– Nunca habia visto a una novia tan hermosa.
Nik, que afrontaba cada crisis con la seguridad de una leona, parecio de repente tan insegura como una ninita.
– No se si estoy hermosa, pero queria lucir lo mejor posible para la ceremonia. Para ti. ?Crees que se me nota la barriga? Tarde mucho en elegir un traje que se ajustara a mi figura.
– Me encanta tu figura. Quita el aliento -diablos, ?donde tenia la cabeza?-. Pero no se te nota la barriga. Para nada.
– Estas mintiendo. Me gustan los hombres que saben mentir -una sonrisa afloro al rostro de Nicole. A continuacion, lo observo de arriba abajo entornando los ojos-. Estas… esplendido. Demonios, Landers. ?Como es que nunca te he visto antes con ese traje? Pero, Mitch… va a llover. Es mas, me temo que va a caer un aguacero de un momento a otro.
Las primeras gotas empezaron a caer del cielo, y los dos se dirigieron apresuradamente hacia el coche. Mitch le dio a Nicole el ramo de gardenias, que por suerte hacian juego con el vestido.
Cuando entraron en el juzgado, Mitch empezo a sentir de repente que todo era inadecuado. Para entonces, llovia a mares. Y el ambiente del juzgado era demasiado frio e impersonal. Solo habia desconocidos.
No obstante, mientras esperaban al juez, Nik le puso una mano en el hombro.
– Mitch -dijo con voz suave, mirandolo a la cara-. Aun puedes echarte atras si quieres. Puedo ver que estas tenso. Si no es esto lo que en realidad deseas, podemos dejarlo ahora mismo. Jamas he querido que te sientas obligado.
La tension que sentia Mitch se desvanecio con la rapidez del relampago.
– Esto es exactamente lo que deseo. Que seas parte de mi vida. Y tambien el nino -respiro hondo-. Lograremos hacer que funcione, Nik. No tienes por que tener ningun miedo.
– ?Tu no sientes miedo?
En aquel instante, Mitch no sentia ninguno.
La ceremonia duro doce minutos. Y el beso que sello sus votos duro tres mas. Cuando salieron al exterior, la lluvia se habia convertido en una furiosa tormenta. A pesar del paraguas, y de que Mitch trato de protegerla echandole un brazo por los hombros, Nicole tenia el cabello totalmente empapado cuando llegaron al coche.
– ?Te estas riendo? -pregunto el incredulo-. Se te ha estropeado el peinado…
– Si, bueno, ahora parezco otra vez yo misma. El peinado era horrible, ?verdad? No, no contestes, porque entonces tendria que asesinarte. Pero debi pensarmelo mejor antes de elegir un corte de pelo tan falsamente sofisticado.
Mitch le paso un panuelo para que se secara.
– Menos mal que nos dirigimos a casa en lugar de al banquete de boda, ?verdad? -Mitch arranco el motor y activo el limpiaparabrisas a toda potencia.
Ella meneo la cabeza.
– Ya tendremos tiempo de organizar alguna fiesta. Despues de esta semana tan frenetica, solo me apetece disfrutar de algo de tranquilidad. Aunque reconozco que siento curiosidad por saber por que insististe en volver a mi casa, en vez de ir a la tuya.
– Bueno… hay un par de razones. Una es que, casualmente, tengo un regalo para ti. Y solo puedo dartelo en tu casa.
– ?Un regalo? Mitch, yo no te he comprado nada…
– No lo esperaba… Pero no se trata de esa clase de regalo. Y como no te guste, me vere en un verdadero aprieto. En un aprieto con mayuscula.
– Me gustara, te lo prometo.
– Ya veremos.
El estaba mas nervioso que ella, se dijo Nicole.
– Me estas asustando con esa sonrisa -dijo Mitch.
– ?De verdad?
– Si. En lugar de un esplendido dia de sol, tenemos un diluvio. Tienes el cabello empapado y el vestido probablemente estropeado. Y sonries. ?Ese efecto ha tenido en ti el matrimonio? ?En tan solo quince minutos?
