Al rayar el dia, Darley se levanto de la cama con sumo cuidado, guardandose de no despertar a Elspeth. De pie, ante la cabecera de la cama, contemplo a aquella mujer exuberante y durmiente, que le habia hecho redefinir las sensaciones, que habia cambiado para siempre su definicion de pasion. El reloj de la repisa de la chimenea marco la hora y, desterrando un sentimiento de remordimiento, recogio los bombachos y salio de la habitacion sin hacer ruido.
Unos minutos mas tarde estaba zarandeando a su secretario para que se despertara.
– Ahora me levanto, ahora -mascullo Malcolm, con los ojos todavia cerrados.
– Tenemos que trazar el rumbo hacia Tanger que seguira el
Los ojos del joven secretario se abrieron de golpe.
– ?Piensa zarpar hacia Tanger?
– Yo no, pero tu si. -Darley se giro al llegar a la puerta-. Lady Grafton necesita un acompanante. ?Quieres te o cafe?
– Cafe. ?Cuando zarpamos? -Malcolm habia saltado de la cama y se estaba metiendo la camisa de noche por dentro de los bombachos.
– Esta manana… con la marea. No necesitas los zapatos. Venga, trae las cartas de navegacion -le ordeno Darley por encima del hombro mientras se alejaba-. Mandare que te tengan cafe preparado.
Antes de que los hombres hubieran desenrollado completamente las cartas de navegacion, el duque se unio a ellos, impecablemente vestido y afeitado, a diferencia de sus companeros a medio vestir, que ofrecian un aspecto desalinado.
– Os he estado esperando a los dos para levantarme -dijo el duque, haciendo un gesto al lacayo que acababa de entrar con la bandeja de cafe.
– Aun es temprano -respondio Julius-. Y mi yate siempre esta listo para zarpar. El tiempo no es problema.
El duque cruzo la mirada con la de su hijo.
– ?Vas a llevar a Lady Grafton en el
– No. Lo hara Malcolm.
– ?Cabe la posibilidad de que cambies de idea?
– No. Nada ha cambiado desde la ultima vez que hablamos.
– Ya veo. ?Lo sabe ella?
Julius bajo las pestanas levemente.
– No hablamos de viajes en barco.
Dejaron el tema. El duque lo habia entendido. Por lo menos Julius la mandaba de viaje con relativo lujo. El
– Tal vez te gustaria anadir algun canon adicional -sugirio el duque-. La costa africana es una ruta maritima para los piratas y cada vez se muestran mucho mas intrepidos. Un buque mercante de las Indias Orientales fue atacado el mes pasado. Algo muy raro para un barco tan grande.
– Supongo que las riquezas del flete eran un reclamo -dijo Julius-. El
– Tu lo sabes mejor que nadie -comento su padre. Julius era un marinero aventajado. Desde pequeno habia estado enamorado del mar. A medida que se hacia mayor compraba embarcaciones cada vez mas grandes y veloces, conquistando los primeros puestos de las competiciones cuando rondaba los veinte anos.
Durante la siguiente media hora, mientras Darley y Malcom trazaban el rumbo a Tanger, el duque hizo las veces de mero observador y les sirvio cafe. Tambien hizo una lista con los productos que debian ser embarcados para el confort de Lady Grafton: una caja de champan, fruta del invernadero, carne roja inglesa de primera calidad, su propia mezcla especial de te. Afortunadamente Julius disponia de un chef a bordo para hacer mas llevadero el viaje. Para su entretenimiento anadio a la lista algunos de los libros sobre purasangres de Julius. Elspeth habia visto brevemente la coleccion la noche anterior, pero no habian dispuesto de tiempo para mas. Por ultimo, anoto en la lista que se embarcara hielo suficiente para mantener el champan frio.
– ?Deberia enviar mas personal, teniendo en cuenta los viveres adicionales que estoy anadiendo? -pregunto el duque, sin estar seguro de si el personal del
Julius alzo la vista.
– Envia a quien quieras.
– ?Hay sitio?
Julius arqueo una de sus cejas oscuras.
– ?Que es lo que estas pensando?
– Enviar unos cuantos criados mas para que velen por la comodidad de la dama.
– ?Unos cuantos?
– Eso es lo que estoy preguntando. ?Que camarotes estan libres?
El marques se encogio de hombros.
– Hay sitio. Haz lo que creas oportuno. -Si Malcolm no estuviera presente, hubiera anadido algo mas. Su padre se estaba tomando demasiado interes por una de sus amantes.
Malcolm reclamo su atencion, senalando la via de entrada al puerto de Tanger.
– ?Vamos solos o contrataremos a un piloto?
– Los mapas no son precisos en esta parte de la costa. Contrata a un piloto. -Darley solto un bostezo y se estiro, la musculatura del tronco se estiraba y contraia en un movimiento suave y continuado-. Creo que es necesario. Dile al capitan Tarleton que tiene libertad para alterar la ruta. Esto es solo una sugerencia.
– Si, senor, y necesitare una carta para el consul.
Julius se volvio hacia su padre.
– ?Escribirias una carta? Tu nombre tendra mas peso. Elspeth necesitara ayuda, ella y su hermano, y los consules en lugares remotos como Tanger pueden ser, en algunos casos, pequenos tiranos.
El duque sonrio.
– Desplegare un adecuado estilo pomposo.
– Podrias mencionar tu amistad con el rey.
– Buena idea. Sin embargo no mencionare tu amistad con el principe de Gales.
Julius sonrio de oreja a oreja.
– Muy sabio -las escapadas libidinosas del principe no se eran tenidas en alta estima por los miembros del gobierno-. Aunque tal vez no sea necesaria una nota. La mayoria de consules son atentos con todos sus compatriotas.
– Lo consideraremos como un seguro. La tarea de Lady Grafton no sera facil, y si su hermano ha muerto…
– La pobre chica estara desconsolada -termino la frase la duquesa, cuando entro en la habitacion acompanada por el frufru de la seda lila-. Aunque, ?que probabilidades tiene de sobrevivir en ese clima insalubre?
– Es joven -apunto Julius, enrollando los mapas-. Puede que se sobreponga a las malas condiciones.
– Solo nos queda rezar -suspiro su madre-. Una lastima, como si Elspeth tuviera la necesidad de viajar tan lejos -y senalo los mapas que Julius llevaba en la mano con una inclinacion de cabeza-. Veo que habeis estudiado la ruta.
Darley enrollo una cinta de cuero alrededor del rollo.
– Si. Solo estamos esperando la marea.
– ?Estamos? -la cara de la duquesa se ilumino.
– No es el