la unica salida. Adios, Alberta.

Alzo la pistola varios centimetros. El cerebro de Allie le gritaba que saliera corriendo, pero sus pies parecian clavados en el suelo.

– ?Detente! -La cortante orden llego desde la izquierda, y las rodillas de Allie casi se doblaron de alivio. Robert surgio de entre los arboles con el cuchillo en la mano. Geoffrey volvio la atencion hacia el y apunto la pistola en su direccion.

– Quedate donde estas, Jamison.

El alivio de Allie se convirtio en temor. Robert estaba solo. El corazon casi se le detuvo. Y ahora la pistola le apuntaba a el.

La mirada de Robert la recorrio y ella le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que estaba bien. Luego, con la mirada fija en Geoffrey, Robert avanzo lentamente hacia ella.

– Detente, Jamison, o disparo.

– Adelante – le invito Robert con una voz sepulcral-. Es la unica manera en que podras detenerme.

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