– Pense que iba de acuerdo con tu estado de animo -dijo Georgia con voz mansa. Miro la masa que Kat estaba batiendo-. Se supone que debes batirla simplemente, querida. No golpearla asi… ?crees que es la ola de calor lo que esta afectando a tu humor ultimamente?

– Si estas insinuando que es dificil trabajar conmigo…

– Creo que el calor te esta afectando.

Kat levanto la cabeza y miro a su amiga.

– Lo siento -se disculpo con sinceridad-. Lo siento de verdad.

– Olvidalo. Tu has aguantado mis depresiones los ultimos cinco anos; ya era hora de que te devolviera el favor.

– No estoy deprimida.

– No, por supuesto; no lo estas.

Exasperada, Kat volvio a enchufar la batidora para batir las claras de los huevos. Ed asomo de nuevo la cabeza por la puerta, miro a Kat con cautela y desaparecio otra vez. La chica que atendia la tienda entro en la cocina y, cuando Georgia movio la cabeza, salio de inmediato.

Los miercoles por la tarde se cocinaba en la tienda. La tradicion se habia hecho posible porque el edificio tenia un restaurante. Las instalaciones de cocina eran antiguas pero funcionaban bien. Los clientes adoraban los bocadillos Victorianos y la cocina era una de las aficiones favoritas de Georgia… pero no de Kat. Georgia no podia recordar un solo miercoles en el que Kat hubiera hecho algo mas que probar los bollos.

Cuando Kat desenchufo de nuevo la batidora, Georgia inquirio:

– ?Entonces iras este fin de semana con Mick a Nueva Orleans?

Kat solto la cuchara.

– ?Ya no es sagrada la vida privada de nadie en este lugar? ?Como te enteraste de que me invito?

– Sus hijas no son muy discretas que digamos, ?sabes? -explico Georgia-. Al parecer tiene un tio llamado Bill, que cuidaria de las chicas, pero no se que vas a hacer tu con la tienda si te vas. Tendras que dejarme a mi a cargo.

– No tengo por que preocuparme porque no ire. Eso ya lo sabe Mick -Kat siguio preparando la masa de la tarta y luego la metio en el horno. Tardaria media hora en hacerse. Si estaba treinta minutos sin nada que hacer, se volveria loca.

– Creo que el piensa que si iras.

– Eso es solo porque no me escucha -Kat podria preparar el merengue en esa media hora. Eso le daria algo que hacer para calmar su nerviosismo-. Mick no me escucha. Es incapaz de entender la palabra no. Es taimado y no tiene escrupulos. Ademas, es un mentiroso.

– ?De verdad? -pregunto Georgia con fingido azoro-. Una diria al verlo que es la honradez personificada.

– Basta de bromas, Georgia. Hablo en serio -Kat comenzo a buscar en el armario de la cocina los ingredientes para hacer el merengue-. Me llamo el jueves por la manana, consternado porque habia sorprendido a Noel besandose con un chico. Solo queria comer conmigo y charlar, o al menos eso dijo -se volvio para mirar a Georgia, llena de indignacion-. ?Que podia hacer? ?Ignorarlo? Estaba preocupado. No, podia dejarle…

– Por supuesto que no.

– Todo era una estratagema. Habia alquilado una carroza tirada por caballos para dar un paseo alrededor de la bahia, decidio que comeriamos en la hierba cerca del agua y, para colmo, me llevo rosas.

– E1 muy perverso -murmuro Georgia con ironia.

– Me mintio, Georgia. No me invito para hablar sobre su hija.

– Ni hablar, hay que lincharlo -concluyo su amiga.

– Puedes tomarlo a broma, pero no conoces toda la verdad -dijo Kat irritada. Comenzo a preparar el merengue-. Angie me llamo el sabado pasado por la noche. Habia preparado su primera cena ella sola y estaba tan orgullosa que queria compartirla conmigo. Yo no podia herir sus sentimientos.

– Por supuesto que no.

