Charleston era muy lento a la hora de comer a principios de agosto. El calor y la humedad eran abrumadores.
Habia dos papeles en el asiento de cuero del pasajero. Uno lo habian puesto en la puerta de atras de su casa, el otro en la puerta principal esa manana. Las notas contenian identica informacion: cena esa noche, a las cinco, ropa informal.
Podria haber ignorado una nota. Dos era mas dificil. Larson volvia a asediarla. Como una cobarde, ella se habia estado ocultando tres dias, no contestaba el telefono, inventaba excusas para estar fuera de casa y para ver los proyectos de renovacion de la tienda. Sabia que no estaba actuando con madurez y aun asi estuvo pensando toda la manana como rechazar esa invitacion a cenar.
Dio la vuelta hacia el callejon que estaba detras de la bodega, apago el motor y saco la llave. Las nubes se agolpaban al oeste, como anunciando que iba a llover. La ola de calor no habia cedido en un mes. Quiza era el bochorno del ambiente el causante del estado de animo de Kat. Se sentia profundamente deprimida.
Si no habia resultado con Mick, jamas resultaria. Si una queria a un hombre, si confiaba en el y lo respetaba, y aun asi no resultaba, la situacion era irremediable.
Sabia como rechazar el ofrecimiento de Mick de esa noche. Podria volver a su casa y colocar las notas en las puertas como si nunca las hubiera visto. Habia muchos lugares donde podria esconderse hasta que pasaran las cinco. Y lo cierto era que tenia mucho trabajo.
'Vamos, Kat. Vives en la casa de al lado. Vas a tener que encontrarte con el en cualquier momento', se regano.
Lo sabia. Lo unico que queria era que ese momento se retrasara. Quiza en 1995 o 1996. Todavia no.
La campanita sono cuando ella entro en la tienda. Georgia levanto la vista de la caja registradora.
– ?Has comido bien?
– Si, gracias. Yo me ocupare de la caja. Puedes ir a comer. Hace demasiado calor para hacer nada rapido hoy.
– Ya comi -Georgia saco de debajo del mostrador una botella de Coca-Cola dietetica y Kat hizo una mueca-. Te llamo Mick. Queria recordarte que pasaria a buscarte a las cinco.
– Gracias -respondio con ironia-. ?Algo mas? ?Un huracan? ?Una llamada de Hacienda? ?Un robo?
– Nada tan desastroso.
– Asombroso.
– Pero tienes dos visitantes esperandote en tu oficina.
– ?Visitantes?
Las visitantes estaban tomando un vaso de limonada y una tarta de frambuesa. La rubia bajita movia nerviosa las piernas y la morena, vestida de rojo y blanco, ocupaba la silla de Kat.
– ?Estas… impresionante! -elogio Kat a Noel y le dio un abrazo carinoso a Angie-. ?Pero que hacen aqui?
Las dos comenzaron a hablar al mismo tiempo.
– Tomamos un taxi y…
– Siempre hemos querido conocer tu oficina, Kat, pero mas que nada queriamos hablar contigo.
– Tenemos que hablar contigo -corrigio Angie-. Esto es importante y no podiamos hablar en ninguna parte donde papa nos pudiera oir.
– Parece seria la cuestion -murmuro Kat-. Bien, escuchenme. Si se trata de algo solo para mujeres, esta bien. Pero si es algo que su padre deberia saber…
– No tenemos ningun problema, Kat. Ni siquiera estamos aqui para hablar de nosotras -se apresuro a decir Noel-. En realidad hemos venido a hablar de ti -al ver la mirada de desconcierto de Kat, explico-: Ya sabes. Sobre lo de papa y tu. No hay problema. Estamos de acuerdo.
Kat se desplomo en la silla mas cercana.
– Al principio no estaba segura -dijo Angie-. Es decir, ahora tu y nosotras somos amigas. Asi que pense: ?para que complicar las cosas convirtiendote en nuestra madrastra? Y tambien sentia lealtad hacia mi madre. Pero como dice Noel, mama te apreciaba mucho y ademas, aunque te conviertas en nuestra madrastra no vas a portarte como la madrastra de Cenicienta, ?verdad?
