No es que Darley no pudiera encandilar a una mujer de cualquier edad, no es que ella no fuera mas susceptible que las demas considerando sus desdichadas circunstancias. No es que el marques no hubiera tenido un comportamiento intachable.
– Venga a verme manana o la vendre a buscar.
Paro en seco antes de salir del carruaje y le clavo los ojos con espanto.
– ?Ni se le ocurra!
– Hare que alguien lleve a Grafton a las carreras -solo era una cuestion de dinero y, si Amanda no podia, encontraria a otra persona dispuesta a hacerlo.
– No saldra dos dias seguidos. Nunca lo hace.
– Ya lo vera, mujer de poca fe.
– Esta loco. Es
– No la pondre en peligro ni a usted
–
– Somos amigos desde hace mucho tiempo. -Su voz era intencionadamente neutral.
– Y ella le debe algunos favores. -Elspeth se dio la vuelta despues de bajar-. Debe de haber sido muy agradable con ella alguna vez. -No podia evitar sentir celos-. Aunque ahora que se lo agradable que puede ser - dijo con frialdad-, no deberia sorprenderme.
– No es eso. Nos hemos criado juntos -mintio el marques. O era una media verdad. Amanda y el se habian criado juntos, pero tambien habian dormido juntos. En particular, despues de la muerte de su marido… tuvo una viudez mas alegre que la mayoria. No es que pensara revelarle alguno de esos detalles-. Amanda esta comprometida con Francis Rhodes, que se esta abriendo camino en el ministerio de Pitt. Da la casualidad que yo conozco a personas que podrian serle de ayuda. Asi que ya ve, es de mutuo acuerdo. Ella me ayuda y yo la ayudo. Le garantizo que Grafton
Elspeth fruncio el ceno.
– ?Es una orden? -Despues de seis meses de matrimonio, Elspeth no acogia muy bien la autoridad masculina.
– Permitame expresarme con otras palabras. Me sentiria honrado si nos encontraramos en mi casa manana. Siempre Que su agenda lo permita. Yo, sin embargo, la estare esperando al romper el alba.
?Como podia rechazar un dia en la cama con Darley? ?Acaso podria resistirse cualquier mujer?
– En realidad me encantaria -le confeso, optando por el placer aunque fuera pasajero-. Y no quiero parecer dificil. Solo soy prudente por razones obvias.
– Entiendo. Sere discreto. Amanda sera discreta. Pero Grafton se ira por la manana y yo la estare esperando.
Le estaba ofreciendo el paraiso y, despues de pasar tanto tiempo en el desierto, no podia resistirse… estuviese en peligro o no.
– Lo intentare -asintio en voz baja.
– Le tendre preparadas unas fresas.
– Oh, Dios mio, no diga eso -le imploro-. De verdad… No podre hacerlo.
– En cualquier caso, estare en casa. Venga si puede.
Un momento despues vio como atravesaba corriendo el jardin hacia la casa y tuvo un curioso sentimiento de responsabilidad, como si su inocencia exigiera algo mas de el que su habitual fugaz mirada.
Y tal vez lo hacia.
No era como el resto de mujeres mundanas con las que solia divertirse. Y gracias a esa diferencia habian aparecido unos placeres hasta el momento desconocidos… el juego del amor habia cambiado para siempre. La sonrisa de Elspeth era mas encantadora, su cuerpo, joven y fresco, dulce como ningun otro, su disposicion seductora era una clase de brujeria. Y si le hubieran dado una guinea por cada vez que le habia susurrado: «Le estoy
La puerta que daba al huerto tapiado se abrio y se cerro, Elspeth desaparecio de su vista y de repente se sintio perdido.
Sacando fuerzas para deshacerse de aquella sensacion poco habitual, golpeo el techo del carruaje, para indicarle al cochero que se pusieran en camino.
El no era un adolescente inocente, se recordaba a si mismo con severidad. Tampoco era propenso a los arrebatos emocionales. Y preciosa y encantadora como era Elspeth, el tenia previsto estar la semana que viene en Londres. Poniendo sus sentimientos en perspectiva -el
Sonrio, iluminado por el sol.
Afortunadamente, el tenia para pagar el rescate de un rey y mas.
Cuando Elspeth se metio sin hacer ruido en su salon y se encontro a Sophie esperandola, con los brazos cruzados y semblante serio, le anuncio:
– Antes de que me castigues, permite que te diga que hacia anos que no era tan feliz.
– Hmm. Como si fuera a durar mucho esa felicidad.
– No importa si dura. ?Ha regresado Grafton? -Elspeth comenzo a desabotonarse la chaqueta-. Tengo que cambiarme.
– Aun no ha vuelto. Al menos ha tenido el suficiente sentido comun para regresar a una buena hora. Huele como una ramera.
– Pero una ramera muy feliz, quiero que lo sepas -respondio Elspeth con una sonrisa radiante.
– Todo el mundo sabe que ese hombre tiene encanto para dar y vender. La pregunta es si no perdera la cabeza y le arruinara la vida. Bueno, he dicho lo que tenia que decir, ya esta. Ire a prepararle el agua para el bano. Y retire de la vista ese traje de montar. Lo limpiare mas tarde.
– Gracias, Sophie. Por todo -anadio Elspeth bajito, con aire sonador, mientras se apoyaba contra la puerta.
Su vieja ninera se giro en el umbral del vestidor.
– Espero que no le este rondando por la cabeza enamorarse de ese degenerado. No estoy segura de que no haya caido ya en sus redes, con ese tono suavecito todo el rato.
– No te preocupes. Se quien es y lo que es. Pero permitemelo, Sophie, dure lo que dure, porque soy muy, muy feliz.
– Por supuesto, mi querida nina -los ojos de Sophie se nublaron. Ver a su ninita otra vez feliz no tenia precio-. Ahora la vamos a limpiar de arriba a abajo -anadio energicamente-. Asi nadie sospechara nada. Con la ausencia del conde, todos los sirvientes han aprovechado para tomarse el dia libre.
– Me ha prometido que manana tambien tendria a Grafton entretenido -dijo, y no pudo evitar sonreir ante aquella maravillosa perspectiva.
– Darley demostrara ser muy astuto si lo logra. El viejo Grafton no es que se mueva mucho de casa.
– Espero que salga bien -le confeso Elspeth alegremente mientras comenzaba a desabrocharse la pretina de la falda.
– Sin duda -dijo Sophie con una sonrisa. En su juventud habia hecho sus propias travesuras-. Ahora muevase, senorita, y lavese enseguida. No quiero que Grafton sospeche nada si esta pensando en volver a escaparse manana.