realista, resistirse al embrujo marino y decidirse a decir lo que tenia que decir. El que quisiera a Mick no cambiaba las cosas. Ella no era normal. No podia tener ninguna relacion con el.

Pero no podia creer eso cuando estaba con el. Se sentia como cualquier mujer enamorada. No pedia demasiado. Solo tener derecho a otras noches como esa, noches en las que se tropezara con el en la estrecha cocina de un yate, noches en las que cenaran descalzos, en las que ella soportara encantada las bromas de el y se olvidara de que su pelo estaba hecho una marana.

A Mick nunca parecia importarle que especto tenia el pelo de una mujer. Todo lo que parecia desear en la vida era alguien con quien compartir sus dichas, sus inquietudes, su intenso amor por la vida. Aunque nunca habia criticado a June, Kat sospechaba que habia faltado algo en su relacion, algo que lo hacia sentirse culpable por haberlo deseado, por necesitarlo.

Pero en la necesidad no habia culpa, ni en la debilidad. Mick era mas debil en las parcelas de su vida que mas queria: sus hijas, su trabajo. No parecia entender que eso lo enaltecia como hombre.

Kat intento, escuchandolo y estando alli con el, sacarle de su cascaron. Sabia que lo habia ayudado, aunque de repente se le ocurrio que nunca encontraria la manera de decirle lo mucho que lo admiraba como hombre y eso la hacia sufrir.

Cuando ella doblo el trapo con el que estaba secando los platos, Mick se dio la vuelta desde el armario donde acababa de guardar una bandeja.

– ?Hay todavia cosas que necesitas hacer en el barco? -pregunto Kat.

– En realidad no. Tengo una lista que debo llevar al taller manana por la manana, pero se trata solo de algunos detalles finales. Nada que tenga que arreglar ahora -Mick se llevo una mano al cuello para rascarse cuando su corazon dejo de latir. Kat dio un paso hacia el, con la intencion de salir de la cocina. Pero habia algo en sus ojos-. Cuando volvamos, tengo algunas cosas que hacer. El barco esta bien equipado para la navegacion nocturna, pero meti otro paquete de seguridad que me gustaria…

Su corazon volvio a latir, pero con una fuerza inusitada. Kat no iba a pasar a su lado, iba hacia el. Cuando sus brazos le rodearon el cuello, la sangre corrio por las venas del naviero con la turbulencia de una avalancha. Y cuando los labios de la joven se posaron en su boca, casi perdio el equilibrio.

Mick sabia bien. Un poco a especias, un poco a cerveza, otro tanto a Mick. Era muy alto para besarlo cuando ella no llevaba zapatos de tacon alto. Solo podia alcanzarlo si se ponia de puntillas. Pero eso no la preocupaba. Su boca saboreaba la de el; la exploraba.

Ya sabia que al capitan Larson le gustaba que lo besara. Todo lo que Kat podia oir era el distante rumor de las olas y una especie de grunido cuando volvio a besar a Mick.

– Ah… Kat.

– ?Si? -la sonrisa de ella era descarada, calmada, serena.

Jamas habia estado mas asustada, sin embargo. Solto los brazos del cuello de Mick y deslizo las manos hasta su camiseta. Luego las metio por debajo de la tela y las subio hasta el pecho de el. La piel de Mick era firme y tibia. Mas bien caliente. Demasiado caliente para que necesitara llevar una camiseta.

– ?Todo esto es para decirme que te ha gustado el langostino?

– No, Mick. Esto es porque me gustas tu – fue todo lo que tuvo que decir ella para que el dejara de sonreir divertido.

Kat sabia lo que Mick queria. Lo que habia deseado toda la noche, lo unico que ella no podia ofrecerle, pero esa necesidad se reflejaba en los ojos de el y tambien un desafio… 'Si lo quieres, nada, vas a tener que pedirmelo. No voy a presionarte'.

Kat le levanto la camiseta y cuando la dejo en el suelo, ella le enmarco la cara con las manos y volvio a ponerse de puntillas. Su lengua se movio por el labio inferior de Mick, con suavidad y, lentitud. Luego le dio un mordisco.

Despues lo beso con avidez y vehemencia.

