– No -repitio el firmemente-. A decir verdad, me preocupa que estando asi de empapada puedas pillar un catarro. ?Que tal si tomas un bano caliente y te pones ropa mas comoda? Yo me ocupare de nuestro nuevo monstruito y luego me cambiare -al ver que ella asentia y se dirigia hacia las escaleras, agrego-: Mmm, Nik, no te olvides de lo del beso.

Nicole no penso en otra cosa mientras se daba una ducha caliente, y cuando salio de la banera para secarse, en medio de una nube de vapor, experimento unos repentinos temblores. El empanado espejo revelaba que algo estaba mal en su cuerpo. Demasiados angulos, un vientre demasiado abultado. ?Y si Mitch la encontraba poco atractiva?

No obstante, para cuando se vistio con un jersey grueso y unos pantalones sueltos, los temblores ya habian empezado a remitir. Despues de cepillarse el cabello, salio del cuarto de bano… y choco con Mitch, que en ese momento habia salido del aseo opuesto.

Tenia el cabello humedo y llevaba puestos unos tejanos, sin camisa.

El pasillo estaba a oscuras. Nicole oyo el crujido de un trueno… O quiza era su corazon martillandole en el pecho. Mitch se habia parado en seco. Igual que ella. Los ojos de ambos se encontraron. Nik solo podia pensar en lo cerca que estaba el dormitorio…

– ?Has dejado el cachorro, eh, en la cesta?

– Si, estuve jugando con el hasta que se durmio.

Nicole no podia retirar la mirada de la magica atraccion magnetica de sus ojos.

– ?Tienes hambre? -le pregunto.

– No de comida.

Ella tomo aliento.

– Yo tampoco -tomo aire por segunda vez, comprendiendo que Mitch estaba tan nervioso como ella. Los dos deseaban exactamente lo mismo.

El dio un paso hacia ella.

– Nik -murmuro con voz ronca al tiempo que alzaba una mano.

En el instante en que la toco, se produjo una explosion de fuegos artificiales. Nicole jamas habia sonado que pudiera ocurrir algo asi… al menos, desde que era una nina y fantaseaba con castillos, hechizos magicos y un caballero que pudiera robarle el corazon.

De repente, con total brusquedad, se dio cuenta de que aquellos fuegos artificiales eran reales. Mitch abrio la boca, sorprendido, y el cachorro empezo a aullar en la cocina.

– ?Que demonios pasa? -pregunto Mitch-. Quedate aqui mientras yo averiguo que es lo que ocurre.

La cacofonia de estrepitosos estallidos parecia rodear la casa entera. Mitch se lanzo escaleras abajo, seguido de cerca por Nicole. Los repentinos golpes en la puerta principal hicieron que el corazon se le subiera a la garganta. Sabia que la puerta no estaba cerrada y, al ver que se abria de golpe, Mitch coloco instintivamente a Nicole detras de si… al menos, por un segundo.

John, Rafe y Wilma permanecian en el marco de la puerta, sonriendo como hienas… y calados hasta los huesos.

– ?No estariais planeando hacer algo interesante los dos solos, verdad? -dijo John socarronamente.

– ?Pero que diablos…? -Mitch se echo el cabello para atras.

– Se trata de una fiesta sorpresa para los recien casados -anuncio Wilma-. Traemos toneladas de comida…

– Y bebidas -anadio Rafe tras ella-. Y regalos.

La plantilla siempre la habia tratado con mucho carino y respeto, pero Nicole jamas se habia esperado algo asi.

Al cabo de varias horas de fiesta, que tanto a Mitch como a ella se le antojaron interminables, Rafe se acerco a la ventana y dijo:

– Por fin ha escampado. Quiza no hayais tenido sol el dia de vuestra boda, pero parece que disfrutareis de un anochecer de primera. ?Que tal si bajamos todos a la playa? -tras echar un vistazo a la expresion de Mitch, Rafe se rio-. Eh, que era broma. Nos vamos ya, ?verdad, pandilla?

