diferente. Pero… hay algo que… no se, quiza he sido injusto.
– ?Lo lamentas?
– Estamos en el sur, pelirroja. Mi madre no crio a sus hijos para que se aprovecharan de las mujeres.
– No te has aprovechado de mi.
– Si lo he hecho. Llevaba siglos sin hacer el amor y tu te me has subido a la cabeza. No es una excusa, pero es lo que ha pasado.
– Yo queria que pasara.
– Tu no querias que pasara con un tipo que esta hecho polvo, que no tiene vida… al menos, por ahora.
– Estas recuperandote, Fox. Y no ha pasado nada que yo no quisiera que pasara.
– Mi madre no estaria de acuerdo, te lo aseguro -sonrio el. Estaba bromeando, pero habia dejado de tocar su pelo, habia dejado de estar en conexion con ella-. Tu te mereces algo mas de lo que yo puedo ofrecerte, pelirroja…
– Eso lo decidire yo, ?no?
– No es tan facil para mi. Todavia no. Tengo que pensar antes de que sigamos hablando de esto. Pero ahora… me voy a casa.
– Si, ya me lo imaginaba.
No lo sorprendio. Sabia que no se quedaria a dormir. Solo habia sido sexo. No tenian una relacion, de modo que no podia hacerle dano, no debia permitir que le hiciera dano.
– Pero quiero que sepas… que voy a hacer tu programa.
– Me alegro. Y merece la pena. Es bueno para ti.
– Puede ser. Creo que tu entiendes lo que me pasa… aunque me estas sacando de mis casillas.
– Es facil sacarte de tus casillas, Fox.
– ?Sabes una cosa? Todo el que me conoce cree que soy el hombre mas paciente del mundo.
– ?Los has enganado a todos? -sonrio Phoebe.
El no estaba sonriendo.
– Hare tu programa, pero tenemos que llegar a un acuerdo. Voy a pagarte por horas.
Luego menciono una suma.
– No te pases, carino. El precio de una sesion es…
– Me da igual lo que cobres. Eso es lo que voy a pagarte. Y otra cosa…
– ?Que?
– Voy a hacerte la cascada en la sala de masajes.
– ?Que? No creo que puedas hacer un trabajo tan duro…
– Si no puedo, no puedo. Pero lo intentare. Cuando mi padre murio, dejo una herencia considerable, pero mi madre se ocupo de que aprendieramos un oficio.
– ?Ah, si?
– Si. Aunque no lo creas, se bastante de fontaneria y carpinteria.
– ?En serio?
– Si. Creo que puedo hacer el trabajo. Y eso sera parte del pago. El dinero por sesion y la cascada.
Cuando se fue, Phoebe se quedo desnuda sobre la alfombra, mirando los faros del coche desaparecer al final de la calle.
Y toda la euforia se desvanecio… reemplazada por una sensacion de miedo.
Entonces penso en su madre. Su madre era una hedonista, una mujer llena de sensualidad. Su padre adoraba esas cualidades y las valoraba en todos los sentidos. Por eso Phoebe crecio pensando que la sensualidad era algo sano y maravilloso.
Y, segun las revistas femeninas, los hombres buscaban mujeres sensuales. Mujeres ardientes, desinhibidas que expresaban libremente su sexualidad. ?Ese era el sueno de todos los hombres?
Mentira.
Los hombres deseaban una mujer ardiente, desde luego. Pero solo para acostarse con ella, no para mantener una relacion seria. Los hombres solian desconfiar de las mujeres muy sensuales. Temian que fueran infieles. Temian no poder confiar en ellas. La mayoria de los hombres no respetaban a una mujer asi.
Phoebe lo habia descubierto con Alan.
Lo que mas le dolio fue que la acusara de ser una hedonista, una sensualista… porque no podia defenderse de esos cargos.
Era todo eso. Pero Alan la habia hecho sentirse tan sucia que ella empezo a pensar lo mismo… hasta que dejo su trabajo como fisioterapeuta y empezo a trabajar con los ninos.
No habia pensado en Alan en mucho tiempo… hasta que Fox entro en su vida. Sabia que eran dos hombres completamente diferentes, pero temia enamorarse de alguien que no la respetase.
Abruptamente, se levanto para dejar salir a las perritas por ultima vez esa noche. El frio la hizo temblar, pero la ayudo a ver la realidad.
No lamentaba haber hecho el amor con Fox. Ayudarlo era algo muy importante para ella… fuera cual fuera el precio que tuviese que pagar. Pero tenia que recordar como habia terminado aquella noche.
Fox no habia querido quedarse a dormir despues de hacer el amor.
E insistia en pagarle una cantidad enorme por sus servicios.
No debia enganarse a si misma, no debia pensar que para Fox era algo mas que una persona a la que habia contratado para que le quitase el dolor.
Durante unas horas habia sentido una extraordinaria conexion con el… se habia sentido como si unos fragiles petalos de rosa se hubieran abierto dentro de ella, unos petalos que llevaban mucho tiempo cerrados…
Pero ella sabia la verdad.
Para Fox era solo una masajista. Y mientras se dijera a si misma que no debia querer nada mas no habria ningun problema.
No pensaba olvidar eso nunca.
Capitulo 7
En una semana, habia llegado la primavera y las azaleas, azules y amarillas, estaban por todas partes. El sol brillaba sobre las verdes hojas de los arboles y de la tierra escapaban briznas de hierba, como si cada espora, cada raiz bajo la superficie estuviera dando vida.
Excepto a el, penso Fox.
Que una vez hubieran hecho el amor no significaba que volvieran a hacerlo. Habia muchas razones para no hacerlo, ademas.
Pero…
Pero queria hacer el amor con Phoebe.
Inmediatamente. Regularmente. Preferiblemente, una vez cada hora. Durante varias semanas. Sin parar.
Que estuviera bien o mal no era el asunto. Sus hormonas solo entendian que el tema de los valores no tenia nada que ver. Despues de hacer el amor con ella, queria mas.
A nadie mas, nada mas. Solo a Phoebe. Y sus hormonas seguian repitiendo eso una y otra vez, cada dia.
– ?Que estas haciendo? -pregunto Harry.
Fox levanto la mirada. Era el dia de Harry, de Alce, y eso significaba, segun las reglas del programa de Phoebe, que debia ir a pescar.
Para ello, su hermano lo habia llevado a la frontera de Carolina del Sur. En cualquier otro momento no le habria importado. El lago Jocassee era un paraiso, con aguas transparentes recortadas contra un marco de montanas salvajes.
– ?Como que que estoy haciendo? Estoy sentado aqui contigo, pescando.
Harry suspiro mientras tomaba uno de los libros que Fox estaba leyendo.