descendieron-. Necesito… quiero… Mick, yo…

– No creo que sea tan dificil decirme que quieres que me quite los pantalones -se los quito y luego la beso, sonriendo.

– No me entiendes.

– Creeme, te entiendo.

– Mick, quiero complacerte.

– Lo haces con solo existir, cielo.

– Quiero decir… satisfacerte solo a ti -maldicion. La lengua de el estaba en su cuello, haciendo que se estremeciera, mientras sus manos se esforzaban por bajarle la cremallera de los vaqueros-. No funcionara de ninguna otra manera. Y no me importa. No necesito nada para mi. Solo quiero que tu…

Mick tuvo que levantarla para quitarle los pantalones, luego le quito las bragas de encaje. Solo la miraba a los ojos.

– Esta vez, solo esta vez -murmuro el-, quiero que me digas lo que deseas. Deja de preocuparte, Kat. Te quiero. ?No te has dado cuenta?

– Pero.

– Jure que no dejaria que esto sucediera. No esta noche. Jure que te daria todo el tiempo que necesitaras, pero la expresion que vi en tus ojos, querida… no era tiempo lo que me estaba pidiendo.

Ella trato de decir algo mas.

– Calla -Mick volvio a colocarse encima de ella, y le dio una serie de besos, avidos, ansiosos, anhelantes.

Si ella pensaba que el iba a aceptar la absurda idea de complacerlo a el sin que ella recibiera satisfaccion, estaba muy equivocada.

En ese momento solo habia una cosa en la mente de Mick. Kat estaba asustada, pero no tanto como ella misma suponia. Sus ojos estaban llenos de pasion, sus piernas lo cenian, sus pequenos pechos estaban tan hinchados que debian dolerle. Esta vez Mick estaba convencido.

Se dijo que Kat deseaba que le hiciera el amor.

La boca de el reclamo la de ella mientras la palma de Mick le recorria el interior de su muslo y luego se posaba con suavidad en su parte mas intima. Ella trataba de estrecharlo con mas fuerza mientras le mordia con suavidad el labio inferior. Mick la beso y la acaricio hasta que ella le clavo las unas en la espalda, pero el continuo acariciandola con lentitud sin dejarse llevar por la pasion desenfrenada.

A ella le encanto. Le gusto tanto que casi perdio la cabeza… casi. Nada estaba saliendo mal esta vez, porque el no lo permitiria. El penso que ella era una belleza, toda suavidad, dulzura, perfume y deseo.

– Mick…

El la besaba mientras trataba de ponerse el preservativo. Pero ella no habria notado si era fluorescente o liso. No le importaba. Sus ojos echaban chispas de pasion. Estaba anhelante y sus besos febriles asi lo denotaban: torpes, aunque dulces, audaces y luego impacientes. Era como si hubiera acumulado todo su deseo los ultimos diez anos, almacenando amor para verterlo sobre Mick y el no la decepcionaria, estaba convencido.

Mick volvio a poner sus muslos encima de los de ella, animado por los suaves gemidos de Kat, por el brillo de sus ojos, por la vehemencia impaciente de sus manos. El retraso el momento culminante. No por mucho tiempo. No era de piedra. Lo suficiente para hacer mas intenso el momento.

– Por favor, Mick.

Mick la hizo suya y sintio que su corazon iba a salirsele del pecho. La oyo murmurar su nombre una y otra vez.

Y luego otra vez, pero ahora de manera diferente.

Ella estaba dispuesta. El lo sabia. Lo habia sentido. Pero de repente, vio que en los ojos de ella se reflejaba un profundo dolor. Las lagrimas le rodaban por las mejillas.

Capitulo 8

Mick se aparto, apreto la mandibula y lucho para controlarse. Un whisky triple lo habria ayudado. Se sentia frustrado. El deseo se negaba a morir. La seguia deseando. Kat no mejoro la situacion cuando intento incorporarse.

– ?Adonde crees que vas?

– Quiero…

– No.

