vestimenta de su empleada. Llevaba una falda verde chillon y un corpino cenido. Los documentos estaban ordenados impecablemente. Nominas, informes de final de mes, balances-. ?Te he dicho recientemente que eres una maravilla, Wilma?
– Si, bueno… -Wilma fue colocando los papeles en las carpetas correspondientes conforme Nicole los firmaba-. A veces no hago tan bien las cosas. ?Puedo hablar contigo unos minutos?
– Claro, como no -Nicole deseo abofetearse a si misma por estar tan distraida. De haberse fijado antes, hubiese notado por la expresion de Wilma que algo no iba bien.
Wilma trago saliva, titubeo, y luego fue a cerrar la puerta.
– Nicole… he hecho algo muy grave. Lo bastante grave como para que me despidas. Mitch dijo que no lo harias, pero…
– Aguarda un momento. ?Has hablado con Mitch?
Wilma asintio vigorosamente.
– Largo me ha aconsejado que venga y hable contigo. Para serte sincera, tenia mis dudas. Pero, al final, acabarias descubriendolo, y la situacion seria aun mas horrible que ahora…
– Cielo santo, ven y sientate. Ya veo que estas muy disgustada. No puedo creer que la cosa sea tan grave, Wilma. Realizas un trabajo magnifico en el despacho. No debes temer que te despida por un error…
– Si que me despediras. No se trata de un error sin importancia. Tiene que ver con Bernie.
Al principio, aquel nombre no le dijo nada a Nicole, aunque supuso que se trataria de un hombre. De pronto, cayo en la cuenta de que el unico Bernie al que conocia era Bernard Shaw. El senor Shaw. El nuevo cliente de la compania de seguros.
– Te juro que jamas habia tenido nada con un cliente. Ocurrio por puro accidente, el dia en que tu te pusiste enferma y el habia acudido a la reunion. Habia reservado una habitacion de hotel para pasar la noche. Y comento que detestaba cenar solo. Solo intente ser amable. Unicamente tenia pensado cenar con el…
Nicole habia oido mas que suficiente como para saltar de la silla y subirse por las paredes.
– ?No puedo creer que hayas hecho algo semejante! Fuera del trabajo, no es asunto mio lo que hagas con tu vida personal. Pero, por Dios santo, deberias tener mas cerebro. ?Y si Shaw se echa atras del proyecto por haberse liado afectivamente contigo?
– Lo se.
– ?Y ni siquiera se te ha ocurrido pensar en el sida? ?O en si esta casado? -Nicole echo un nuevo vistazo al rostro de su ayudante-. Y seguro que tiene que haber algo mas. Vamos, cuentamelo. Necesito saber la magnitud del desastre que has provocado.
Una hora mas tarde, Nicole se hallaba sentada a la mesa del despacho cuando Mitch llamo a la puerta. Llevaba en la mano una taza de te caliente.
– Que conste que ahora si has alcanzado realmente la condicion divina a ojos de Wilma.
– Pues no se por que. Le he gritado en todos los registros posibles. Lo que deberia haber hecho es despedirla. Y afirmo que habia hablado contigo. ?Por que no me dijiste nada?
– Lo habria hecho si Wilma no hubiese hablado contigo -Mitch dejo la taza y rodeo la mesa. Con sus enormes y fuertes manos empezo a masajearle despacio el cuello y los hombros-. Nadie podia haberlo solventado mejor que tu.
– No lo he solventado bien en absoluto. Dios mio, que desastre. No se me ocurre otra pareja mas improbable desde el Gordo y el Flaco. Al parecer, Shaw esta loco por ella… La llama todas las noches desde hace una semana. He decidido que las proximas reuniones con Shaw se celebren en Portland, y no aqui, lo cual supondra un verdadero engorro y gastos adicionales de viaje para todo el mundo. Al fin y al cabo, es casi seguro que lo perderemos como cliente. Aun me dan ganas de darle un tiro a Wilma.
– Pero, en vez de eso, la has apoyado.
– Porque soy una estupida. Cualquier jefe con dos dedos de frente la hubiera despedido en el acto – Nicole no deseaba cerrar los ojos, pero los dedos de Mitch parecian localizar magicamente cada musculo tenso de su cuello y sus hombros.