Se marcharon tan «silenciosamente» como habian llegado. Cuando, por fin, Mitch y Nicole cerraron la puerta, todo volvio a sumirse en la calma.

– Estoy totalmente agotada. Aunque han hecho algo maravilloso, ?verdad? -dijo ella.

– Si. Debi sospechar que cometerian alguna diablura. Nos consideran familia suya, ?sabes? -Mitch titubeo-. No sabias que te tuvieran tanto carino, ?verdad? -no lo planteo como una pregunta.

Nicole nego con la cabeza.

– No. Es decir, siempre he sabido que todos nos llevamos muy bien, pero…

– Eso es gracias a ti.

– Trabajamos en equipo…

– Gracias a ti -repitio el-. ?Crees que es accidental que todos congeniemos tan bien? ?Que es algo normal en todos los trabajos? Me parece, senora Landers, que no sabe usted cuanto la quieren los demas -al verla bostezar, Mitch sonrio-. La verdad es que te encanta hablar de ti misma, ?verdad?

– Mmm, no.

– Ya hemos tenido bastantes emociones por hoy. ?Cansada?

– Odio admitirlo, pero si.

– En ese caso… ?que te parece si nos acostamos temprano?

De nuevo, una poderosa descarga electrica parecio chisporrotear entre ambos, con la intensidad del relampago. Y, de repente, Nicole se canso de esperar. Deseaba hacer el amor con el, como si hubiera estado esperando a Mitch durante toda su vida.

– Subire ahora mismo -dijo.

El le acaricio la mejilla.

– Tardare un par de minutos en acostar al cachorro y cerrar la casa. Luego me reunire contigo.

Capitulo Diez

Conforme subia las escaleras, Mitch vio que Nicole habia apagado la luz del dormitorio. De modo que habia sufrido una especie de ataque de pudor, se dijo. En fin, podria amoldarse a su deseo. A el le resultaria dificil mostrarse pudoroso, pues habia olvidado llevarse un pijama. Pero sabiendo que por fin podria hacerle el amor a la mujer a la que amaba, podria amoldarse a cualquier cosa.

Al llegar a lo alto de las escaleras, dudo entre dejar encendida o no la luz del pasillo. Nik deseaba el cobijo de la oscuridad, pero Mitch temia iniciar la noche de bodas tropezando con las cosas como un inutil patoso. Resolvio el problema dejando la lampara encendida y cerrando la puerta del dormitorio, de modo que solo un fino haz de luz se colaba por debajo. A pesar de dicha luz, sus pupilas se dilataron instantaneamente y, al principio, no pudo distinguir nada… salvo a ella. Su forma acurrucada en la cama lo incito inmediatamente a quitarse el jersey.

– ?Has acostado a nuestro pequeno?

Tanto su voz susurrante como el comentario hicieron sonreir a Mitch. Le gustaba que se refiriera al cachorro como «nuestro pequeno». Le hacia pensar en como hablarian sobre el autentico bebe cuando naciera.

– Si, y he colocado junto a el un despertador envuelto en una toalla. Si llora de noche, yo lo atendere, Nik. De modo que no te preocupes -Mitch solto el jersey, y a continuacion se bajo los pantalones y los calzoncillos… moviendose con total lentitud.

Las sombras fueron cobrando forma paulatinamente, de modo que pudo distinguir la mitad de la cama que Nicole habia dejado vacia para el. Retiro la sabana y se introdujo en ella.

Topo con algo. Su codo, se dijo. Simplemente lo rozo, pero Nicole dio un salto.

– Hace frio -comento Mitch-. Una temperatura ideal para un abrazo.

Ella reacciono acurrucandose entre sus brazos… lo cual era una buena senal, penso el. Y parecia llevar puesta una prenda de saten, lo cual no era tan perfecto como la desnudez total, pero constituia otra buena senal. Mitch podia notar la atrayente curva de sus senos, la suave prominencia de su vientre… y los desbocados latidos de su corazon. Unos latidos rapidos, ansiosos.

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