– Que quiere que le diga, senor Landers. De momento, me gusta estar casada.
– Lo mismo digo, senora Landers. Siempre y cuando te guste mi regalo y no te enfades conmigo. No son diamantes -advirtio Mitch.
– Al diablo los diamantes.
– No se trata de joyas ni de pieles. Demonios, hace un par de dias me parecio una idea estupenda, pero ahora creo que debi consultartelo antes. En ocasiones, cuando se me mete algo en la cabeza, lo hago sin pensarmelo dos veces.
– ?No crees que ya habia reparado en ese rasgo de tu caracter? Eres mas tozudo que una mula.
– Pero vuelves a sonreir.
– Aja -Nicole se apeo del coche en cuanto Mitch se detuvo junto a su casa. El aguacero habia disminuido solo ligeramente… pero la temperatura era agradable, y la lluvia habia limpiado las flores y las hojas, haciendo que todo pareciera radiante. Nik saco la lengua para saborear el agua.
Mitch exhalo un suspiro al verla dar vueltas mientras saboreaba las gotas de lluvia. Respiro hondo y la agarro del brazo.
– La mujer con la que me he casado ha perdido la chaveta. Como te resfries, te juro que me suicido. Asi que entremos de una vez…
– Vaya. Se supone que yo soy la mitad seria y responsable de esta pareja… -los ojos de Nicole se abrieron como platos cuando Mitch hizo girar la llave en la cerradura. Incluso antes de que abriera la puerta, oyo un extrano sonido procedente del interior-. ?Que es eso?
– Tu regalo. Dios, no me mates, ?de acuerdo?
– Parece que este… vivo.
– Le deje a John una llave para que viniera a dejarlo mientras nosotros estabamos fuera. Pero puede esperar. Si antes prefieres darte una ducha caliente…
Pero Nicole entro rapidamente, dirigiendose hacia la fuente del sonido que salia de la cocina. Abrio la puerta de un empujon y emitio un jadeo ahogado.
– ?Oh, Mitch!
El suelo estaba alfombrado de papeles de periodico, que se extendian hasta una cestita rosa de perro. El cachorro parecia una inquieta bola blanca de pelo… deseosa de compania. Olvidandose del vestido y de las medias, Nicole se arrodillo en el suelo y lo tomo en brazos.
– Mmm… reconozco que la brillante idea fue mia, pero tuve algo de ayuda. John y Wilma ya se han ofrecido como canguros cuando tengamos que salir. Y todos estuvieron de acuerdo en que necesitabamos un perro guardian…
– Un perro guardian -repitio ella mientras el cachorro le lamia la cara con su lengua rosa.
– Asi se llama la raza. Y, segun se dice, son insuperables con los ninos. Listos y obedientes. Para cuando nazca el bebe, ya habra pasado la fase de cachorro tontorron, y podran crecer juntos sin problemas…
– Mitch, no vuelvas a llamar tontorron a mi perrito si quieres vivir.
– Mmm… ?asi que no estas enfadada?
Nicole se incorporo y se lanzo a sus brazos.
– Nunca he tenido un perro. Es el mejor regalo que podias haberme hecho -de nuevo vio en los ojos de Mitch aquella mirada oscura. Salvaje. Intensa.
– Nunca me habias abrazado por tu propia iniciativa, ?lo sabias? -comento el suavemente.
– Quiza no estaba segura de que fuese lo correcto.
– Pues lo es. Creo que deberiamos repetir lo de casarnos todos los dias -Mitch carraspeo-. Le pedi a John que trajera mas cosas. Como, por ejemplo, la cena.
– Si abrazarte es lo correcto, ?crees que estaria bien que besara al novio?
– No.
– ?No? -por la expresion de sus ojos, Nik habria jurado que le gustaba la idea. Estaba convencida de que Mitch solo pensaba en una cosa… y no era el cachorro.