Kat no tuvo tiempo de replicar antes que Noel interviniera.
– Y papa esta muy distinto desde que andas con nosotros. Sonrie todo el tiempo. Ya no esta tan serio como antes. Es como si volviera a ser nuestro padre de antes, ?comprendes?
– Habla, se rie con nosotras y pasa mucho tiempo en casa -recalco Angie.
Kat trato de interrumpirlas de nuevo, pero no tuvo oportunidad de hacerlo.
– Y sabemos por que -Noel se aparto un rizo-. No estamos ciegas; las dos podemos ver lo que esta pasando. Y solo queremos que sepas que con nosotras no hay problema, estamos aqui para ayudarte. Estamos de tu parte. Papa es demasiado… como te diria… -intercambio miradas con su hermana-. No estamos seguras de que papa sepa lo que esta haciendo.
Angie, demasiado ingenua para ser discreta, apunto:
– Tampoco nos parece que tu lo sepas muy bien. Quiza piensas que solo soy una nina, pero he aprendido muchas cosas en la television.
– Nos parece que podrias pintarte un poco mejor, Kat -dijo Noel con absoluta seriedad.
– Y papa no sabe lo que tiene que hacer… como invitarte a bailar, comprarte flores y bombones y esas cosas. Noel dice que quiza tu tengas que darle un empujoncito.
– Hace mucho que el no tiene nada que ver con mujeres -dijo Noel.
– ?Vaya! -pudo decir Kat al fin.
– Nos parecio que podriamos darte algunas ideas, ayudarte a arreglar algunas cosas. Yo podria cocinar, Angie ha encontrado unas velas.
– Vaya -replico Kat. Miro largamente a las dos chiquillas entusiastas e hizo lo que pudo para hacerse a la idea de lo que estaba oyendo. Si tuviera tiempo iria a la biblioteca a buscar un libro sobre adolescentes precoces y la manera de tratar con ellas. Por desgracia no habia tiempo-. Antes que nada, senoritinas, estan equivocadas. Soy amiga suya, y espero que tambien de su padre.
– Si, Kat.
– Si, Kat.
– Segundo: No tengo nada que ver con cualquier cambio que hayan visto en su padre. Nada.
– Si, Kat -las dos hermanas se miraron.
– Tercero: Puedo quererlas muchisimo, pero eso no significa que ciertos temas no dejen de ser muy personales. Lo que sucede entre un hombre y una mujer, es algo entre el y ella. Eso se aplica a mi, a su padre, y a cualquiera con quien se relacione su padre ahora, manana o dentro de diez anos. No deben meterse en lo que no es asunto de ustedes. ?Lo entienden?
– Si, Kat -contestaron al unisono.
– Cuarto… -Kat movio la cabeza molesta-. No han entendido nada. No me casare con su padre. No sere su madrastra. Su padre y yo solo somos amigos. Eso es todo. ?Entendieron?
– Si, Kat.
– Si, Kat.
Las chicas dieron una vuelta por la tienda, tomaron galletitas, se probaron sombreros del siglo pasado y jugaron con las miniaturas en la casa de munecas. Por fin Kat llamo a un taxi y pago por adelantado para que las llevara a su casa. Pensaba que lo habia dejado todo claro, hasta que Noel le dio un pellizco picaro en la mano cuando se iban.
– Si papa no llega a casa esta noche, yo preparare el desayuno de Angie -murmuro-. No te preocupes por nada. Tengo suficiente edad para comprender ciertas cosas.
Georgia la encontro en su oficina media hora despues, quitandose las horquillas que sostenian su peinado estilo pompadour y tirandolas a la pared como si fueran dardos. Georgia extendio la mano y le enseno a su jefa un par de aspirinas. En la otra mano llevaba un vaso de agua.
Kat se trago las dos aspirinas.
– Ya esta -dijo y luego se tomo el agua-. Me mudare. No puedo con ellas, ni con el. Punto y final.
– ?Quieres que te de un consejo?
– No. Los consejos no me ayudaran. Que me diera gripe de repente antes de las cinco, eso si que me ayudaria.