Y encontrar a Will y traerle a casa sano y salvo era un viaje espantoso y abrumador… sin garantias.
Estaba muerta de cansancio, tenia los nervios de punta, todas sus sensaciones se habian redoblado en intensidad despues de la pasada noche. Pero llorar no solucionaria nada. Poco importaban los mares de lagrimas que derramara, no estaba segura del amor de Darley ni del estado en que se encontraba Will.
Debia tranquilizarse. Respiro hondo, se alejo de Sophie.
– Ya he acabado de llorar -le dijo, ofreciendole un amago de sonrisa-. Pronto estare bien. Es solo que he dormido poco.
– Pobre pequena. Cualquiera puede ver que esta cansada. Metase en la tina grande que esta alli -le indico Sophie, desabrochando la bata de Elspeth-, y descanse mientras la bano.
– Nos manda a Marruecos en su barco -una declaracion sencilla, informativa, tan falta de emocion como pudo ingeniarselas-. Su secretario se ocupara de nuestro bienestar.
– Eso he oido. -Sophie dejo caer la bata por los brazos de Elspeth-. Todo el mundo corretea escaleras abajo.
– Es muy gentil por su parte dejarnos el
– Si, es muy amable. Espero que sea un barco magnifico. Sus intenciones son buenas -dijo Sophie y fruncio el labio superior con desden cuando le despojo de la bata.
– No te enfades, Sophie. Ni siquiera esperaba eso.
– Con hombres como el marques, es mejor no esperar demasiado. Solo piensan en ellos y siempre lo haran. No quiero decir que falten al respeto… eso es todo lo que saben… hacer lo que les place. -Sophie dejo la bata sobre una silla dorada.
– Mientras nosotras no hemos disfrutado de esa ventaja.
– O desventaja, en mi opinion -replico Sophie, guiando a Elspeth hacia la banera-. Si uno es demasiado egoista, se esta vendiendo al diablo, asi lo veo yo.
– Es posible -aunque Elspeth era renuente a criticar a Darley cuando tantos otros hombres de su clase no eran mejores que el, y muchos, como su marido, eran mucho peores-. En cualquier caso, tenemos que darnos prisa -observo Elspeth, avanzando, con un estado animico un tanto mas alegre. Era util poner las cosas en la perspectiva adecuada… Darley era un autentico angel comparado con Lord Grafton.
Al pensar en su marido arisco y de mal genio, Elspeth casi sintio una oleada de alivio por emprender un viaje que la llevaria fuera de Inglaterra, siempre y cuando encontrara a Will con buena salud… Tocaba madera.
Cuando dejaran atras Inglaterra, Grafton ya no podria tocarla.
Que gratificante era pensar en esa libertad.
– Dime que Will se encuentra mejor -dijo Elspeth, poniendo un pie en el agua humeante, necesitando consuelo por las circunstancias inquietantes que rodeaban a su hermano.
– Estara mejor, sin duda -le contesto Sophie.
Elspeth se hundio en aquel calor tranquilizador.
– Y no volveremos a ver a Grafton.
– Se lo pido a Dios y a todos los arcangeles del cielo, que asi sea. Ahora sostenga el pelo en alto, preciosa, para que no se le moje. No hay tiempo para secarlo.
Capitulo 26
Darley estaba sentado a la mesa, frente a la ventana, bebiendo a sorbos su cafe, cuando ella entro en el dormitorio.
Dejo la taza y se levanto con una sonrisa en los labios.
– Parece que te has refrescado. Este color te sienta bien.
Elspeth llevaba un sencillo vestido largo de seda marron y cuello y punos de encaje de color crudo. El color sombrio contrastaba con su tez palida y su cabello dorado.
– Gracias. Me siento como nueva. Gracias por pensar en el bano.
– De nada -le tendio una silla como si fueran conocidos de hacia mucho tiempo, como si a menudo desayunasen juntos-. Espero que estes hambrienta.
– Me muero de hambre -contesto Elspeth, examinando la cantidad imponente de comida mientras se sentaba a la mesa.
– ?Cafe o te?-le pregunto y tomo asiento enfrente de ella, indicandole los dos botes-. Te, si no recuerdo mal.
– Si, por favor.
– La mitad de leche, dos cucharadas de azucar. ?Lo recuerdo bien?
– Perfectamente -habian tomado el te la semana que habian pasado en Newmarket.
– No se que lo te apetece desayunar. Por favor, sirvete.
El tambien habia tomado un bano, aun tenia el pelo humedo, no como el suyo, que Sophie no le habia dejado mojarse y le habia recogido en la nuca con un lazo. Darley llevaba un abrigo azul muy fino, el lino pristino, el panuelo del cuello impecablemente anudado, el chaleco y los bombachos, ambos color canela y hechos a medida. Apreto las manos y las dejo encima del regazo para luchar contra el impulso de lanzarse en sus brazos y declararle con pasion su amor eterno. Que verguenza pasaria si se dejaba llevar por sus emociones.
La mirada de Darley se encontro con la suya como reaccion a su silencio repentino.
– ?Prefieres que te sirva yo?
– Si, gracias.
El levanto la mirada al oir el tono de su voz, a punto de coger una loncha de bacon.
– ?Te encuentras bien?
Elspeth se esforzo en sonreir.
– Solo estoy un poco cansada. Dormire cuando estemos a bordo.
– No deberia haberte mantenido despierta toda la noche. Mis disculpas.
– Yo te mantuve despierto. No tienes que disculparte.
– En cualquier caso, me hiciste muy feliz.
Ella no podria haber utilizado una palabra mas anodina. Para expresar sus sentimientos, habria tenido que recurrir a mil superlativos mucho mas electrizantes. Pero asi era la alta sociedad. Aquel era Lord Darley, sentado frente a ella… un hombre que solo se entretenia con las mujeres. Tenia que mostrar unos modales tan buenos como los de el.
– Has conseguido que mi estancia en Londres sea deliciosa. Recordare la pasada noche con carino.
?Por que le molestaban sus comentarios amanerados?
?Por que no estaba contento de que ella se tomara ese adios con aplomo? ?Acaso no habia sentido siempre aversion por las mujeres que le montaban escenas superfluas al separarse? ?No le desagradaban los amantes que se reclamaban entre si? Si, la respuesta era si, y con todo… habria deseado que ella sintiera un poco lo mismo que el estaba sintiendo.
El hubiera preferido que se sintiera tan… busco la palabra apropiada… y finalmente se decidio por
Ese sentimentalismo nunca funcionaria.
Necesitaba un trago.
Apartandose de la mesa, Darley murmuro:
– Han olvidado mi brandy -camino hacia la puerta, la abrio y llamo por senas a un lacayo que revoloteaba por alli.
La perspectiva de una bebida le calmo o tal vez desvio el preocupante rumbo que estaban tomando sus pensamientos. Recuperando un estado animico mas familiar, Darley pudo conversar otra vez acerca de naderias