– No tiene por que venir aqui, mama. Solo viene para explicar el programa. Y no estoy con ella. No pienso estar con nadie.

Su madre lo miro por encima de las gafas doradas.

– Fergus, no soy tonta.

Ninguno de los hermanos se atrevio a respirar.

– Lo se, mama. Se que no eres tonta.

– Una masajista -Georgia levanto los ojos al cielo-. Por favor… Se que no estas casado y que tienes… tus necesidades. La gente no espera a casarse como hacian antes. Puede que no este de acuerdo en como han cambiado las cosas, pero al menos puedo entenderlo. Yo seria feliz si me dijeras que tienes novia.

– Mama…

– No la juzgaria, te lo aseguro. No tienes que preocuparte por eso.

– Mama…

– Me gustaria tener nietos, lo admito. Ninguno de los tres parece tener ganas de casarse y formar una familia y yo creo que la culpa es de vuestro padre por educaros para que fuerais tan independientes -suspiro Georgia-. Pero eso da igual. El asunto es que yo prefiero tener nietos cuando esteis casados, que lleven el apellido familiar…

– ?Mama!

– Pero si no hay otra forma de conseguirlos, podeis traerlos a casa como sea. Yo no dire nada, ni una palabra.

Fox fulmino a sus hermanos con la mirada. Ellos lo habian chantajeado, le habian suplicado, habian llevado alli a Phoebe… ?y ahora que hacian? Comerse la lasana de su madre como si fueran buitres, sin echar una mano.

– Mama, no digas esas cosas. No estoy saliendo con Phoebe. No pienso salir con nadie…

Precisamente en aquel momento, sono un golpecito en la puerta y Phoebe asomo la cabeza. Phoebe… que parecia embarazada de nueve meses.

Fox se quedo petrificado, pero unos segundos despues se percato de que, por supuesto, no le habia crecido el abdomen, sino que llevaba algo en el abdomen: un nino. Un nino de verdad. Colocado en una especie de hatillo.

Iba a levantarse para saludarla, pero no pudo hacerlo. Su madre vio el nino y se lanzo hacia Phoebe como un tifon.

– Bueno, evidentemente tu eres Phoebe. No me habias dicho que le gustaran los ninos, Fergus. Que bien. Pasa, querida, voy a darte un plato. Soy la senora Lockwood, pero puedes llamarme Georgia. Si no te gusta la lasana, ?podria convencerte para que tomaras un te? Estaba diciendole a Fergus lo maravilloso que seria que involucraras a toda la familia en ese… programa tuyo.

Fox miro el rostro de Phoebe y se le encogio el corazon. Su sonrisa parecia forzada. Debia de haber oido lo que dijo antes: que no salia con ella ni queria salir con nadie. Incluso podria haber oido el comentario de su madre sobre las masajistas. No podia saber que el solo queria evitar que su madre le hiciera el tercer grado… y ahora ella lo ignoraba por completo. Phoebe saludo a su madre y cruzo la habitacion para besar a sus hermanos.

A sus hermanos.

A los dos.

Pero a el no. Lo ignoraba como si fuera invisible.

– Nadie me habia dicho que ibas a traer un nino, querida -siguio su madre como si Phoebe fuera una pariente perdida. Y luego hablaba de las masajistas…

Aparecia un nino en la pelicula y Georgia trataba a cualquiera como si fuera una diosa.

– En realidad, la nina no es mia. Pero trabajo con ninos y tengo que cuidar de ella esta noche. Pense que no le importaria que la trajera. Solo necesito unos minutos para…

– Lo diras de broma. Estamos encantados -sonrio Georgia Lockwood-. Asi que trabajas con ninos, ?eh? Nadie me habia dicho eso tampoco -anadio, fulminado a sus hijos con la mirada-. Bueno, sientate.

Phoebe lo miro entonces, pero Fox no sabia que significaba esa mirada…

De repente, sintio como si le clavaran un cuchillo en el costado. El dolor habia empezado por la manana. Otro trozo de metralla apareciendo en la superficie, esta vez sobre el rinon derecho. Podia verlo bajo la camisa. Metalico. Pequeno. En un par de dias, asomaria por la epidermis y entonces podria sacarlo como si fuera una astilla. Pero en aquel momento sencillamente le dolia.

Y eso lo enfurecia.

No tenia tiempo para debilidades en aquel momento. Tenia que parecer normal. Queria parecer normal. Una cosa era que su familia lo molestase, otra muy diferente que molestasen a Phoebe.

– … se llama Christine -estaba diciendo ella en ese momento-. La llevaron al hospital hace unos dias. Abandonada en algun sitio en las montanas…

– ?No!

– Entrara en el sistema de adopciones… de hecho, hay una madre de acogida esperandola. Yo trabajo con los servicios sociales para tratar a ninos como estos.

– ?Los cuidas tu?

– No, mas bien soy una cuidadora interina hasta que tengan una situacion familiar normal. Los ninos abandonados o maltratados a menudo tienen problemas con los padres de acogida. Si han sufrido mucho desarrollan un miedo instintivo a que los toquen. Asi que hago terapia con ellos. «Terapia de amor», lo llama la asistente social…

– Ay, me encanta ese termino -la interrumpio Georgia-. ?Y que tienes que hacer?

– Cosas distintas con cada nino porque cada nino es diferente. Pero en el caso de Christine, lo que hacemos es una tecnica de conexion. La mantengo pegada a mi durante dieciocho horas al dia.

– ?Y para que vale eso?

– Porque asi se la obliga a conectarse con otro ser humano. Una madre de acogida no puede tener a la nina dieciocho horas pegada al cuerpo, claro, pero para entonces ya han aprendido que existe un lazo con otro ser humano…

– Ah, ya veo.

– Senora Lockwood, no se moleste -dijo Phoebe, al ver que la madre de Fox se levantaba para servirle te, galletas y hasta un pedazo de lasana.

– Estoy fascinada -dijo Georgia-. De hecho, me encantaria saber mas cosas…

Fox se aclaro la garganta. Le gustaba que se llevaran bien y que su madre hubiera olvidado que Phoebe era masajista, pero parecia que iban a seguir hablando hasta el milenio siguiente.

– Te duele, ?no? -pregunto Phoebe.

Maldita mujer. Le daba un par de besos y creia saberlo todo sobre el.

– No, pero…

– Lo se, lo se. He venido para hablar del programa -sonrio ella, acariciando la espalda de la nina-. La razon por la que sugeri que estuviera toda la familia es para que dieran su opinion. Tu familia sabe mas sobre ti y tu salud que yo. Y tenemos que formar un equipo para encontrar una solucion.

Fox arrugo el ceno. Parecia sincera, pero su tono de voz despertaba todo tipo de sospecha.

Algo iba a pasar. Algo que no iba a gustarle, lo intuia. Algo que no queria oir.

Seguro.

Capitulo 5

Phoebe se preparo para la explosion. A juzgar por la expresion de Fox, definitivamente no le habia gustado la idea de que debia estar motivado… y mucho menos que cualquiera pudiera hacerlo. Y si eso lo habia molestado, el resto de sus sugerencias no iban a caerle nada bien.

Phoebe dirigio sus miradas a sus aliados, sus hermanos y Georgia, la adorable madre de Fox. Aunque su ropa parecia cara, iba en vaqueros y camiseta. Y, evidentemente la que mandaba alli era ella.

Вы читаете Un toque caliente
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату