Janet parecia preocupada.
– Mmmm -murmuro Liz entusiasticamente.
?Cielo santo! Parecia que acabara de salir de la cama de un hombre. ?Como iba a aparecer asi en publico? ?Existiria un pegamento milagroso para el pelo? Pago a la mujer, anadio una propina generosa y se obligo a sacar la cabeza por la puerta. Estaba muy oscuro para ser solamente las cinco. Cuando levanto la vista, los primeros copos de nieve de la temporada rozaron sus mejillas. Cuando llego a casa, los escasos copos se habian convertido en un diluvio blanco. Se subio el cuello del abrigo y corrio hacia la puerta pasando junto al coche de Andy.
Afortunadamente el vestibulo trasero estaba iluminado y caliente. Asomo la cabeza a la cocina. Su hermano llevaba un chaqueton y estaba echando leche en un vaso. Ambas cosas le parecieron raras.
– ?Vas a salir? -le pregunto.
– ?Gracias al cielo que estas aqui! He llegado hace solo cinco minutos y… -Andy levanto la vista-. ?Por el amor de Dios! ?Que te has hecho en el pelo?
Ella senalo el vaso.
– ?Que es eso? ?Una moda nueva? No te he visto tomar leche desde que tenias diez anos.
– No es para mi. Cuando he llegado habia un paquete esperandote en la escalera.
– ?Un paquete?
– Tenemos un problema -le susurro Andy.
Lo vio en cuanto entro en la leonera. El problema tenia un metro veinte de altura, el ceno fruncido, los hombros hundidos y un reguero de pecas que parecian muy oscuras en la piel blanca. Spencer estaba acurrucado en la otomana y sus ojos tristes la miraban fijamente.
– ?Spencer! Carino, ?que estas haciendo aqui? ?Como has…?
– No puedo ir a casa.
– Leche.
Liz cogio el vaso de leche de la mano de Andy como un cirujano el bisturi.
– Veamos. ?Que puede ser tan malo?
– Todo.
La voz de Spencer rebosaba tristeza. Tomo tres sorbos de leche con la desesperacion de un lecheadicto. El bigote blanco resultante no le hizo parecer mayor.
– Voy a tener que venir a vivir contigo. Es el unico modo.
– ?Problemas en la escuela? -pregunto Liz con delicadeza.
Dejo el abrigo en el sofa y se sento. Spencer medito sus palabras.
– Tengo una carta del director que debo darle a mi papa. Pero no puedo.
– Es malo, ?eh?
Las lagrimas empezaron a rodar y la historia salio de un tiron. Se habia pasado la clase de matematicas sentado en un retrete en el lavabo de chicos con los pies en alto para que nadie pudiera encontrarle si miraban por debajo de la puerta. A Liz le parecio un recurso realmente brillante para un enano de tercer grado, pero Spencer tenia los genes de Clay… y su pasion por los lios. Pero aquel no era el unico problema.
Pensaba faltar a mas clases. De hecho, le habia dicho al director que pensaba faltar a clase de matematicas durante el resto de su vida, lo que habia enfadado al director. Mucho.
Liz seco los ojos de Spencer y escucho, intentando no sonreir. Su manera de hablar era muy parecida a la de su padre. Por lo que ella consiguio averiguar, ya que la historia de Spencer era ligeramente confusa, el autentico problema consistia en que Spencer iba por delante de los demas chicos en matematicas.
– Asi que mi papa y el director se reunieron y tuvieron una gran conversacion sobre
Para Spencer la palabra significaba que le habian trasladado a sexto grado durante la hora de matematicas. El algebra estaba bien, pero no queria estar con los chicos de sexto. Se olvidaba del nombre del profesor de sexto curso y le daba miedo pedir permiso para ir al lavabo. En su clase, en tercero, el pasaba la hora de matematicas ayudando a los demas.
– Los chicos mayores me llaman «genio» y tengo que sentarme en ese pupitre tan alto, que los pies ni siquiera m llegan al suelo. ?No voy a volver alli!
Sostuvo un panuelo de papel delante de su nariz para que pudiera sonarse.
– Carino, ?por que no le dijiste a tu papa que no eras feliz?
Liz levanto la vista y vio a Andy en la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho y un brillo compasivo en los ojos. Le susurro por encima del hombro de Spencer:
– ?Puedes volver a llamar a Clay para decirle que tardaremos un poquito?
– No podia contarselo a papa. No puedo hablar con papa. Nunca podre hablar con mi papa. Fue el quien hablo de esa cosa del estimulo…
Liz vio la expresion de Andy, una mezcla de culpa y sorpresa y sintio que se le paraba el corazon. Hasta entonces habia creido que Andy habria llamado a Clay nada mas encontrar a Spencer en su casa.
– Voy a llamarle ahora -dijo Andy rapidamente-. Llegue unos minutos antes que tu solamente y cuando vi a Spencer estaba sentado en el porche en la nieve. Solo pense en que estuviera caliente y seco. Luego entraste tu…
– Entiendo -dijo Liz, pero solo podia pensar en que eran las cinco y veinte y en que Clay debia estar esperando que su hijo regresara a casa desde hacia dos horas.
Spencer habia dejado de hablar.
– ?No puedes llamar a mi papa!
– Carino, tengo que hacerlo. Intenta imaginar lo preocupado que estara sin saber donde estas.
– Se lo enfadado que debe estar -dijo Spencer sombriamente-. ?No puedo quedarme aqui? ?No puedo dormir en el sofa?
Liz le rodeo con el brazo izquierdo mientras marcaba con la mano derecha. Sussie, la recepcionista, contesto a la llamada, pero su voz fue sustituida por la de Clay en menos de un segundo. Liz no perdio el tiempo en saludos.
– Esta perfectamente, Clay, y voy a llevarle a casa -dijo escuetamente.
Cuando colgo, no podia recordar ni una sola de las palabras de el. La agonia y la tension de su voz la habian conmovido.
Los leones jamas pierden a sus crias. Especialmente aquel leon y el hijo del leon la estaba mirando con expresion desolada.
– Escuchame -Liz se inclino a besarle en la frente; luego cogio los abrigos-. Tienes razon; esta un poquito enfadado. No voy a mentirte. Todos los papas se enfadan cuando no saben donde estan sus hijos. Sabes perfectamente que tu papa te quiere muchisimo; asi que, ?cual es el problema?
– ?Vas a venir a casa conmigo?
– Subete la cremallera del chaqueton; fuera esta helando. Y por supuesto que voy a ir a casa contigo.
– La ultima vez que llegue tarde de la escuela, papa llamo a la policia y a la guardia estatal.
Liz le creyo. No se dio cuenta de la velocidad de su corazon hasta que estuvo tras el volante. Los limpiaparabrisas crujian y la nieve seguia cayendo. Continuo monologando para calmar a Spencer. El pequeno estaba seguro de que ella iba por el.
No era asi. Lo creyera Spencer o no, no necesitaba defensor. Clay tenia un caracter fuerte y era mas que capaz de un estallido de ira, pero nadie estaria mas seguro ni seria mas querido que Spencer cuando estuviera con su padre. Ella no iba por Spencer, sino por Clay. Tenia la sensacion de que el iba a necesitar a alguien.
Solo el cielo sabia quien estaba encargandose del motel. Cuando Liz y Spencer entraron en el vestibulo, George aparecio procedente del bar, Sussie abandono el mostrador de recepcion, el cocinero habia buscado evidentemente una excusa para salir de la cocina y Cameron… Bueno, Cameron habia estado recorriendo el vestibulo con Clay, asi que tenia una excusa para estar alli. El grupo se reunio alrededor de Spencer tan rapidamente que se hubiera pensado que le estaban protegiendo de un gigante. El chiquillo acepto encantado toda aquella atencion y empezo a contar sus aventuras de la tarde. Clay queria abrazar a su hijo, pero permanecio apartado durante unos momentos. Sabia que sus emociones estaban a punto de estallar. Su pulso seguia palpitando como una bomba, su corazon seguia golpeando contra su pecho. Si, sabia que Spencer estaba a salvo desde el momento en que Liz habia llamado, pero se habia visto abrumado por visiones de secuestradores y