– De modo que fui a su casa, esperando que fueramos cuatro a la mesa. El menu fue pollo al vino, champana y brocoli. La mesa estaba adornada con velas y los cubiertos eran de plata. Las chicas comenzaron a reirse como dos bobas en cuanto llegue.

– ?Y te dejaron sola con Mick?

– El estaba al tanto -Kat agito una cuchara delante de su amiga-. Dejo que sus hijas idearan ese plan. Sabe muy bien que las chicas se estan encarinando mucho conmigo y se pasa la vida diciendo que tengo una influencia positiva en ellas y cuanto me necesitan. Esta incitando deliberadamente a sus hijas a creer que puedo formar parte de sus vidas.

– Ese tipo es un villano. Un hombre que utiliza a sus propias hijas…

Kat ya no oia las bromas de Georgia. Su tono se volvio nostalgico, sus ojos se perdieron en la distancia.

– Y nunca, nunca le perdonare lo de las camelias.

– ?Camelias?

– ?Recuerdas lo ocupadas que estuvimos el lunes? No llegue a casa hasta tarde. Estaba tan cansada que apenas podia andar. Lo unico que deseaba era meterme en una banera llena de agua caliente y perfumada, de modo que subi por la escalera y… alli estaban. Un enorme ramo de camelias blancas, delicadas, preciosas – miro a Georgia con desesperacion-. Adoro las camelias.

Georgia asintio.

– Ese hombre es un autentico rufian. No podia haber hecho nada mas ruin que mandarte camelias.

– No puedo ir con el a Nueva Orleans. Le dije que no iria a Nueva Orleans, que no quiero tener con el una relacion, que no quiero nada. Le dije que no y no hay vuelta de hoja, Georgia. Simplemente tengo que alejarme de el.

Georgia se dio cuenta de la espantosa mezcla que su amiga estaba haciendo en lugar de merengue y se apresuro a quitarle la cuchara y el tazon.

– Deja que sea yo quien haga el merengue, querida.

– No. Puedo hacerlo yo. Se perfectamente bien lo que tengo que hacer… -las palabras se le atragantaron en la garganta.

Kat siempre habia sabido lo que tenia que hacer y siempre lo habia hecho bien. Hasta hacia poco. Ya no se podia concentrar en su trabajo, en su vida, en nada. Nada tenia sentido ya.

El simple, practico, natural Mick habia iniciado ese absurdo cortejo romantico cuando sabia que ella tenia un problema.

Camelias.

Para una mujer que no podia tener relaciones intimas.

Iba a comprarle a ese hombre una camisa de fuerza. En cuanto dejara de sentirse tan triste.

Georgia dijo con naturalidad:

– Se llamaba Wynn.

– ?Quien?

– El hombre de quien me enamore. ?Alguna vez te he hablado de el?

Kat volvio rapidamente la cabeza. Georgia sabia muy bien que jamas habia mencionado su pasado.

– Era alto y atractivo. Era mas bien esbelto, tenia algo de Paul Newman en los ojos. Tu sabes que estoy un poco acomplejada por mi peso, ?verdad?

Kat asintio, y se compadecio de su amiga. Lo sabia.

– Sin embargo, a Wynn le gustaban las rollizas. Tambien le gustaban las zarzamoras, los caramelos de menta y los libros. Tenia demasiado dinero. Tendia a preocuparse, todo el tiempo estaba tenso, no sabia relajarse. Yo lo calmaba, segun decia. El no me calmaba a mi. Cuando estaba con el, me sentia muy inquieta y agitada -Georgia sonrio-. Lo deje.

– Oh, querida… ?por que?

– Yo no podia tener hijos y el deseaba tenerlos. El conocia mi problema y me dijo que no importaba, que podiamos adoptarlos, pero yo temia que el llegara a odiarme por ser esteril. De modo que decidi facilitarle las cosas y me fui -Georgia metio un dedo en la mezcla, probo el merengue y quedo satisfecha con el resultado-. Eso paso hace ya siete anos. Crei haber hecho lo mejor para Wynn.

No le parecia asi a Kat. Georgia se movio con rapidez y decision hacia la mesa con su tazon de merengue, pero en sus ojos habia una gran tristeza.

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