– Necesito…

– No -ella estaba temblando, lo cual lo exaspero aun mas. La volvio a acostar en la cama. Ella estaba palida como la cera y tenia los ojos apretados-. Mirame.

Kat no queria mirarlo. Queria que se la tragara la tierra.

Movio los labios para pronunciar palabras de disculpa, pero sintio como si tuviera un nudo en la garganta que se lo impidiera. Se sentia culpable. Ninguna disculpa seria suficiente despues de haberlo sometido a esa tortura por segunda vez. De nada servia decirse que su unica intencion habia sido satisfacerlo y no habia esperado que las cosas terminaran asi. Aunque eso era cierto, ella podia haberlo frenado. Habia dejado que todo sucediera porque hacer el amor con Mick le parecia la cosa mas natural del mundo.

Una vez, mas se dejo enganar al haber pensando erroneamente que con el seria diferente.

Una vez mas lo habia desilusionado. Sintio deseos de morirse. Cualquier cosa era mejor que abrir los ojos y mirarlo a la cara.

– Explota si quieres, Mick -dijo Kat en voz baja-. Si yo fuera tu, estaria mas que furiosa.

– Me parece que los dos estamos pasando por el mismo tormento -murmuro Mick con voz apacible, aunque enronquecida. Kat abrio los ojos y lo miro asombrada-. Tu estas tan frustrada como yo.

– Es diferente porque es culpa mia. Solo mia -Kat se incorporo-. Debi habertelo dicho antes y me averguenza no haberlo hecho. No debio suceder lo que sucedio porque yo ya lo sabia. Hace cinco anos iba a casarme con un hombre llamado Todd; rompimos a causa de esto, asi que ya lo sabia. Sabia que no tenia derecho a tener una relacion con nadie. Por favor, creeme si te digo que nunca quise hacerte dano…

– Ven aqui, amor mio -dijo el con calma.

Ella estaba aturdida. Estaba muy oscuro y tenia la vista empanada por las lagrimas. Se dijo que si el barco no se moviera tanto, podria encontrar su blusa en el suelo. Sintio la repentina necesidad de cubrirse.

– Hay millones de mujeres normales en el mundo. No te seria dificil encontrar una. Lo unico que puedo decir en mi favor es que soy un ejemplo de sexo sin riesgo. Durante mucho tiempo he tratado de ver el lado gracioso de esto. Creo que soy la pareja mas segura del pueblo. ?No te parece gracioso? Maldicion, no puedo hablar de esto. Nunca pude, nunca podre y no me asombraria si me tiraras al agua en el viaje de regreso. Yo solo… -dijo ella.

Todavia estaba buscando su blusa cuando Mick la asio por la cintura. La dejo otra vez en la cama sin esfuerzo aparente. Despues la arrincono contra la pared del camarote. Ella no iria a ninguna parte. La expresion de los ojos de el era paciente pero inflexible.

– Nadie se esta riendo, Kat, ni piensa que haya nada de gracioso en esta situacion. Nadie va a tirarte al agua y si quieres que de verdad me enfade, vuelve a salirme con esa tonteria de que 'no eres normal'.

Le aparto con gentileza algunos mechones de la frente.

– Vamos a hablar.

– Acabamos de hacerlo -Kat no lo comprendia-. Te he dicho la verdad. No hay nada mas que decir.

– Quizas tu no tengas mas que decir; yo no he empezado siquiera -le limpio con el dedo el resto de humedad de las mejillas-. Me imagine que habrias tenido una relacion con alguien; un mentecato. Es el quien te dijo que eras frigida', ?verdad? No hay mujeres frigidas, amor mio, sino amantes torpes e insensibles. No se si te hizo dano cuando hacian el amor o solo era un vulgar egoista.

Kat movio la cabeza, pero el no aparto la mano.

– Todd no era un mentecato y las cosas no fueron asi. Fui yo. Es culpa mia. Se que debi ser sincera contigo desde el principio.

– Lo eres, cada vez que te toco, cada vez que respondes a mis caricias. Nunca he conocido a una mujer mas

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