A Mick le gusto ese beso. Mucho. Le gusto la sensacion de las palmas de Kat subiendo por su espalda; le gusto la forma en la que la suave pelvis de ella se frotaba contra el… Kat se decia a si misma que estaba loca.

Pero no se sentia asi. Sentia una profunda necesidad en su interior. Habia sido culpa de ella que Mick se sintiera mal la noche que habian pasado en la playa. Era un amante maravilloso, fuerte, varonil. Pero ella no tenia mas opcion que poner un alto a su relacion. Sin embargo, de repente le interesaba mucho demostrarle lo que sentia por el, como lo veia, lo mucho que significaba para ella.

Y solo habia una forma de hacerlo.

– Podemos hacer el amor, Mick -susurro-. Pero no… de la manera… habitual.

– ?Como?

Mick no parecia muy atento a lo que ella decia, de modo que Kat insistio.

– Tengo que ser sincera contigo, ?de acuerdo?

– Amor mio, no hace falta que digas nada…

– Por favor, tienes que escucharme.

Mick la beso en la garganta. Esos besos estaban acabando con la concentracion de Kat, pero quiza mas valia asi. De haber sido otro hombre y no Mick, nunca habria logrado hacer ni decir nada;

– Tendre que complacerte solo a ti… yo… -no sabia como decirlo, pero estaba segura de que el lo entendia. Habia muchas formas de complacer a un hombre aparte de la penetracion tradicional, despues de todo-. Conozco dos maneras de lograrlo, Mick. Solo que una nunca la he practicado y… la otra… necesitare un poco de ayuda, ?de acuerdo?

Entre besos y susurros sofocados, por fin parecio captar la atencion de Mick. El levanto la cabeza. La miro intensamente y luego sonrio con aire picaro.

Kat sintio que las rodillas le temblaban. Mick la volvio a besar en la boca mientras sus manos bajaban por su espalda hasta aferrarse a su trasero. La levanto, rodeandose la cintura con las piernas de ella sin despegar los labios y la llevo asi a la parte de atras del camarote.

La dejo en la cama. Se coloco encima de ella, no con todo su peso, solo lo suficiente para que ella se diera cuenta de que estaba excitado.

Esa parte del camarote estaba en penumbra. Ella hizo acopio de todo su valor con determinacion; la fuerza de sus sentimientos le infundia animos. Sabia con exactitud lo que queria hacer: procurar que el se sintiera amado, deseado y atractivo como hombre. Audaz como nunca lo habia sido, lo beso en la boca, la garganta, los hombros, el pecho. Osada como nunca le deslizo las manos por los costados, recorrio la cremallera de sus pantalones, extendio los dedos por sus caderas.

A Mick le gusto lo que ella estaba haciendo, su reaccion no dejo lugar a dudas, aunque dejo de cooperar. Ella habia hecho lo posible para explicarle que ese seria su juego, pero Mick no la ayudaba en absoluto. Kat tenia la blusa abierta, permitiendo asi que el deslizara por debajo su mano llena de callos. La punta de su pulgar recorrio el borde del sosten. Kat sintio que le faltaba el aliento.

– Mick…

– Calla -el la levanto con suma delicadeza… pero le arranco la blusa azul marino y la tiro al suelo sin consideraciones.

Luego el sosten siguio el mismo camino. Los pezones de Kat se endurecieron aun antes que los acariciara la lengua ansiosa de Mick.

Kat arqueo la espalda para recibir mejor esa caricia y luego sintio los dientes de Mick. El le tomo los dos pechos con las manos muy abiertas mientras sus dientes y su lengua los probaban. Kat apenas podia respirar. Su corazon latia aceleradamente.

Colocandose encima de el, con el pelo cayendole por la cara, lo beso. Era un beso audaz, desvergonzado.

– Mick…

– Eres increiblemente atractiva, carino.

Mick estaba fuera de si.

– Me gustaria que no hicieras eso…

– Te encanta.

– Pero se supone que soy yo quien debe complacerte -ella encontro el boton de sus pantalones, y le bajo la cremallera-. Crei que habias comprendido que quiero… -sus dedos se metieron por debajo de la tela y

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