– Pues si, mira.

– ?Y crees que vas a convencer a alguien de que no quieres volver a ser profesor de historia? -sonrio su hermano.

– Esto no tiene nada que ver. Me gusta leer.

– Si, seguro. Pero lo que tienes que hacer hoy es pescar. Phoebe te dijo…

– Phoebe solo queria que saliera de casa y estoy fuera de casa. Respirando aire fresco, como ella queria. Eso no significa que tenga que pescar.

– Es inhumano no querer pescar.

– Dame una pelota y te gano a lo que sea, futbol, baloncesto, beisbol, lo que quieras. Pero sentarme aqui enganchando gusanos a una cana…

– Me chivare a Phoebe si no lo intentas por lo menos.

– Esa es una amenaza muy fea. ?Me chive yo cuando Ben y tu metisteis esa mofeta en la cafeteria? ?Le conte a Ben que tu tiraste a la basura su camisa favorita? Los hermanos no se chivan unos de otros.

– Esto es por tu bien. Leer libros de historia no va a relajarte.

– ?Como que no?

– Phoebe quiere que te relajes de otra forma. Se supone que debes pasarlo bien.

– Leyendo lo paso bien -replico Fox con firmeza, abriendo un libro. Aunque daba igual porque llevaba horas intentando concentrarse y no lo conseguia.

Normalmente leer lo relajaba, pero en aquel momento era imposible.

Porque solo podia pensar en Phoebe.

Si, solo habian hecho el amor una vez. Habian pasado diez dias, doce horas y siete minutos desde entonces, pero el encuentro seguia fresco en su memoria.

Una de las cosas que lo molestaba era que Phoebe hubiera dicho que no era una persona muy sexual. Tendria gracia si no fuera tan… raro. Como ella era, evidentemente, una mujer muy sensual, Fox no podia entender por que decia justo lo contrario.

Por supuesto, era imposible entender a las mujeres, pero… Ademas, habia otras cosas. Los colores de su casa, por ejemplo: amarillo, verde, azul.

Y luego estaba el asunto de las bragas.

Esa noche, Phoebe llevaba unos pantalones anchos. Era tipico en ella llevar ropa comoda, pero bajo esos pantalones habia unas bragas… un tanga. De saten.

Era blanco, con un corazoncito rojo en el centro. Era tan pequeno que habria que usar una lupa para verlo, pero Fox lo habia visto. Y esa era una eleccion extrana para una mujer que solia llevar ropa ancha y decia no ser una persona sexual.

Igual que la casa. La habia pintado de colores sensuales… pero se asustaba si alguien decia que era una persona sensual.

?Por que?

Alli habia algo raro, penso Fox. Muchas cosas raras. Igual de raro que el seduciendo a una mujer cuando no tenia nada que ofrecerle.

Pero ademas de eso… habia algo raro en Phoebe. Ella era una amante de la vida, una hedonista, una mujer muy sensual, una mujer de caracter. Phoebe entendia su problema incluso mejor que el mismo.

Lo estaba ayudando tanto que le dolia que tuviera ese problema, esa cosa rara. Era como si tuviera miedo. Pero… ?de que?

– Y lo otro que me molesto fue que no quisiera hablar del futuro.

– ?Eh?

– ?Que clase de actitud es esa? Hay gente que no puede tener relaciones serias con nadie, pero cuando uno conoce a alguien, lo intenta y luego funciona o no, ?verdad?

– Creo que estas deshidratado -dijo su hermano-. Toma, bebe un poco de agua.

– Lo que digo es que hay que intentarlo antes de rendirse. Uno no se mete en una relacion con el deseo deliberado de hacerle dano a la otra persona -suspiro Fox-. A menos que sea un canalla.

– No se de que demonios estas hablando, pero cuentame. Aunque, si vamos a hablar de mujeres, creo que deberiamos hablar de Phoebe.

Fox levanto la mirada de repente.

– ?Que? Yo no estoy hablando de Phoebe.

– No he dicho que lo estes haciendo -sonrio Harry. Pero enseguida se levanto porque algo se habia enganchado a su cana. Y el mundo se detenia por una trucha. Aquella era arco iris, de unos quince centimetros. La pobre luchaba como un boxeador… y gano.

– Adios -sonrio Fox.

– ?Maldita sea! -exclamo Harry.

– Bueno, ?que estabas diciendo de Phoebe?

– Pues… la verdad es que estoy pensando pedirle que salga conmigo.

– No.

– ?Por que no?

– Porque no.

– ?Por que? Gano dinero, tengo buenos genes, puedo ofrecerle una buena casa, seguridad… yo quiero sentar la cabeza, Fox. Ya no me apetece levantarme con una resaca y una mujer de cuyo nombre no me acuerdo. Eso ya no me interesa. Quiero una mujer con la que pueda hablar, estar con ella todas las noches…

– Muy bien, te estas volviendo viejo -lo interrumpio Fox-. Tienes que sentar la cabeza, pero no con Phoebe.

– Ah, ahora lo entiendo.

– ?Que es lo que entiendes?

– Ben tambien lo sabe -sonrio Harry.

– ?Que sabe?

– Que te gusta Phoebe. Pero no sabiamos si ibas en serio.

– Yo no… no me gusta. ?Crees que saldria con una mujer sin tener un trabajo? ?Sin saber lo que voy a hacer el mes que viene?

– Ya lo sabras. La semana pasada solo tuviste dos jaquecas…

– No.

– Por fin estas saliendo del agujero, Fox. No estas bien del todo, pero la cosa esta funcionando, asi que…

– ?Que?

– Puede que le pida a Phoebe que salga conmigo o puede que no. Pero esperare hasta que termines el programa, ?de acuerdo? Hasta que estes recuperado. Eso es lo importante.

– ?Para que?

– Tienes que estar bien del todo para tomar una decision -contesto su hermano-. Esa mujer te ha vuelto loco. Cuando estes mejor podras decidir lo que quieres hacer.

Fox abrio la boca, pero volvio a cerrarla. Queria decir que ni Phoebe ni nadie lo habia vuelto loco, pero no tenia sentido. Era verdad. Y punto.

Pero eso no significaba que Harry tuviera razon. Fox queria mucho a su hermano, pero Harry, Alce, casi siempre se equivocaba y aquello no era una excepcion.

No podia esperar hasta estar curado del todo para aclarar la situacion con Phoebe. La verdad era que no podia esperar un minuto mas.

No podia hacer los ejercicios de relajacion con ella como si no se conocieran de nada.

No podia dejarla escapar. No podia dejar que lo curase, que lo amase, que le diera el trescientos por cien cada vez que se veian… y no recibir nada a cambio.

Debia descubrir cual era el problema. O eso o arriesgarse a perder la cabeza… o lo que le quedaba de ella, porque no podia pensar en nada mas.

Y despues de aclarar el asunto, harian el amor otra vez.

El plan le parecia perfecto.

Al dia siguiente seguia sintiendose muy seguro de si mismo cuando salio del coche frente a su casa, con una

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