Capitulo 10
– Ni mucho menos. Pensaba que tal vez le gustaria ser mi heredera -dijo Julius, con una sonrisa perezosa.
Amanda, frustrada despues de esquivar durante toda la tarde el ardor poco sutil de Grafton, fue a buscar a Darley inmediatamente despues de dejar a Grafton en su casa. Era el tercer brandy, el sol estaba bajo en el horizonte, y Darley le habia ofrecido un cheque en blanco para tener a Grafton ocupado toda la semana del Spring Meeting.
– La dama debe de ser espectacular.
Darley se encogio de hombros.
– Simplemente interesante.
– Lo suficientemente interesante como para pagar un dineral para que le ponga los cuernos a su marido. Nada que no le pudiera pasar al hombre mas digno -lo miro, entornando los ojos por encima del borde del vaso-. El es un grosero redomado.
– Entonces mereces una bonificacion.
– Merezco una bonificacion
– Pon un precio a tu bonificacion. Por lo que respecta a lo otro, no puedo.
Amanda sonrio astutamente.
– Asi que le ha extenuado. Tal vez tus
Nunca lograria acallar aquel chisme si le contaba a Amanda la verdad… que aquella noche no estaba interesado en sexo ocasional.
– ?Acaso no lo dije ayer? A todos nos llega el momento.
– No estoy segura de poder creermelo despues de nuestro reciente revolcon -se encogio de hombros-. Pero quiza te creere, dado que estas dispuesto a ser tan
– Sumamente es la palabra clave.
Amanda gruno.
– Sabes que no hubiera hecho esto si no tuviera obligaciones tan importantes.
– No deberias jugar con la duquesa de Devonshire. Ella apuesta muy alto. No te lo puedes permitir.
– Ella tampoco.
– Lo mismo pienso yo. Pero yo estoy dispuesto a saldar tus deudas y dudo de que el marido de la duquesa lo haga.
Amanda enarco las cejas.
– Primero tendria que enterarse el marido.
– Si yo lo se, el lo sabe. Dime la cantidad que necesitas y anade el coste de un nuevo ropero de tu sastre. Te necesitare cinco dias en total -declaro.
– No puedo creer que estemos manteniendo esta conversacion. Nunca has estado enamorado, y no me mires de esa manera. O estas enamorado, Darley, o eres tan ingenuo que una joven virginal te ha hecho perder la cabeza. Lo que pongo seriamente en tela de juicio… la parte de que seas un ingenuo. No es posible que un calavera de tu envergadura caiga tan bajo. Pero dime, ?que es lo que tiene? Siento una infinita curiosidad.
El suspiro.
– Desconozco cual es su atractivo. Si lo supiera te lo diria. Afortunadamente, no necesito ninguna razon para lo que estoy haciendo. Ninguna mas que la que tu necesitas para jugarte el dinero, que no tienes, al faraon.
– De acuerdo. Los dos somos egoistas e impulsivos.
El hizo caso omiso de su conclusion.
– Dile a mi mayordomo adonde te envia la letra de cambio -dijo, en su lugar, levantando su vaso en reconocimiento-. Y gracias.
– Gracias a ti. ?He mencionado que Grafton piensa acudir esta noche a la
– ?Con su esposa? -Darley le sostuvo la mirada mientras enderezaba su postura desgarbada y perezosa.
– No lo concreto.
– Te pregunto si irias.
– Le dije que si, a pesar de que no tengo ninguna intencion de hacerlo si es que el va. Y no merece la pena que me sonrias tan encantadoramente, Darley. Si estoy obligada a soportar todo el dia con la funesta compania de Grafton en las carreras, no hay suma de dinero que consiga que me arruine tambien las noches.
El tono de Amanda indicaba una determinacion firme. No podia pedirle eso a una mujer que se divertia con las veladas amorosas mas que nada en el mundo.
– Tal vez me pase por las salas del Jockey Club mas tarde -murmuro Julius-. No puede hacer dano alguno que contribuya con mi granito de arena a las arcas del club jugando una partida o dos.
– ?Y seducir a la amada que tienes entre manos? -inquirio Amanda con timidez.
– No se trata de seducirla -dijo Darley recordando que antes habia rechazado las propuestas sexuales de Amanda y opto por una respuesta mas prudente en vez de la palabra carnal que tenia en la punta de la lengua-. De alguna manera es un romance, supongo -dijo en su lugar-. Considerando la situacion.
– No es que no te haya ocurrido antes -la mirada de Amanda era divertida-. Te has labrado fama de encontrar los lugares mas apropiados, o deberia decir inapropiados, para fornicar. Dudo que puedas olvidar nunca el episodio entre la duquesa francesa y tu en el baile de mascaras que ofrecio Lucinda.
– ?Acaso tengo yo la culpa de que el pestillo de la puerta no aguantara?
– Querido, ?como se te ocurrio pensar que estabas a salvo en el dormitorio de Lucinda?
Responderle que lo hizo porque no acababa de hacer el amor con Lucinda y sabia que ella habia regresado con los invitados no seria demasiado caballeroso. ?Como podia saber que volveria a por su abanico?
– Eso paso hace mucho tiempo.
– Lucinda todavia no te dirige la palabra. Ni tampoco su marido, por la misma razon.
– Si tienes ganas de rebuscar entre los viejos escandalos -murmuro el-, podria mencionar la vez que tu y Fairfax no tuvisteis suficiente sentido comun para…
– Es suficiente -le interrumpio rapidamente-. Llename el vaso y tracemos nuestro plan para manana.
Capitulo 11
Elspeth se dio la vuelta en la ventana del vestidor, con una pequena arruga surcandole la frente.
– Ayudame a pensar una excusa para librarme de la cena. No estoy de humor para soportar otra tarde de groserias de Grafton.
Sophie sacudio la cabeza y saco un vestido del armario.
– No le gustan las excusas. Ya lo sabe. Intente pensar en otra cosa durante la cena. Dudo de que se de cuenta de como este usted, el prefiere deleitarse con el sonido de su propia voz. Ahora venga, pongase este vestido.
Elspeth suspiro.
– Solo llevo seis meses de matrimonio y me parece que son seiscientos.
– Por la manera que el conde abusa de la bebida no le queda mucho, cielo.
– No se si deberia rezar para que eso ocurra o reprenderme por ser tan insensible con otro ser humano - respondio Elspeth, acercandose a Sophie.
– Eres mas amable de lo que se merece y, por si le sirve de consuelo, todos los criados opinan lo mismo. La anterior esposa solo tardo un mes en encerrarse en sus aposentos y tomo laudano hasta que una manana no se desperto. Al menos usted conserva la cordura. Mire la parte positiva, querida.
Tal vez esta noche se exceda con la bebida y caiga dormido en los postres.
– Intentare mirar el lado bueno -le contesto Elspeth con un pequeno suspiro. Aunque despues de una tarde de