– Sabes que en ningun momento te planteaste despedirla, Nik -dijo el serenamente-. Siempre has brindado tu apoyo a los miembros de la plantilla, incluso cuando han hecho algo mal. Siempre les has dado otra oportunidad. Aun no te he visto crucificar a nadie por un error. Con una notable excepcion.
– ?A que excepcion te refieres?
– Tu misma eres esa excepcion. Eres comprensiva con todos los demas. Pero te torturas a ti misma sin piedad cuando cometes algun error -Mitch bajo las manos-. Y no creo que lo hayas cometido ahora, Nik. Esa chica necesita el trabajo… Mantiene a su padre alcoholico, ?lo sabias?
– No.
– Su situacion es delicada en todos los frentes. Quiza esto la anime a replantearse como esta encauzando su vida y a tomar decisiones al respecto. Bueno, ?que tal si te tomas el te? Has tenido una manana muy dura.
De nuevo la estaba cuidando, comprendio Nicole de repente. Habia entrado en la oficina solo para llevarle un te y darle un masaje porque sabia lo dificil que se le habia presentado la manana.
– Vuelve aqui -le pidio.
Mitch ya habia recorrido medio trecho hasta la puerta.
– No puedo. Mi jefa es una negrera y tengo toneladas de trabajo que hacer.
– Dejate de excusas, Landers. Solo sera un minuto -Nicole le dirigio una sonrisa, pero aquella locura que la embargaba volvia a inquietarla.
Mitch le sonrio.
Ella noto que el pulso se le aceleraba, y se quedo mirandolo como una ninita que aun creyera en los cuentos de hadas. Con impaciencia, se levanto de la silla y se acerco a la ventana, donde lo mas peligroso que podia contemplar era la atronadora tormenta.
– Nik, sobre lo que ocurrio el otro dia… No quiero que te sientas obligada a nada.
– No me siento obligada -se apresuro a contestar ella, y luego puso los ojos en blanco y alzo las manos-. De acuerdo, esta bien. Me siento confusa. Quisiera saber que es lo que mas le conviene al nino. A nosotros -titubeo-. Pero creo que el tiempo que pasamos juntos nos esta ayudando, Mitch.
– ?Lo dices en serio?
– Si. Y habia pensado que… Bueno, quiza el sabado por la noche podamos relajarnos un poco y olvidarnos del trabajo. No se… quiza ir a la playa y hacer una barbacoa, o algo por el estilo. ?Que contestas?
Mitch abrio el maletero del Miata y extrajo las dos bolsas llenas con lo necesario para la barbacoa. Miro nerviosamente el paquete que contenia los filetes de ternera. El carnicero habia afirmado que era la carne mas tierna que tenia en la tienda, pero esa no era la cuestion.
Mitch habia aceptado que cortejar a una mujer embarazada conllevaba ciertos desafios poco usuales. Y, de momento, parecia no dar en el clavo con la comida. Las patas de cangrejo y los camarones habian sido un desastre, y ya solo faltaban unos seis meses para que naciera el nino. Aquella fecha resonaba en su mente como un detonador. No podia permitir que nada saliera mal, aunque nada parecia haber salido bien hasta entonces.
Nik salio al oir el coche, y de inmediato sonrio cuando lo vio cargado con las dos bolsas… a juego con las que llevaba ella.
– Parece que los dos nos hemos pasado con los preparativos. Y se suponia que lo unico que debias traer era la carne.
– Y la traigo. Unos filetes estupendos.
– Ternera, ?eh?
– Dijiste que te encargarias de los platos y los cubiertos. Tambien he traido algo de lena, un asador, una manta, y demas. Parece que sera una noche perfecta.
– Insuperable -convino Nicole. Conforme bajaban las escaleras y se preparaban para salir, saboreo la noche con la misma intensidad que Mitch. Apenas corria un soplo de brisa sobre el Pacifico. El anochecer era idoneo para los amantes, con un cielo salpicado de tonos amatista y zafiro. Las olas acariciaban la arena de la orilla.
Nik ya habia formado un circulo de piedras para encender la hoguera bajo el repecho de un acantilado. Luego extendio la manta y saco las bebidas mientras Mitch encendia el fuego.
– Se ve que ya lo has hecho antes. Ese fuego es una obra maestra -bromeo.