– La ultima vez perdiste.

– ?Tienes miedo de intentarlo?

Amanda fustigo su rucio, y segundos mas tarde corrian a toda velocidad en direccion a Newmarket.

La colaboracion de Amanda era esencial en sus planes.

No cabia la menor duda de quien ganaria la carrera.

Por otra parte, el tambien ganaria lo suyo… aunque su premio seria un tesoro de otra clase.

* * *

Capitulo 7

Elspeth paso casi toda la noche en un duermevela, diciendose infinidad de veces que lo mas probable es que no pudiera llevar a cabo un plan tan peligroso, recordando que no solo era su futuro lo que estaba en juego, sino tambien el de Will. Y no importaba lo mucho que deseara tener una relacion con el atractivo marques: hacerlo podria acarrear consecuencias desastrosas.

El dia anterior, por suerte, les habian interrumpido antes de alcanzar un acuerdo firme para una cita, y ahora, a la fria luz del dia, sentia un gran alivio por no haberse comprometido con Darley para reunirse con el en algun sitio. Las intrigas amorosas, en realidad, no estaban hechas para ella. Se sentia mas comoda con una vida tranquila, sensata.

Y aunque tenia que soportar la colera de su marido, el pasaba la mayor parte del tiempo en compania de sus amigachos.

Cuando Sophie entro en la habitacion para llevarle el chocolate y abrir de par en par las cortinas y las ventanas a fin de dejar entrar la luz del dia, Elspeth acerto a exclamar con la convincente sensacion de haber tomado la decision correcta:

– ?Que manana mas encantadora!

– Eso depende… -murmuro la criada-, dado como tiene el conde la casa de alborotada. Yo misma tuve que prepararle el chocolate. Se esta acicalando y esta llamando, a voz en grito, a su ayuda de camara, al cochero y al lacayo que le empuja la silla. Se marcha a las carreras… bien temprano esta manana.

La gloriosa imagen de Darley se colo al instante en la mente de Elspeth, el pulso empezo a acelerarsele y la idea de una vida tranquila y sensata se esfumo como vapor ante un viento huracanado. Miro el reloj que reposaba sobre el mantel. Un millar de atractivas posibilidades se daban empujones en su cabeza para copar el mejor puesto.

– Es temprano -le dijo Sophie, percatandose de la mirada de Elspeth-. Bebase el chocolate mientras le preparo el bano. El conde no tardara en marcharse.

?El marques lo habia logrado! ?Acaso era posible?

– ?Estas segura de que Lord Grafton se va a las carreras? -Elspeth habia crecido alejada de la esfera de riquezas y privilegios donde, por lo visto, todos los deseos podian cumplirse.

– Ayer llego una nota… estaba perfumada, segun el mayordomo, y desde entonces el viejo bastardo no habla de otra cosa. Se marcha a las carreras… no cabe la menor duda.

– ?Han dejado alguna nota para mi…? Quiero decir… Pense que…

– No ha recibido ningun mensaje -Sophie murmuro, hurana-. Y si quiere mi consejo, que no lo querra, pero la advierto por su propio bien… mantengase apartada de ese apuesto crapula.

No hacia falta preguntar de quien estaba hablando.

– Lo se -murmuro Elspeth, arrepentida, aunque no del todo convencida ante el dia repleto de libertad que se le abria en el horizonte.

– Parece que no se da cuenta de cual es la causa de que tenga las mejillas rojas como tomates. Podria decirle lo que esta pasando por su cabeza.

Elspeth intento cortar de raiz aquellos pensamientos.

– Para tu informacion, no pegue ojo en toda la noche, pensando lo que deberia o no hacer. Al final, decidi ser sensata.

– Su padre estaria orgulloso.

– No estoy tan segura. El matrimonio de papa y mama fue por amor.

– El marques no tiene planes de matrimonio, cielo -replico Sophie, brusca-. Y el amor no paga las cuentas, como descubrio tu madre, que Dios la tenga en su Gloria.

La madre de Elspeth habia muerto cuando esta tenia doce anos… Sophie estaba en lo cierto, su madre era una santa… siempre haciendo equilibrios para hacer alcanzar el dinero cuando nunca habia suficiente. La economia del dia a dia habia recaido sobre las espaldas de Elspeth tras la muerte de la madre. La vision del dinero que tenia el vicario era de una despreocupacion bondadosa.

– Y aqui estamos -Elspeth esbozo una sonrisa forzada-, pagando las cuentas todavia.

– No deberia haber sido una carga para usted, pero su papa siempre andaba enfrascado en los libros, en lugar de sonreir al viejo duque, que era quien le daba el sustento. Es injusto, pero ha hecho lo que debia. Y Dios la recompensara algun dia.

– Tal vez hoy mismo -dijo Elspeth, con calma. Hablar de recompensas habia conducido sus pensamientos a otros caminos para obtener una gratificacion de un modo mas inmediato-. Creo que ire a dar un paseo cuando el conde haya salido.

– No se haga ilusiones. Los hombres como Darley son un problema -le advirtio Sophie como si realmente pudiera leerle el pensamiento a Elspeth-. Y ya tiene problemas mas que suficientes con su desagradable marido. Otro problema mas, asi es como yo lo veo.

– Pero el marques es increiblemente guapo -afirmo Elspeth entre suspiros-, y tan absolutamente fascinante…

– Y, por lo que he oido decir, desparrama ese encanto de cama en cama. La cocinera conoce a su ayuda de camara y, segun cuenta, Darley nunca duerme solo. Asi que no caiga en su hechizo. Solo le rompera el corazon - Sophie sabia que el amor solo era una via mas de diversion para la aristocracia, pero Elspeth no pertenecia a ese circulo. El nombre de Darley era sinonimo de vicio.

– Tiene razon, por supuesto -pero la voz de Elspeth reflejaba una conviccion debil.

– Algun dia, cielo, las cosas mejoraran. El viejo bastardo no vivira eternamente. Y todos los angeles del cielo saben lo que ha hecho por su hermano. Tendra su oportunidad para ser feliz… espere y vera.

«Cuando llegue el momento, espero no ser demasiado vieja para disfrutarlo», penso Elspeth con ironia. Tomo la taza de chocolate que le habia acercado Sophie, sonrio obediente y dijo:

– Te agradezco el consejo y tu amistad. Estoy decidida a llevar este asunto de una manera responsable.

– Como siempre, cielo. Usted es un angel, asi es.

Mientras Sophie se apresuraba al vestidor para llenarle la banera de cobre de agua caliente, Elspeth bebio a sorbos el chocolate y sono despierta en un futuro feliz, pero dificil de alcanzar, un futuro en el que pudiera hacer todo lo que le apeteciera. Tal vez era el deseo de toda mujer, penso Elspeth, el papel de la mujer en la sociedad estaba muy limitado… a pesar de que varias facciones defendian, de vez en cuando, la libertad de la mujer. Pero, vamos, no es que el Parlamento prestara oidos en lo mas minimo, ni los jueces, ni ningun arbitro de la autoridad…

Y tras pensar en eso unos instantes, se resigno a su destino.

Si esa manana no conseguia esa igualdad que reinaba en el mundo masculino, al menos gozaria de un estupendo dia de soledad, lejos de su despreciable marido.

Asi es, penso Elspeth, los pequenos placeres estaban a tocar de mano, aunque los mas espectaculares, como las enardecidas aventuras con esplendidos marqueses, estuvieran fuera de su alcance.

Dejo a un lado la taza vacia y se acurruco contra las almohadas, cerro los ojos y casi deseo tener el coraje de hacer lo que en realidad queria hacer. Si fuera valiente, montaria hasta el Pabellon de Caza de Darley, llamaria a su puerta y entraria sin esperar a ser invitada. Si fuera audaz, aprovecharia la ausencia de su marido, mandaria la prudencia a paseo, ignoraria las advertencias de Sophie y no dejaria escapar el placer que Darley le prometia.

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